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Descubren una onda gigante en la atmósfera de Venus

La onda ha tenido una velocidad de más de 350 km/h. Los fuertes vientos superficiales son los causantes de esta ola.

Una onda gigante que se ha llegado a estirar 10.000 kilómetros a lo largo del planeta ha sido capturada por la sonda japonesa Akatsuki. Las imágenes fueron fechadas en diciembre de 2015 y han sido publicadas por un grupo de científicos nipones en la revista Nature Geoscience.

Además de ser una de las ondas más grandes jamás registradas dentro del sistema solar, también se ha caracterizado por tener una gran velocidad (350 km/h). Ésta última es más rápida que la de la velocidad de rotación del planeta.







El recorrido de esta gran ola ha sido desde el polo norte del planeta, pasando por el ecuador, hasta llegar al sur de este. La causa por la que los científicos creen que se ha producido este hecho insólito es por los fuertes vientos superficiales y opinan que estas grandes ondas son capaces de modificar el clima del planeta. Según el documento recogido en la revista Nature Geoscience, el equipo científico que trabaja con la nave japonesa aclara que «estas ondas pueden llegar a alcanzar una escala muy grande, convirtiéndose en la más grande que hayamos observado».

Fuente: El Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti

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Descubrimiento en Marte: «Raro punto caliente para la vida: agua, calor, nutrientes»

‘Nos atrajo este sitio porque parecía que podría albergar algunos de los ingredientes clave para la habitabilidad: agua, calor y nutrientes’, dijo el autor principal Joseph Levy.

Una extraña depresión en Marte podría ser un nuevo lugar para buscar signos de vida en el Planeta Rojo, según un estudio de la Universidad de Texas en Austin. Es probable que la depresión haya sido formada por un volcán debajo de un glaciar, y podría haber sido un ambiente cálido, rico en químicos y adecuado para la vida microbiana.

«Nos atrajo este sitio porque parecía que podría albergar algunos de los ingredientes clave para la habitabilidad: agua, calor y nutrientes», dijo el autor principal Joseph Levy, un asociado de investigación en el Instituto de Geofísica de la Universidad de Texas, una unidad de investigación de la Escuela de Geociencias de Jackson.

La depresión está dentro de un cráter posado en el borde de la cuenca de Hellas en Marte y rodeado por depósitos glaciales antiguos. Llamó la atención de Levy por primera vez en 2009, cuando notó rasgos de grietas en unas imágenes de depresiones tomadas por el Mars Reconnaissance Orbiter que parecían similares a las «calderas de hielo» en la Tierra, formaciones encontradas en Islandia y Groenlandia que son hechas por volcanes en erupción bajo una capa de hielo. Otra depresión en la región de las Galaxias Fossae de Marte tenía una apariencia similar.

«La forma de estos terrenos nos llamaron la atención debido a que tienen un aspecto extraño. Están fracturados concéntricamente, por lo que parecen un ojo de toro. Esto puede ser un patrón muy distintivo que se puede ver en los materiales de la Tierra», dijo Levy, que fue un investigador postdoctoral en Portland State University, cuando vio por primera vez las fotos de las depresiones.

Pero recién este año él y su equipo de investigación pudieron analizar más a fondo las depresiones, usando imágenes estereoscópicas, para investigar si las depresiones fueron hechas por una actividad volcánica subterránea que derritió el hielo superficial, o por el impacto de un asteroide. El colaborador del estudio Timothy Goudge, becario postdoctoral del instituto, utilizó pares de imágenes de alta resolución para crear modelos de elevación digital de las depresiones que permitieron un análisis en profundidad de su forma y estructura en 3-D. También participaron en el estudio investigadores de la Universidad de Brown y Mount Holyoke College.







«La gran contribución del estudio fue que pudimos medir no sólo su forma y apariencia, sino también cuánto material se perdió para formar las depresiones. Esa vista 3D nos permite comprobar las ideas de si es volcánica o de impacto», dijo Levy.

El análisis reveló que ambas depresiones compartían una forma inusual de embudo, con un amplio perímetro que se estrechaba gradualmente con la profundidad.

«Eso nos sorprendió y nos llevó a pensar mucho sobre si eso significaba que había un derretimiento concentrado en el centro que eliminaba el hielo y permitía que las cosas se vieran por los lados o, si teníamos un cráter de impacto, que comenzó con un cráter mucho más pequeño en el pasado, y por sublimación de hielo se ha ampliado el tamaño aparente del cráter», dijo Levy.

Después de probar escenarios de formación para las dos depresiones, los investigadores encontraron que es probable que se formaron de diferentes maneras. La extensión de los escombros alrededor de la depresión de Galaxias Fossae sugiere que es el resultado de un impacto; pero la historia volcánica conocida del área todavía no descarta orígenes volcánicos, dijo Levy. En contraste, la depresión de Hellas tiene muchos signos de origen volcánico. Carece de los restos circundantes de un impacto y tiene un patrón de fractura asociado con la eliminación concentrada de hielo por fusión o sublimación.

