Experimentos de la Universidad de Bologna suman evidencia sobre la forma en que nuestro cerebro concibe el tiempo
La próxima vez que se encuentre atascado en una reunión interminable, acelere el tiempo (al menos la percepción que tiene de él) usando un par de lentes que tuerzan su vista a la derecha.
Lentes prismáticos que ajustan la visión diez grados a la izquierda, permiten experimentar el efecto contrario, ralentizando la percepción del tiempo. Así lo declara un nuevo estudio recientemente publicado online en Psychological Science.
En el estudio, los voluntarios primero utilizaron lentes prismáticos mientras apuntaban hacia una lapicera en la periferia de su vista reiteradas veces. Esto provocó que sus cerebros se ajustaran de forma acorde, alternando su visión del mundo a la derecha o a la izquierda (la dirección opuesta a la variación del lente). Luego, los voluntarios realizaron una simple tarea, en la que observaron un cuadrado azul titilar en una pantalla de computadora. Se les solicitó que presionen la barra espaciadora, con lo cual aparecía un cuadrado rojo; y que lo mantuvieran en la pantalla por el mismo tiempo que el cuadrado azul, cuya presencia variaba entre 1,6 y 2,4 segundos.
Las personas con su visión alterada hacia la derecha sobreestimaron los intervalos cortos por 113 milisegundos por sobre el promedio. Aquellos con la variación hacia la izquierda tendieron a subestimar el tiempo por 131 milisegundos por debajo del promedio. Ellos demostraron la misma tendencia en una tarea, en la cual les pidieron estimar la mitad de la duración del cuadrado azul.
Liderado por Francesca Frassinetti en la Universidad de Bolonia, Italia, el estudio forma parte a la evidencia creciente de que nuestros cerebros representan tiempo y espacio de modo similar. Pacientes que sufren daños cerebrales que les impiden percibir parte de su campo visual, tienen problemas para estimar el tiempo. El estudio también complementa la idea de que contemplamos los períodos de tiempo crecientes como si se movieran de derecha a izquierda.
Fuente: Short Sharp Science. Aportado por Matías Buonfrate
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