Un nuevo estudio ha aclarado los orígenes de las rayas de tigre y un océano subsuperficial en Encélado, una de las muchas lunas de Saturno
Se cree que estas formaciones geológicas son resultado de la inusual composición química de la luna, y no por la presencia de un núcleo caliente, arrojando así luz acerca de la evolución de los planetas y guiando la exploración espacial del futuro.
El modelo por ordenador desarrollado por los investigadores apunta a que Encélado poseía inicialmente una capa congelada compuesta por una mezcla de amoníaco y hielo de agua, que rodeaba un núcleo rocoso. Con el tiempo, a medida que Encélado interaccionaba con otras lunas, se generó una pequeña cantidad de calor por encima del núcleo de silicatos, lo que hizo que la capa de hielo se separara en capas diferentes químicamente. Encima del núcleo se formó una capa líquida rica en amoníaco, mientras que por encima de ésta se formó otra capa delgada de hielo de agua pura.
El Dr. Dave Stegman, de la Escuela de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Melbourne, dirigió el estudio y afirma que parte del interés en Encélado es porque alguna vez se presumió que era una bola de hielo sin vida, hasta que se observó una pluma de vapor de agua que brotaba de su superficie en 2006.
«La nave espacial Cassini de la NASA recientemente reveló que Encélado es un lugar dinámico, que registra rasgos geológicos, como los géiseres que brotan de las ‘rayas de tigre», que se cree que son grietas causadas por la actividad tectónica en el polo sur de la superficie de la luna», dice el Dr. Stegman.
La luna es también uno de los objetos más brillantes de nuestro Sistema Solar, porque el hielo que cubre su superficie refleja casi el 100 por ciento de la luz del Sol que da en ella. Una de las 53 lunas de Saturno ( identificadas hasta ahora), Encélado refleja tanta energía del Sol que la temperatura de su superficie es de unos -201 ° C (-330 ° F).
Buscando cómo lidiar con una pequeña luna inaccesible con un interior completamente congelado, capaz de mostrar actividad geológica, el Dr. Stegman y sus colegas utilizaron simulaciones por ordenador para explorarla virtualmente.
El amoníaco, que se encuentran en la Tierra como un oloroso gas que se usa para hacer fertilizantes, se ha observado indirectamente que está presente en Encélado y que formó parte básica del estudio, que es el primero en revelar el origen del océano debajo de la superficie.
El modelo revela que Encélado inicialmente tenía una cáscara congelada compuesta de una mezcla de amoníaco y agua helada alrededor de un núcleo rocoso. Con el tiempo, al interactuar Encélado con otras lunas, se generó una pequeña cantidad de calor sobre el núcleo de silicato, lo que hizo que el depósito de hielo se separara en capas químicamente distintas. Una capa líquida enriquecida con amoníaco se formó sobre el núcleo, mientras que se formaba una capa delgada de hielo puro de agua por encima de eso. El trabajo se publicará en el mes de agosto en la revista Icarus de ciencia planetaria.
«Descubrimos que si se formaba una capa de hielo de agua pura cerca del núcleo, había suficiente flotabilidad, y esa redistribución de la masa podría generar grandes fuerzas tectónicas en la superficie», dice el Dr. Stegman. «Sin embargo, el hielo de agua pura que sube está ligeramente más caliente, lo que provoca que se produzca una nueva separación, esta vez formando un océano enriquecido con amoníaco justo debajo de la superficie. «La presencia de amoníaco, que actúa como anti-congelante, ayuda a mantener el océano en estado líquido».
«Estas simulaciones son un paso importante en la comprensión de cómo evolucionan los planetas y generan futuros interrogantes para enfocar la exploración del espacio y las observaciones. Es de esperar que progrese nuestra comprensión de cómo y por qué los planetas y las lunas son diferentes los unos a los otros».
Fuente: University of Melbourne. Aportado por Eduardo J. Carletti
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