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10 secretos que te convertirán en una mujer elegante

La elegancia es algo más que elegir ropa y accesorios de marcas de lujo. Ser elegante significa tener buen gusto, actitud, educación y clase. Solo algunas personas se animan a este estilo de vida, a pesar de que no es tan complicado como parece y, con un poco de esfuerzo, cualquiera de nosotras puede serlo si se lo propone. Aquí te dejo unos tips para que seas tan elegante y sofisticada como quieras serlo.

  1. Mejora tu postura. De nada sirve que te súper produzcas, tengas la mejor ropa en tu guardarropas o los mejores maquillajes en tu neceser, si no tienes una buena postura toda tu elegancia se irá por el retrete. Intenta mantener siempre una postura vertical, perpendicular al suelo y con los pies sobre la tierra. ¡Ni te imaginas las mujeres que han arruinado todo el glamour y la sofisticación que podrían haber tenido solo por adoptar una postura fetal en eventos sociales!
  2. El maquillaje ligero es el más elegante. Y el más fácil de llevar y que permite mantener una buena postura. Un maquillaje muy pesado va a hacer que te inclines hacia adelante y, en ciertos casos, que te caigas de bruces contra el pavimento y adoptes una poco elegante posición como la decúbito prono (comúnmente conocida como “boca abajo”).
  3. ¡Conócete más! Este es un buen consejo más allá de lo que estrictamente atañe a la elegancia personal. Ni te imaginas la cantidad de gente que, por no conocerse lo suficiente a sí mismas, se encontró conviviendo con un desconocido durante toda su vida. Pero ciñiéndonos estrictamente al tema de la sofisticación, no es para nada elegante que en una fiesta un caballero te pregunte tu nombre o tus gustos musicales y tú contestes que no sabes y que no tienes la suficiente confianza contigo misma como para ir y preguntarte algo tan personal.
  4. Una mujer nunca debe perder el equilibrio. Como ya te dije, es muy importante que mantengas una postura vertical y perpendicular al suelo. Perder el equilibrio, especialmente si llevas maquillaje muy pesado, puede ponerte en una posición incómoda y poco elegante. Tampoco es bueno que te ganes una fama de desequilibrada, salvo que tengas el suficiente dinero como para sobornar a la gente y que digan que eres “excéntrica” o “imprevisible”.
  5. Domina los tacones. Un tacón rebelde puede arruinarte toda tu preparación en el arte de la elegancia, haciéndote descuidar tu equilibro y que termines en una postura genupectoral o, en el peor de los casos, en una postura ginecológica. De allí que te convendría tomar un curso de doma y entrenamiento de tacones –ya sé que te sentirás tentada de conformarte con un tutorial de YouTube pero, créeme, esta es una disciplina que requiere años de práctica y estudio–. Yo te recomendaría uno que emplee métodos humanitarios y no, por ejemplo, castigos con picanas eléctricas u otros implementos de tortura. Ya sé que los tacones son bestias salvajes pero no por eso tenemos que convertirnos nosotras también en bestias.
  6. Evita los descuidos. Nada ayuda a la elegancia tener las ropas o incluso el cuerpo manchados con pis o caca. ¡Presta suma atención a los llamados de la naturaleza y no los desoigas! Y también asegúrate de haber terminado y de limpiarte convenientemente antes de volver a ponerte la ropa en su lugar.
  7. Cuidar de tu lenguaje aumentará tu elegancia. Obviamente, usa tu criterio. Tampoco es cuestión de irse para el otro extremo y empezar una discusión porque tu interlocutor no respetó la concordancia de nominal o verbal en una conversación o porque cometió un error gramatical en un mensaje de WhatsApp. Está muy bien que defiendas la pureza del castellano pero tampoco la pavada, querida.
  8. Sé más exacta.Por ejemplo, decir “Hubo un tipo petiso que fue emperador de algún país europeo hace una punta de años” no es elegante mientras que decir “Napoleón Bonaparte fue emperador de Francia desde 1804 hasta 1814, aunque también se debería contar el breve periodo entre el 20 de marzo al 28 de junio de 1815, en el que Bonaparte regresó de su exilio en la isla de Elba y se hizo nuevamente con el poder” es de una finura que ni te cuento. También hace mucho a tu sofisticación y glamour el evitar redondear pesos, medidas y los precios de los productos que vendas, aunque esto tenga mucho más que ver con la honestidad comercial que con la elegancia y el buen porte.
  9. Cuida las proporciones. En la misma línea del consejo anterior, mantener una adecuada relación o razón constante entre las diferentes magnitudes que vayas a medir es fundamental para resaltar tu elegancia y hacer evidente tu honestidad comercial y tu dominio de un área fundamental de las matemáticas, la arquitectura y la repostería.
  10. Sé aliada de los básicos. Este es quizás el tip más polémico, ya que implica tomar una posición político-ideológica sobre con quiénes te conviene juntarte en la vida. Los complicados son siempre gente complicada y te van a complicar la existencia mientras que los básicos no. Excepto que sean tan básicos que sea imposible mantener una conversación inteligente y normal con ellos porque resultan incapaces de captar las sutilezas del lenguaje, los tecnicismos del cálculo proporcional y los postulados del sistema métrico decimal. O sea, para serte honesta, querida amiga, no te juntes con nadie y vas a salir ganando en salud y felicidad.

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