Al mediodía, hora local, el submarino «Torpedo vertical» de James Cameron ingresó a través de la superficie del Pacífico occidental, llevando al explorador de National Geographic y el cineasta hacia el interior de la Fosa de las Marianas, lo más profundo de las profundidades accesibles de la Tierra, y quizás el reino más ajeno
El cineasta estadounidense James Cameron completó con éxito su expedición a la fosa de las Marianas, el punto más profundo del océano, y se convirtió en la primera persona que ha descendido en solitario a ese lugar, informó National Geographic en su página web.
Cameron, de 57 años, comenzó su descenso en un minisubmarino fabricado por su equipo de ingenieros en colaboración con National Geographic a primera hora local del lunes y tocó fondo un poco antes de las 22.00 GMT del domingo.
El viaje
«Es un mundo totalmente alienígena». Así ha descrito el cineasta James Cameron el desconocido paisaje que vio al descender a la Fosa de las Marianas, el lugar más profundo del océano. National Geographic acaba de difundir las primeras imágenes captadas por el director de Titanic y Avatar en su histórico viaje a lo que él mismo ha definido como ‘la última frontera del siglo XXI’, situada a 11.000 metros de profundidad, en un punto de la Fosa de las Marianas conocido como abismo Challenger.
Durante más de tres horas, el cineasta-explorador pudo moverse por el fondo a bordo del Deepsea Challenger, un sumergible de siete metros de largo y 12 toneladas de peso y con forma de torpedo y que, a diferencia de otros batiscafos, tiene una gran movilidad. Según explicó Cameron, tocó fondo en una zona lisa cubierta de fango y desde allí empezó a moverse para «ascender una loma» y pasar a otras áreas.
Provisto de cámaras de alta resolución en 3D y un panel de focos LED de dos metros y medio de largo, el sumergible es capaz de iluminar los oscuros fondos y observar el inhóspito territorio.
‘Muchos de los animales que viven allí están adaptados a la presión extrema que existe en esas profundidades y a la oscuridad total», ha explicado Cameron. «Generalmente son criaturas blancas, sin pigmentación en la piel. Algunos tienen ojos para percibir la bioluminiscencia, otros sencillamente no tienen ojos».
Entorno extremo
Cameron, que ha estado preparando la expedición durante siete años con el equipo de ingenieros del proyecto Deepsea Challenge de National Geographic, tiene intención de estudiar los aspectos biológicos y geológicos de esos extraños fondos marinos donde las condiciones de presión —1.100 veces mayor que en superficie— y de oscuridad y temperatura hacen que todo sea diferente a lo que se puede encontrar en otros lugares.
Cameron prepara un documental de divulgación sobre la aventura para National Geographic, pero el principal objetivo de la campaña es avanzar en el conocimiento de los abismos marinos, que ocultan ecosistemas desconocidos para la ciencia.
Cameron afirmó a la prensa tras retornar de su inmersión: «No he encontrado grandes organismos como medusas o peces del tipo que he visto en otras inmersiones profundas. Pero es que el punto al que he llegado es extremadamente lejano y aislado. Tampoco se veían en el fondo los habituales rastros y huellas de gusanos y pepinos de mar que hay en otros lugares. De hecho, lo más grande que he visto eran anfípodos que no pasaban de una pulgada [2,54 centímetros]».
Sin embargo, asegura Cameron, no se trata de buscar «calamares gigantes y cosas de ese tipo». Para el cineasta, es mucho más interesante estudiar los pequeños seres y los microbios de esos lugares, cuyas adaptaciones a ese entorno extremo pueden aportar interesantes revelaciones a la ciencia.
Uno de los objetivos es recoger muestras de rocas, organismos y aguas del fondo. El Deepsea Challenger va dotado de diversos sistemas para tomarlas. Una de ellas es un brazo robótico. Durante la inmersión el sistema hidráulico tuvo algunas dificultades y la puerta de la cámara donde se guardan las muestras no cerró bien, explicó Cameron. Pero restó importancia a este contratiempo o al hecho de no haber encontrado nada «sorprendente» en esta primera ocasión. Según el cineasta, se trata de una primera inmersión, para probar la nave y demostrar su fiabilidad. «Vendrán muchas más inmersiones y encontraremos regalos de la naturaleza. Los buceadores sabemos que hay que tener paciencia y que una inmersión es sólo una inmersión», aseguró.
Cameron está convencido de que su expedición abre el camino para una nueva frontera de la exploración en el siglo XXI, un lugar remoto y menos conocido que la Luna.
El cineasta, de hecho, asegura que al ver el paisaje desolado en este abismo marino, sintió algo similar a lo que debió experimentar Neil Armstrong al dar aquel ‘primer paso para un hombre y gran salto para la Humanidad’ hace más de cuatro décadas en la misión Apolo XI: «Es todo muy lunar, un lugar desierto y muy aislado. Mi sensación fue de total soledad y aislamiento del resto de la humanidad, me sentí como si en un solo día hubiera viajado a otro planeta y regresado».
Disfrutar de la aventura
Cameron también ha bromeado sobre el hecho de que, por fin, pudo disfrutar de la inmersión: «Cuando Armstrong volvió de la Luna dijo que había estado tan preocupado por todas las cosas que tenía que hacer que no se dio cuenta de que estaba en la Luna hasta que tuvo que volver. A mí me pasó lo mismo la primera vez que bajé a ver el Titanic hundido. No pude disfrutar de aquello. Hoy he estado durante horas tan atareado en el descenso que he tenido la misma sensación. Pero al final, ahí abajo, he tenido un momento de quietud para mirar y darme cuenta de donde estaba, qué lejos había llegado y que solo estaba. Sobre todo ha sido soledad lo que he sentido».
Cameron explica en el vídeo difundido por National Geographic que la presión en la Fosa de las Marianas es tan extrema que el submarino «se comprime unos 8 centímetros cuando llega al fondo del océano por la presión, y la esfera en la que viajo yo también encoge, de hecho la ventana por la que miro se viene hacia mí». A esa profundidad, la presión es de 1.100 kilogramos por centímetro cuadrado.
Dentro del Deepsea Challenger, Cameron va enclaustrado en una esfera blindada de acero que le protege, pero que sólo tiene 109 centímetros de diámetro, por lo que no puede mover brazos y piernas. Según el cineasta, existen riesgos, pero estos se han gestionado para que sean los mínimos posibles con la ayuda de la tecnología. El cineasta es un veterano de las inmersiones a gran profundidad. Ha bajado más de 70 veces en otros batiscafos para reconocer los restos del Titanic y otros pecios, y es buceador desde su adolescencia en Canadá.
Cameron tardó dos horas y media en bajar a la Fosa de las Marianas y una hora y diez minutos en ascender, además de las tres horas que pasó en el fondo. Es el primer hombre que baja en solitario a y el tercero en lograrlo. Los anteriores fueron el suizo Jacques Piccard y el estadounidense Don Walsh, que lo hicieron en 1960 a bordo del batiscafo ‘Trieste’. Piccard ya falleció, pero el octogenario Don Walsh sigue vivo y colabora con Cameron en la expedición. De hecho, fue la primera persona a la que el cineasta se dirigió tras volver de las profundidades.
El primero que avistó al Deepsea Challenger saliendo del mar fue el cofundador de Microsoft Paul Allen. Amigo íntimo de Cameron, se ha unido a la expedición y lo localizó desde el helicóptero con el que sobrevolaba la zona.
Fuente: National Geographic. Aportado por Eduardo J. Carletti
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- Artículo en National Geographic