El cerebro humano más extraordinario que se haya visto

El cerebro perteneció a un paciente del North Texas State Hospital. Si bien el frasco que lo contiene conservado fue etiquetado con un número de referencia, el microfilm con los registros médicos del paciente se ha perdido

Una vez que uno sabe qué es lo que muestra la imagen, la foto del objeto gelatinoso asume una terrible gravedad. Se trata de un cerebro humano adulto que totalmente plano, sin las crestas y pliegues tan característicos del órgano más complejo de nuestra especie.

El North Texas State Hospital es un hospital para enfermos mentales, y debido a que los expedientes médicos desaparecieron, quizás nunca sepamos cómo vivió su vida esta persona con un cerebro así.

Él o ella vivió en dicho hospital en 1970, y aunque los científicos han visto este tipo de cosas antes, ningún caso tan drástico como este.

El fotógrafo Adam Voorhes pasó un año tratando de localizar más información sobre este y cerca de 100 otros cerebros humanos que contiene una colección de la Universidad de Texas, Austin. Pero fue en vano. La etiqueta en el frasco establece que el paciente tenía agiria: falta de circunvoluciones y surcos, las crestas y los pliegues formados por la corteza cerebral normalmente arrugada. Esta enfermedad rara, también conocida como lisencefalia, a menudo conduce a la muerte antes de cumplir los 10 años. Puede causar espasmos musculares, convulsiones y, ya que reduce considerablemente la superficie de esta parte clave del cerebro, una serie de dificultades de aprendizaje.

David Dexter, que dirige el Banco de Cerebros de Parkinson del Reino Unido en el Imperial College de Londres, dice que nunca ha visto nada como esto antes: «Tenemos extraños individuos en los que faltan ciertos surcos, pero nada en la medida de este cerebro». Dexter dice que no le sorprende la persona sobrevivió a la edad adulta ya que el cerebro es muy adaptable, aunque supone que habría efectos perjudiciales.

A principios de este año, la Universidad de Texas, hizo la entrega de un equipo de resonancia magnética para documentar en detalle la estructura de los cerebros de la colección. Mientras que esto nos puede enseñar más sobre el cerebro, la identidad de la persona que tuvo este extraordinario cerebro —y los detalles de su vida— parece haberse perdido para siempre.

Fuente: New Scientist. Aportado por Eduardo J. Carletti

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