Los oceanógrafos suelen recordar a menudo que las profundidades marinas se conocen peor que la superficie de la Luna. Esta fosa alcanza los más de 7.000 metros en su punto más profundo. Quizá por ese motivo generan tanta fascinación
Al margen del viaje al punto más profundo de la Tierra —la Fosa de las Marianas— del cineasta James Cameron (quién exclamó nada más salir al exterior: ¡Es un mundo totalmente alienígena!), cada vez que una expedición científica explora alguno de estos puntos de gran profundidad vuelve a la superficie con un nuevo botín de criaturas desconocidas para la ciencia.
El último caso ha sido el de la expedición de un grupo de investigadores del Oceanlab de la Universidad de Aberdeen (Reino Unido) al punto más remoto de la fosa de las Nuevas Hébridas (actual archipiélago de Vanuatu y llamadas de esta forma en honor a las escocesas islas Hébridas).
El descenso hasta este punto del océano Pacífico inexplorado hasta la fecha y situado a más de 7.000 metros de profundidad ha revelado a los científicos que, al contrario que en las Marianas, en esta fosa no es extraño ver pulular grandes crustáceos o unos peces parecidos a los congrios —llamados brótulas— de más de un metro de longitud.
Para tomar las primeras imágenes de estas criaturas, el equipo liderado por el investigador del Oceanlab Alan Jamieson utilizó unos pequeños vehículos no tripulados que recorren el fondo marino con un cebo sobre ellos para atraer a los distintos organismos hacia las cámaras montadas sobre el vehículo. Después de 30 días tomando imágenes de estas profundidades del Pacífico, Jamieson y sus colegas observaron que la ecología y los seres vivos que habitan esta fosa difieren de los que han sido estudiados en otros puntos de gran profundidad.
Según aseguran los propios investigadores, hay unas 30 fosas profundas en todo el mundo y la mayoría de ellas se encuentran en el océano Pacífico. Los hallazgos de los oceanógrafos en la fosa de las Nuevas Hébridas incluyen grandes gambas de un color rojo brillante, brótulas grises de más de un metro de longitud y multitud de pequeños crustáceos de los que se han tomado muestras para analizarlos de vuelta en el laboratorio.
«Lo más sorprendente es que nos encontramos una ausencia total y absoluta de una de las especies más comunes en las profundidades. En cualquier fosa del Pacífico se han observado muchos ejemplares de granaderos (o colas de rata, peces de la familia Macrouridae). Pero en las Nuevas Hébridas, no hemos visto ni uno solo», explica Jamieson. «En cambio, lo que sí hemos visto son las brótulas. Normalmente aparecen en todas las fosas, pero en muy bajas cantidades. Pero alrededor de las Nuevas Hébridas, estaban por todas partes».
La explicación que han dado los investigadores es que las brótulas están habituadas a vivir en ambientes con muy poca abundancia de alimento. En cambio, los granaderos necesitan una gran fuente de alimento. «Si te fijas en dónde está situada geográficamente la fosa de las Nuevas Hébridas, se encuentra bajo aguas muy improductivas», dice Jamieson.
Fuente: El Mundo y otros sitios. Aportado por Eduardo J. Carletti
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