"Es interesante. La primera vez que escuché semejante cosa, me pareció muy raro. Y no es algo insignificante, pero nuestro conocimiento del tema es bastante rudimentario".
Una escena repetida en la historia de la ciencia. La sorpresa y la maravilla hacen avanzar nuestros conocimientos, por supuesto, y quienes más posibilidades tienen de hacer grandes descubrimientos son, casualmente, aquellos que se muestran sorprendidos y maravillados por las cosas que no entienden.
La frase de arriba pertenece a Mark Robinson, astrónomo de la Universidad del Noroeste de Estados Unidos. Y lo que le llama la atención es, sencillamente, que el planeta Mercurio parece estar achicándose. Como lo lee. Menguando, reduciéndose, contrayéndose...
El nuevo viaje espacial a Mercurio, esperan los investigadores, echará algo de luz sobre los múltiples misterios del pequeño planeta, uno de los más anómalos de nuestro sistema. Por muchas razones.
Simulación de la superficie del planeta con el Mariner en el fondo
Todo comenzó en los años ´70, cuando la sonda Mariner 10 tomó curiosas fotografías de unos acantilados que se esparcen sobre más o menos la mitad de la superficie del planeta. En esas zonas, el terreno parece haberse combado desde adentro. Mercurio, como la Tierra, posee un núcleo metálico. Como sabemos, los metales se contraen cuando se enfrían, por lo que deviene lógico pensar que Mercurio se está achicando a medida que su corazón pierde temperatura. Esta contracción produce las torceduras y fisuras en la superficie. Ésa es la teoría que manejan Robinson y sus colegas.
Cuando la misión MeSSENGER (siglas inglesas de "Superficie mercuriana, ambiente espacial, geoquímica y medición"), lanzada el 3 de agosto próximopasado, llegue a Mercurio en marzo de 2011, los científicos esperan disfrutar de una buena visión del lado oculto del planeta, a fin de verificar si existen en él las mismas anomalías geológicas que en la cara que recorrió el Mariner.
Robinson cree que Mercurio se ha contraído entre uno y tres kilómetros en total. Al revés que el agua, que se expande al enfriarse, la mayor parte de los materiales se contrae, y esta explicación sería muy buena para justificar las grietas de Mercurio. Una de ellas en particular, bautizada Discovery Rupes, penetra 1600 metros en la corteza mercuriana, zigzagueando por la superficie.
La fisura que corre de arriba abajo es la misteriosa estructura de la Discovery Rupes
¿Podría tratarse de restos de movimientos tectónicos? En la Tierra, estructuras como ésa dependen de los movimientos de las placas continentales, y se agrupan alrededor de los puntos de contacto entre ellas. Llamamos a esas regiones "fallas". Pero en Mercurio las grietas están distribuidas al azar y casi equitativamente por la superficie visible. Más bien parecería que el núcleo de Mercurio se está reduciendo en volumen, privando de soporte a amplias regiones que se cuartean y tienden a agrietarse o partirse.
No todos, sin embargo, comparten esta teoría: "Mercurio es un planeta tan pequeño que su núcleo debe haberse enfriado hace unos 2.200 millones de años", dice Robert Gold, del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins.
La realidad es que no comprendemos muchos de los extraños aspectos de Mercurio: su alta densidad para un planeta de su tamaño (es tan denso como la Tierra, aunque apenas más grande que la Luna), su fortísimo campo magnético (que parece depender de un corazón metálico verdaderamente enorme), la rotación del núcleo, son todas incógnitas que deberán esperar a que MeSSENGER las estudie de cerca para, tal vez, obtener respuestas válidas.
Impresionante imagen del lado visible de Mercurio
La nave estudiará TODA la superficie del planeta durante un año entero -el Mariner 10 sólo fotografió un 45%-, y lo hará con un grado de detalle jamás alcanzado. Las cámaras de la nave pueden resolver objetos de 18 metros de diámetro, mientras que la misión anterior sólo "podía ver" cosas de 1600 metros. Además lleva a bordo un avanzado altímetro láser que observará las oscilaciones del planeta sobre su eje para determinar con precisión el estado de su núcleo. Los instrumentos de análisis de superficie, por su parte, estudiarán la composición de las antiguas lavas que se derramaron por el planeta en el remoto pasado, lo que nos dará una idea más exacta de la composición de su manto.
¿Podrá el MeSSENGER probar que hemos encontrado al fin el "Increíble planeta menguante"?
Más datos:
(Traducido, adaptado y ampliado por Marcelo Dos Santos (www.mcds.com.ar) de Space.com y de otros sitios de Internet)