Una parte importante del genoma de los tardígrados son genes de otras especies

Un sexto del genoma de los ositos de agua corresponde a genes de otras especies, lo que quizás les dote de su resistencia a ambientes hostiles. Lo más increíble es que han salido indemnes de experimentos en los que se los expuso a las condiciones extremas del espacio

Los tardígrados u “ositos de agua” son un pequeños seres de ocho patas un tanto increíbles y con aspecto de no ser de este mundo. Es el único animal que es capaz de sobrevivir a las condiciones extremas del espacio. Quizás para el caso de los líquenes o seres unicelulares esta resistencia sea más plausible, pero en un ser pluricelular y complejo como este se antoja muy sorprendente.

Y no solamente sobrevive a estas condiciones espaciales extremas. Por ejemplo, estos animales pueden, por ejemplo, ser congelados a 80 grados bajo cero durante 1 a 10 años y volver a la actividad en 20 minutos después de haber sido descongelados.

Hasta ahora no se sabía las razones últimas por las cuales el vacío intenso, la temperatura extrema y la radiación no los afectan tanto como a otros seres, aunque su gran capacidad de reparación del ADN forma parte de ello. Quizás el nuevo estudio que vamos a relatar permita arrojar algo más de luz sobre el asunto.

Investigadores de la Universidad de North Carolina en Chapel Hill han secuenciado el genoma de esta criatura y han encontrado que un 17,5% de él (un sexto de su genoma, más o menos) está formado por genes procedentes de otras especies lejanas desde el punto de vista evolutivo.

Para que nos hagamos una idea, la presencia de genes foráneos en otras especies animales no suele ser más del 1%.

En biología se conocen numerosos ejemplos de transferencia horizontal de genes, pero hasta ahora no se creía que el genoma de un animal podría estar compuesto en una proporción tan grande, o alto grado, por genes foráneos, como se da en este caso. Por lo tanto, este caso sería una prueba más de que la herencia de ADN de padres a hijos sólo es una más de las posibles, y que la transferencia horizontal está mucho más presente en las especies terrestres de lo que se suponía, por lo que debe ser de gran importancia evolutiva.

Además, este descubrimiento sugiere que, quizás, la presencia de genes foráneos en este caso de los tardígrados esté conectada con la resistencia a condiciones ambientales extremas.

En total, esta criatura ha adquirido 6.000 genes de otras especies, principalmente de bacterias, pero también de plantas, de hongos e incluso de arqueas.

En otros estudios se había encontrado un caso similar de transferencia horizontal en los rotíferos, seres vivos que hasta ahora ostentaban el récord en este asunto.

Los casos del rotífero y del tardígrado nos indican que los organismos que sobreviven a condiciones de gran estrés suelen ser propensos a adquirir genes foráneos, entre los que se encuentran los procedentes de bacterias. Los autores de este estudio especulan que quizás son estos genes bacterianos los que dotan a estos animales de la capacidad de sobrevivir a condiciones extremas. Algunas especies de bacterias (extremófilas) cuentan con esta capacidad de sobrevivir a ambientes extremos desde hace miles de millones de años.

Los investigadores implicados creen que cuando los tardígrados son sometidos a condiciones de gran estrés, como en el caso de la desecación, su ADN se rompe en trozos y cuando sus células se rehidratan las membranas celulares y nucleares presentan fugas por donde pueden penetrar moléculas complejas del exterior, incluidas las de ADN de otras especies. Luego el eficiente sistema de reparación de ADN del tardígrado no sólo repara el ADN propio, sino que repara el ADN foráneo y lo incorpora adecuadamente en su genoma creándose un mosaico genético.

 

 

Normalmente visualizamos al árbol de la vida de tal modo que el material genético pasa verticalmente de madres y padres a los hijos, dice Thomas Boothby, primer autor del estudio. Y añade: “pero con la transferencia horizontal de genes siendo cada vez más ampliamente aceptada y mejor comprendida, al menos para ciertos organismos está empezando a cambiar el modo en el que pensamos acerca de la evolución, la herencia del material genético y la estabilidad de los genomas. Así que en lugar de pensar en el árbol de la vida, podemos pensar acerca de la telaraña de la vida y en material genético pasando de una rama a otra. Es excitante. Estamos empezando a ajustar nuestra comprensión de cómo funciona la evolución.”

Fuente: Neofronteras. Aportado por Eduardo J. Carletti

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