Un estudio respalda la teoría de que nuestro satélite se originó a partir de los escombros producidos tras un impacto entre la Tierra y otro planeta. Se analizaron los isótopos de oxígeno de rocas traídas por las misiones Apolo
En los inicios del Sistema Solar, hace unos 4.500 millones de años, la Tierra fue impactada por un objeto celeste, posiblemente otro planeta pero de menor tamaño, al que se le ha dado el nombre de Theia. A partir de los escombros que se produjeron durante ese choque brutal se formó la Luna. Esta hipótesis, conocida como la Teoría del Gran Impacto, es la más aceptada entre los científicos para explicar el origen de nuestro satélite.
Sin embargo, hasta ahora no tenían pruebas para demostrarlo.
Los astrofísicos piensan que cada planeta del Sistema Solar tiene una composición isotópica distinta. La mayoría de los modelos científicos estiman que la Luna está compuesta en un 70-90% por material procedente de Theia (que estiman que tendría un tamaño parecido a Marte), y en un 10-30% por restos terrestres.
Si nuestro satélite se formó a partir de material procedente de dos cuerpos planetarios, tendría que tener una composición que se diferencie a la de la Tierra, pero hasta ahora los análisis realizados habían mostrado casi idéntica. Así que el principal obstáculo para validar la hipótesis del Gran Impacto es que no habían encontrado huellas de los escombros del planeta Theia con el que supuestamente se produjo el choque.
Ahora, un equipo de científicos alemanes ha hallado por primera vez diferencias en su composición, un resultado que, según explican esta semana en la revista Science, respalda esa teoría sobre la formación de nuestro satélite.
El equipo liderado por Daniel Herwartz realizó un análisis de los isótopos de oxígeno que contienen las rocas que recogieron de la superficie lunar los astronautas de las misiones Apolo entre 1969 y 1972. «Las diferencias son pequeñas y difíciles de detectar, pero existen», ha declarado Herwartz.
Según explican en este estudio, que será presentado la próxima semana en la Conferencia de Geoquímica Goldschmidt de California, primero analizaron muestras lunares que habían llegado a la Tierra en forma de meteoritos. Sin embargo, estas muestras estaban contaminadas por el contacto con nuestro planeta, por lo que decidieron usar muestras recogidas directamente en la Luna. En concreto emplearon rocas traídas durante las misiones Apolo 11, 12 y 16.
La composición del planeta Theia
«Ahora podemos estar razonablemente seguros de que ese gran impacto tuvo lugar», señala Herwartz. En segundo lugar, destaca que el análisis de isótopos de oxígeno que realizaron les ha dado por primera vez pistas sobre la posible composición geoquímica de Theia, que parece que es similar a lo que en la Tierra llamamos condritas de tipo E. Los datos de su estudio sugieren que es posible el porcentaje de escombros que la Tierra y Theia aportaron a la Luna sea de un 50% cada uno, y no 70-30%. Por ello, su siguiente objetivo será averiguar cuánto material procedente de Theia hay en la Luna.
Según destaca Jesús Martínez-Frías, investigador del Grupo de Meteoritos y Geociencias Planetarias del CSIC, esta investigación «supone un avance importante no sólo en relación con la formación impactogénica de la Luna, sino también para confirmar la importancia de los impactos en la coevolución de la Tierra, la Luna y probablemente otros planetas interiores, como Marte».
Para el director de la Red Española de Planetología y Astrobiología (REDESPA), este tipo de trabajos muestran «una vez más que la geoquímica de isótopos estables, en este caso de los isótopos de oxígeno, constituye una herramienta fundamental en la caracterización ambiental y paleoambiental de procesos planetarios a distintas escalas». En su opinión, «cualquier estudio sobre planetología comparada debe tener en cuenta la caracterización de la composición de nuestro espacio cercano a la Tierra (incluyendo la Luna y los asteroides a través de los estudios de meteoritos sobre todo condríticos)».
Para averiguar cuánto material procedente de Theia hay en la Luna, explica Martínez-Frías, habrá que «estudiar a fondo los meteoritos lunares (lunaitas), comparar los resultados con las rocas Apolo y probablemente también realizar nuevos estudios en próximas misiones tripuladas a nuestro satélite».
Fuente: El Mundo y otros sitios. Aportado por Eduardo J. Carletti
Más información:
- Nuevos estudios respaldan la teoría de que el material que compone la Luna fue parte de la Tierra
- Nuestra Luna podría haber sido originada por una colisión lenta
- La luna más rara
- El agua en la Tierra y la Luna proviene del mismo origen, los meteoritos
- Un enorme cráter, y el más profundo, deja al descubierto una antigua Luna, oculta hasta ahora