Muestras recogidas por el biólogo británico Charles Darwin, en su viaje alrededor del mundo con el capitán Robert Fitz-Roy a bordo del ‘Beagle‘, han sido localizadas después de permanecer 168 años en el olvido en un cajón, y sus imágenes ya están disponibles on-line para todo el mundo
El hallazgo de este ‘tesoro’ se produjo por casualidad, cuando el paleontólogo Howard Falcon-Lang, de la Universidad de Londres, curioseaba en un viejo mueble de la sede del Instituto Geológico Británico (BGS, en sus siglas en inglés).
«Andaba revisando, cuando me encontré con algunos cajones que decía que había plantas fósiles sin registrar, y no pude contener la curiosidad».
En el interior había cientos de soportes de cristal en los que se habían ensamblado plantas fosilizadas cortadas en finas láminas, preparadas para su estudio por el microscopio. Para su sorpresa, en algunas de ellas estaba inscrito el nombre ‘C. Darwin Esq.’. En una, incluso, se podía leer que la había recogido en la isla chilena de Chiloé.
Otras piezas habían sido donadas por otros exploradores y científicos que en la segunda mitad del siglo XIX acudieron al Servicio para que fueran catalogadas.
Al parecer, Darwin encargó esa engorrosa tarea a su amigo y colega Joseph Hooker, un botánico que durante un tiempo trabajó en el BGS. Pero a Hooker se le acumuló el trabajo de tal forma que, finalmente, aunque ensambló las muestras en los soportes de cristal, no pudo registrarlas.
Según cuenta la institución en su web, Hooker se casó por aquel entonces con la hija del mentor de Darwin en Cambridge, Revd John Henslow, lo que le habría quitado tiempo de trabajo. Además, en 1848 se fue de expedición al Himalaya, dejando su empleo, y los cajones con los fósiles (por cierto, en un mueble de Henslow) quedaron olvidados.
Tras varios cambios de lugar, desde hace medio siglo se llenaban de telarañas en los sótanos del Instituto Geológico Británico, de donde los ha rescatado Falcon-Lang.
Fuente: El Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti
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