La interacción de la lava y el hielo para formar una depresión sería un hallazgo emocionante, dijo Levy, porque podría crear un ambiente con agua líquida y nutrientes químicos, ambos ingredientes necesarios para la vida en la Tierra. Él dijo que la depresión de Hellas y, en menor medida, la depresión de Galaxias Fossae, se deben tener en cuenta al buscar hábitats en Marte.

Gro Pedersen, un volcanólogo de la Universidad de Islandia que no participó en el estudio, está de acuerdo en que las depresiones son sitios prometedores para futuras investigaciones.

«Estas características realmente se parecen a los calderos de hielo conocidos de la Tierra, y sólo desde esa perspectiva deberían ser de gran interés», dijo Pedersen. «Tanto porque su existencia puede proporcionar información sobre las propiedades del material subterráneo —la posible existencia de hielo—, y debido a la posibilidad de revelar las interacciones hielo-volcán».

Fuente: Daily Galaxy. Aportado por Eduardo J. Carletti

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Objetos misteriosos con órbitas extrañas descubiertos en el Sistema Solar exterior

Un nuevo descubrimiento indica que nuestro Sistema Solar tiene más de un plano orbital, y estos otros planos podrían estar llenos de misteriosos planetoides.

Estos cuerpos permanecen ocultos en lugares hasta ahora inexplorados. Se ha descubierto más allá de Neptuno un objeto extraño, con un tamaño de aproximadamente 200 kilómetros, llamado Niku (que significa «rebelde» en chino), que no circunda el Sol en el mismo plano orbital que los planetas del sistema, informó Mateo Holman del Harvard Smithsonian Center for Astrophysics. En cambio gira alrededor del Sol en sentido inverso con una inclinación de 110 grados, en comparación con otros objetos planetarios.

«Esto sugiere que hay más en juego en el Sistema Solar exterior de lo que estamos plenamente conscientes», dijo Holman, parte del equipo que descubrió Niku. Es posible que Niku y otros objetos como él tengan otro origen diferente a los que científicos tiene en cuenta en la actualidad.


De hecho, es el segundo objeto descubierto que tiene una órbita tan retrógrada, después del descubrimiento del menos elegantemente llamado 2008 KV42 (llamado también Drac), por lo que es probable que se descubran por ahí mundos más extraños.







El misterioso 2011 KT19

2011 KT19 (apodado Niku) es un objeto transneptuniano (trans-Neptunian object, TNO) con un inusual plano orbital de 110 grados de inclinación respecto al plano orbital solar, y con un giro retrógrado en torno al Sol.

Ha sido descubierto recientemente, en agosto de 2016, por un equipo de astrónomos que utilizaban el telescopio Pan-STARRS. Enseguida se lo asoció con un supuesto Centauro de órbita también retrógrada que se había perdido de vista, al que se había designado 2011 KT19. Notablemente, es parte de un grupo de objetos que orbitan al Sol en un órbita muy inclinada. No se conocen las razones por las que se encuentra en esta inusual órbita.


Dibujo de cómo podría ser el nuevo objeto, bautizado Niku

Las características orbitales de 2011 KT19 se han comparado con las de 2008 KV42 (Drac). Las órbitas de 2011 KT19, 2008 KV42, y cuatro objetos parecen ocupar un plano en común, tres de ellos en órbita no retrógrada y tres girando en dirección retrógrada. La probabilidad de que ocurra esta alineación es de 0,016%. Esas órbitas deberían dejar el plano común en unos pocos millones de años ya que la dirección de la precesión de las órbitas retrógradas y no retrógradas va en dirección opuesta. Las simulaciones que incluyen el hipotético Planeta Nueve no mantienen un plano orbital común y ese plano no coincide con el plano de la máxima inclinación predicha para grandes objetos del gran eje semi-mayor de ese modelo.

Cómo han alcanzado estos objetos sus extrañas órbitas es un misterio. La razón por la que la mayor parte del resto de los objetos en nuestro Sistema Solar órbitan en el mismo plano se debe a que se formaron a partir de la misma nube de gas original, que giraba en una dirección en particular, creando nuestro Sol.

La imagen superior muestra el Cinturón de Kuiper y la Nube de Oort en el Sistema Solar exterior, un smog cósmico, una sopa de Oort del tamaño de algunas galaxias, que contiene el gas, el polvo, los planetesimales, los planetas y las estrellas enanas negras de masa sub-solar, en la que hay volúmenes donde de vez en cuando se ha producido una agregación de masa lo suficientemente grande como para formar una estrella funcional.

Fuente: The Daily Galaxy. Aportado por Eduardo J. Carletti

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