Anuncios en base a la enormidad de datos que llevamos dentro

En tu ADN portas pistas sobre tu salud, tus antepasados y puede que incluso tus gustos de compra

Las empresas te hacen ofertas dependiendo de tus costumbres de compra, tu edad, tu sueldo y tus actividades en los medios sociales. En el futuro podrían mandarte anuncios basándose en tu ADN.

¿Eres portador de las variantes genéticas asociadas con la intolerancia a la lactosa? Toma, Lactaid tiene un cupón para ti. ¿Los genes de la calvicie masculina? Eso lo acelera el estrés, así que quizá deberías venir a un mansaje con descuento en Jimmy’s Spa & Bath.

Una start-up con sede en Minneapolis llamada Miinome planea construir lo que denomina el primer «mercado genético humano controlado por sus miembros». La empresa, que solo tiene tres empleados y aún anda buscando de financiación, es conocida por su idea más atrevida: vender la información sobre el ADN de las personas a los encargados de marketing de las empresas.

La información digital sobre las personas está explotando, y los datos de ADN no son una excepción. Este año hasta 250.000 personas podrían tener sus genomas secuenciados completa o parcialmente, según algunos cálculos. Esa cifra, aún siendo modesta, ha crecido de forma exponencial y pronto llegarán a ser millones.

Sin embargo, aún faltan métodos aceptados para almacenar, compartir y minar los datos para aplicaciones médicas y comerciales. La idea de Miinome es un club de miembros que almacena electrónicamente los datos de ADN de personas cuyo genoma ha sido secuenciado y que a continuación deciden qué información hacen que sea disponible y con qué propósito. «Podría ser cualquier cosa desde donar su información para usos filantrópicos, como un estudio de la Asociación Americana de Diabetes, hasta ahorros en determinados productos», afirma Paul Saarinen, el ejecutivo publicitario que es director ejecutivo de Miinome.

El marketing basado en los genes aún no es factible, pero podría serlo en el futuro. Un motivo es que el coste de decodificar las partes más importantes del ADN de una persona —solo los trozos que codifican las proteínas conocido como el «exoma»— solo cuesta unos 700 dólares (unos 540 euros), y se espera que siga bajando. Miinome puede acabar ofreciendo secuenciar los genomas de la gente gratuitamente, siempre que participen en la base de datos.

Esto podría conducir a la genética humana hacia un modelo basado en los anuncios, igual que las redes sociales y los motores de búsqueda. James Ostheimer, el científico de datos que es cofundador de Miinome, afirma que las empresas de consumo de Internet como Amazon y Twitter ya han desarrollado la tecnología clave necesaria: grandes parques de servidores, software para manejar cantidades ingentes de datos personales y algoritmos para minarlos.

Un problema es que aunque la secuenciación de ADN sea barata, analizar los datos aún no lo es. Parte del trabajo aún lo hacen manualmente doctores que criban decenas de miles de letras de ADN buscando las que podrían ser la causa de una enfermedad. Dietrich Stephan, director ejecutivo de SVBio, una empresa de Foster City, California (EE.UU.) que ha desarrollado software para analizar genomas automáticamente, afirma que el volumen de datos producidos por los instrumentos modernos de secuenciación de ADN tiene abrumados a hospitales y laboratorios de análisis.

Además, aunque los investigadores médicos suelen querer ligar las diferencias genéticas a enfermedades concretas, enfermedades comunes como la diabetes se ven influidas por muchos factores, incluyendo el entorno. En consecuencia, afirma Stephan, para hacer predicciones sanitarias significativas partiendo del ADN de una persona, hará falta «utilizar todas las fuentes de datos», incluyendo el historial médico, los contaminantes y las enfermedades contagiosas a los que se ha visto expuesta una persona, puede que hasta los recibos del supermercado. «Hasta que no tengamos todos esos datos en un mismo lugar, será difícil», afirma.

Sean George, ejecutivo senior en InVitae, una empresa de San Francisco que ahora ofrece un test genético para 270 enfermedades a un puñado de hospitales, afirma que se no han secuenciado —y compartido— una cantidad suficiente de genomas para generar el tipo de análisis que los investigadores de análisis quieren. «Con cifras bajas, esos datos no son demasiado útiles», afirma. «Aunque creemos que ya estamos llegando al punto de inflexión».

Los emprendedores que hay detrás de Miinome creen que los consumidores empezarán a compartir sus datos de ADN cuando haya aplicaciones más allá de la medicina. «En general, nos gustaría que nuestros miembros se engancharan a todos las cuentas que quisieran», afirma Ostheimer. Cree que si la gente enlaza su ADN a sus cuentas de Twitter o Facebook, podrían «buscarse nuevas asociaciones», digamos que entre determinados genes y un gusto por la comida picante, por ejemplo.

Científicamente, parece un poco excesivo. Pero comercialmente puede que no lo sea. «Es una oportunidad de marketing interesante para la gente que vende comestibles o que intenta que comas en su restaurante», afirma Ostheimer.

Fuente: Technology Review. Aportado por Eduardo J. Carletti

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