Desde que se observó en 1998, en un experimento del transbordador espacial, lo que parecía ser una variedad anormalmente pesada de la materia, se comenzó una caza de más material así. Ahora, la búsqueda de la llamada «materia extraña» en material del suelo lunar ha concluido sin suerte, poniendo en duda que exista
El modelo estándar de la física de partículas describe seis tipos de quarks, incluida los quarks top (arriba o cima) y bottom (abajo o fondo) que conforman los protones y los neutrones, y se encuentran dentro de los átomos ordinarios. Los físicos han teorizado mucho sobre una materia extraña que contendría, además, quarks extraños. La materia extraña es más pesada y más densa que la materia ordinaria, ya que el quark extraño tiene aproximadamente 10 veces la masa de los quarks de la materia normal.
Algunas estrellas de neutrones —densos restos de una supernova— en realidad podrían estar hechas de materia extraña. Si dos estrellas chocan, podrían arrojar al espacio trozos de materia extraña llamados strangelets. «Usted podría encontrar materia extraña flotando en el espacio», dice Jack Sandweiss, físico de la Universidad de Yale.
El Espectrómetro Magnético Alfa (AMS-01), que voló en el transbordador espacial Discovery, parece haber detectado un strangelet. Era un núcleo como el del oxígeno, pero con tres veces su masa. Los retrasos en llevar al espacio el instrumento AMS-02, más avanzado, después de la catástrofe del transbordador Columbia, han hecho que este resultado no se haya confirmado. Así que Sandweiss recurrió a un tipo totalmente diferente de detector: la Luna. Nuestro satélite no tiene campo magnético que desvíe las partículas cargadas, así que cualquier strangelet que llegase allí golpearía la superficie y permanecería incrustado en el lugar.
El equipo de Sandweiss tomó 15 gramos de suelo lunar traído por las misiones Apolo y aceleró los granos haciéndolos pasar cerca de un poderoso imán. Cualquier strangelet que estuviese presente allí se curvaría menos en el campo magnético que la materia normal; pero no se observó ninguno. (www.arxiv.org/abs/0903.5055). «Si lo del AMS-01 fue un hecho real, no lo hemos encontrado», dice Sandweiss.
El estudio fue diseñado para encontrar el oxígeno tipo strangelet que aparentemente observó el instrumento AMS-01. Es posible que otros strangelets hayan pasado sin ser vistos. La cuestión podría resolverse cuando se traslade el AMS-02 a la Estación Espacial Internacional el próximo año. «Entonces finalmente podremos responder la pregunta», dijo Sandweiss. «La manera correcta de hacer esto, realmente, es con el AMS.»
Fuente: New Scientist. Aportado por Eduardo J. Carletti
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