Científicos de la Universidad de Wisconsin anunciaron en Nature Geoscience el descubrimiento de la pieza de mineral más antigua de la Tierra: un minúsculo cristal de circonio hallado en tierras australianas. Su estudio cambia nuestro concepto sobre la formación del planeta
Entender cómo fue el pasado de nuestro planeta supone rastrear en las huellas geológicas que aún pueden localizarse en la Tierra. Gracias a estos fragmentos minerales podemos conocer un poco más cómo se produjo la formación de la corteza terrestre. La muestra más reciente de este lejano pasado, un pequeño cristal de circonio, fue encontrada en Australia.
Su descubrimiento se publicó en la revista Nature Geoscience. En este trabajo, investigadores de la Universidad de Wisconsin en Madison demuestran la evidencia física más primitiva sobre el origen de la Tierra, que se encuentra en el hallazgo de este cristal.
Los expertos ya conocían que el circonio es uno de los minerales más antiguos de la Tierra. La novedad de esta investigación es, sin embargo, la introducción de una innovadora técnica de datación, que permite conocer la «fecha exacta» en la que este mineral cristalizó sobre la Tierra: sucedió exactamente hace 4.400 millones de años.
Como se puede apreciar en la línea de tiempo, la Tierra y otros planetas, además de los satélites como la Luna, se formaron hace unos 4.600-4.500 millones de años. La tabla de edades geológicas geológicas se puede observar aquí, en gran detalle.
El circonio hallado supondría que la corteza terrestre se enfrió mucho más rápido de lo que se pensaba hasta el momento, ya que su cristalización sucedió sólo 100 millones de años después del nacimiento del Sistema Solar.
Se considera que la Tierra en el llamado Hádico, era un océano total de magma. El circonio hallado es un mineral que sólo puede ser post océano de magma, y su antigüedad fue confirmada en este estudio por tomografía de sonda atómica.
La única evidencia física de las primeras fases de la evolución de la Tierra proviene de los circones, granos minerales antiguos que se pueden fechar con el geocronómetro U–Th–Pb (Uranio-Torio-Plomo). La proporción de isótopos de oxígeno en dichos circones se ha utilizado para inferir cuándo se estableció la hidrosfera y las condiciones de habitabilidad para la vida. La homogeneización química de la corteza terrestre y la existencia de un océano de magma no fueron datados directamente, pero tiene que haber ocurrido muy tempano en la historia geológica. Sin embargo, es plausible que la exactitud de las edades del U-Pb del circonio pueden sufrir un desplazamiento por procesos poco conocidos de movilidad intracristalina del Pb.
En este estudio se utilizó tomografía de sonda de átomo para identificar y mapear los átomos individuales en el grano concordante más antiguo de la Tierra, un circón hádico de 4.400 millones de años de antigüedad con un crecimiento excesivo a alta temperatura, que se formó alrededor de 1.000 millones de años después de que se formara el núcleo del mineral.
Nanocúmulos aislados, que miden aproximadamente 10 nm y están espaciadas a 10-50 nm de distancia, les sirvieron al equipo científco como base para demostrar que se formaron durante un evento de recalentamiento. Los datos de la tomografía, por lo tanto, confirman que cualquier mezcla de silicato en la Tierra debe haber ocurrido antes de los 4.400 millones de años, en consonancia con la formación del océano de magma por un impacto que formó la Luna, hace unos 4.500 millones de años.
Fuente: Varios sitios. Aportado por Eduardo J. Carletti
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