Los nubarrones de Cabo Cañaveral son especialmente densos en este otoño caliente en el que la NASA se juega su ser o no ser. Todo parece listo para el primer ensayo del Ares I, el nuevo cohete de casi 100 metros de altura que el lunes apuntaba hacia el cielo. Pero el mal tiempo y la incertidumbre sobre el programa espacial pueden deslucir un lanzamiento condenado de antemano al olvido
«No hay nubes sobre el Ares, salvo las que pueda traer el mal tiempo», declaró Doug Cooke en la antesala del lanzamiento previsto para hoy (con una segunda ‘ventana’ abierta el miércoles, en caso de aplazamiento). «La NASA está totalmente comprometida y en el equipo corre la adrelalina. Este ensayo es muy significativo y hemos puesto todo nuestro empeño en que sea un éxito».
El propio Cooke admitió sin embargo que no hay una decisión tomada sobre el futuro del cohete y que cualquier comentario pecaría de «prematuro». El estreno del Ares I se produce cuatro días después de que la comisión de expertos del presidente Obama recomendara la «privatización» del programa especial y propusiera una alternativa menos costosa y más rápida al programa Constelación desarrollado durante la era Bush.
Un cohete cuestionado
El Ares I era precisamente la punta de lanza del programa auspiciado por el ex administrador de la NASA Michael Griffin cuando anunció su propósito de enfilar con vuelos tripulados a la Luna en el 2020. El Ares ha sido diseñado para impulsar la futura cápsula Orion, deudora del programa Apolo. Numerosos problemas técnicos y económicos demoraron el primer ensayo del cohete, cuestionado por un nutrido grupo de ingenieros aeroespaciales.
El Ares I mide casi 100 metros de altura, diez metros más que la Estatua de la Libertad. En su lanzamiento previsto para el martes (a las ocho de la mañana en Cabo Cañaveral, una de la tarde en España), el cohete alcanzará una altitud máxima de 150.000 pies (45.720 metros) antes de caer en picado en aguas del Atlántico.
El ensayo afectará sólo a la primera fase del cohete, elaborado a partir de una modificación del motor con combustible sólido empleado en el programa del transbordador espacial. El vuelo durará aproximadamente dos minutos y medio, y unos 700 sensores medirán todos los detalles técnicos.
«El vehículo está en perfecta forma y no esperamos mayores problemas», vaticinó el director de lanzamientos de la NASA Jeff Spaulding, con la mirada puesta en la emblemática rampa de Cabo Cañaveral. «Se trata de una primera oportunidad para comprobar sus características de vuelo y poner a prueba todas las operaciones de control desde tierra».
No mandará naves tripuladas antes de 2017
Aunque el Ares superara la primera prueba con éxito, se estima que no estaría listo para mandar naves tripuladas fuera de la órbita terrestre por lo menos hasta el año 2017, lo que crearía una brecha de siete años tras la jubilación del transbordador espacial en el 2010.
Oficialmente, a los transbordadores espaciales les quedan tan sólo seis vuelos, pero el nuevo administrador de la NASA y ex piloto del ‘shuttle’, Charles Bolden, estudia la posibilidad de prolongar artificialmente su vida y dar de paso un nuevo aliento a la Estación Espacial Internacional .
«La carrera espacial de EEUU tiene una trayectoria insostenible», fue la conclusión del informe elaborado por la comisión Augustine, que calcula que harían falta 3.000 millones de dólares adicionales al año para mantener vivo el programa de exploración espacia de la NASA.
Los diez expertos proponen abrir la espita a la participación privada y poner en marcha un programa alternativo y más barato que el Constelación para poder empezar con nuevos vuelos experimentales en el 2016. La NASA se podría ver pues en la tesitura de renunciar al proyecto Ares (incluido un segundo cohete aún mayor para el lanzamiento de la carga) y aprovechar al máximo la tecnología del transnbordador espacial para rentabilizar las inversiones.
Lo expertos proponen también renunciar a los vuelos tripulados a la Luna y optar a cambio por vuelos en la órbita del satélite y con destino a uno o más asteroides, como paso previo a una misión tripulada a Marte.
Fuente: El Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti
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