La extraña atracción de los Júpiter calientes

Cuando comenzó la era espacial, los astrónomos conocían exactamente cero planetas fuera del Sistema Solar. ¡Qué diferencia hoy con el conocimiento de hace 50 años!

Los telescopios modernos con base terrestre, y la nave espacial Kepler de la NASA, han confirmado más de 850 exoplanetas, y otros miles más esperan confirmación. El ritmo de descubrimiento sugiere que «hay por lo menos 100.000 millones de planetas en nuestra galaxia», afirma John Johnson del Caltech, quien trabaja con los datos de la misión Kepler. «Eso es alucinante.»

Cuando se inició la búsqueda de exoplanetas, la atención se centró en los mundos de tipo terrestre, planetas como el nuestro que podrían albergar vida extraterrestre en sistemas solares lejanos. Sin embargo, los planetas del tamaño de la Tierra son difíciles de detectar cuando orbitan estrellas a cientos de años luz de distancia. De hecho, sólo se ha encontrado un puñado de ellos hasta ahora.

El verdadero botín son los gigantes gaseosos, especialmente los «Júpiter calientes». Son inmensos mundos que orbitan cerca de su estrella madre, y que bloquean una fracción de la luz de la estrella cuando transitan por delante. Las observaciones los «mini-eclipses» de los Júpiter calientes nos han aportado cientos de descubrimientos.

Los investigadores que al principio escarbaban el «pajar» en busca de la aguja para llegar a los casi imperceptibles mundos similares a la Tierra, se han sentido atraídos por los Júpiter calientes.

Consideremos el caso de HD189733b, descubierto en el 2005 por un equipo de trabajo en el Observatorio de Haute-Provence en Francia. Debido a que está cerca de nosotros, a sólo 63 años luz de distancia, y debido a que bloquea la friolera de 3% de la luz de su estrella (una enana naranja), los astrónomos están aprendiendo mucho rápidamente.


Una clase exótica de exoplanetas llamados «Júpiter calientes» son aún más raros de lo que los astrónomos habian imaginado. Aunque estos mundos pueden tener cielos azules similares a la Tierra, los nuevos datos muestran que son cualquier cosa menos algo tipo terrestre. Crédito: Ciencia NASA

Por un lado, su color es azul. Los datos obtenidos por el telescopio espacial Hubble sugieren que, visto desde la distancia, el disco azul del HD 189733b se vería el ojo humano al igual que la Tierra. De hecho, algunos miembros de los medios de comunicación lo han llamado «el otro planeta azul.»

Sin embargo, no es nada parecido a la Tierra.

En 2007, Heather Knutson del Caltech hizo un mapa global de la temperatura de HD189733b por medio de los infrarrojos del Telescopio Espacial Spitzer de la NASA. Ella sabía que iba a estar caliente porque HD189733b orbita su estrella trece veces más cerca que Mercurio del Sol. «Aún así, nos quedamos impresionados por las lecturas», recuerda. Las temperaturas oscilaron entre 1200° F en el lado nocturno y 1700° F en el lado diurno. Los gradientes térmicos impulsan vientos tan veloces como 9600 Km/h, llevando el calor abrasador alrededor del mundo.

El color azul puede ser causado por partículas de silicato en la atmósfera del planeta, que dispersan las longitudes de onda azules de la luz de la estrella madre. La misma física juega en la atmósfera de la Tierra, aunque los químicos son diferentes. Los silicatos son un componente del vidrio, por lo que algunos investigadores han especulado que en realidad está lloviendo vidrio fundido en HD189733b.

Las nuevas observaciones provienen de un par de observatorios de rayos-X: el Chandra de la NASA y el XMM Newton de la ESA, que observaron el tránsito de HD189733b frente a su estrella y detectaron un descenso de los rayos X tres veces mayor que la disminución correspondiente en luz visible. Esto significa que la atmósfera exterior es más amplia de lo que nadie esperaba.

De hecho, es probable esté hirviendo y por eso expandiéndose hacia afuera. Los autores del estudio estiman que HD189733b está perdiendo de 100 a 600 millones de kilogramos de masa por segundo.

«La atmósfera extendida de este planeta la convierte en un blanco más grande para la radiación de alta energía de su estrella, lo que produce más evaporación», señala Scott Wolk del Centro de Astrofísica (Center for Astrophysics).

Las explosiones de radiación estelar que golpean el planeta a quemarropa podrían tener otro efecto: auroras que se ubican alrededor del planeta de polo a polo, de órdenes de magnitud más brillantes que las luces del norte en nuestro propio Sistema Solar. Esto es especulativo, sin embargo.

Si bien la búsqueda de planetas como la Tierra continúa, los Júpiter calientes son una distracción inesperada pero bienvenida. Hacen que te preguntes, ¿qué vamos a estar buscando en los 50 años a partir de ahora?…

Fuente: NASA. Aportado por Eduardo J. Carletti

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