Es el turno del autor británico, fallecido en 2008, de protagonizar —de algún modo— uno de los viajes que describió tan bien en sus historias
Con sus novelas, Arthur C. Clarke ha permitido a todos sus lectores viajar al espacio más profundo. Sus protagonistas han explorado, de la mano del lector, desde la luna Titán de Saturno hasta las rojizas arenas de Marte. Ahora es el turno del autor británico, fallecido en 2008, de protagonizar uno de esos viajes. Varios pelos de Clarke viajarán al Sol a bordo de la nave Sunjammer, en homenaje a su obra homónima (traducida al español como El viento del sol), propulsada gracias a una vela solar que aprovechará la energía del Sol.
En El viento del Sol, de 1964, Clarke ya parecía anticiparse a este viaje: «La vela estaba tiesa, su superficie de espejo brillaba y relucía gloriosamente hacia el Sol. Parecía complicado de comprender que este frágil espejo pudiera desprenderse de la Tierra únicamente gracias al poder del sol que podía atrapar». No era consciente de que, tras su muerte, sería partícipe de ese espectáculo que imaginó en su novela.
En el año 2000 ya se ofreció a participar y enviar uno de sus pelos a que se ‘chamuscaran’ junto a la superficie del Sol. «Aquí os envío los pelos. Os daría más, pero no tengo muchos para compartir», escribió en una carta tras enviárselos a Charles Chafer, director de Space Services Holdings, una de las empresa que desarrolla el proyecto.
El viaje está previsto que se realice a finales de 2014, y está organizado por la empresa Celestis, que envía cenizas de fallecidos al espacio. El diseño y desarrollo de la nave corren a cargo de la NASA y la empresa Space Services Holdings, que colabora con Celestis.
Clarke no será el único ni el primero que viajará al espacio una vez fallecido. Las cenizas del novelista Hunter S. Thompson fueron enviadas al espacio desde su granja en Colorado.
Fuente: El Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti
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