El Premio «Hammett» de la Semana Negra recae ex aequo en David Torres y Guillermo Saccommano
El español David Torres y el argentino Guillermo Saccommano se hicieron con el premio Dashiell Hammett a la mejor novela negra de ficción. Torres ha obtenido el premio por Niños de tiza, mientras que Saccommano ha sido distinguido gracias a su obra 77.
Los veredictos de los premios de la Semana Negra de Gijón se dieron a conocer hoy, en los que también se incluyen el premio Rodolfo Walsh, el Memorial Silverio Cañada, el premio Espartaco, Celsius y, por último, el premio al mejor cuento.
Niños de tiza y 77 compartieron el premio Hammett, otorgado por la Asociación Internacional de Escritores Policíacos. Según el veredicto del jurado «ambas novelas merecen el premio», que lleva el nombre del padre fundador de la novela negra.
David Torres declaró que Niños de tiza es una novela negra atípica, una perspectiva de la lucha callejera en la gran ciudad. «Intenté rescatar la vida de un barrio de la periferia de Madrid durante la Transición», explicó el autor de la novela premiada. Con el recuerdo de su infancia, Torres aseguró que la «la tiza es un elemento que aunque se borra, su rastro permanece».
Por su parte, Guillermo Saccomano escogió también los años 70 para su novela, pero en un contexto distinto: la dictadura de Rafael Videla. El argentino afirmó que 1977 fue el año más duro y sangriento. En su obra, Saccommano relata la historia de un profesor de literatura homosexual y denuncia la complicidad servil de muchos partidos políticos y grupos empresarios con el régimen del dictador.
El jurado decidió por unanimidad dar el premio Rodolfo Walsh a la novela de no ficción Mala vida, de Carles Quilez. El escritor aseguró que Mala vida es un «pequeño homenaje al periodismo de investigación», que calificó como «fuente de munición para la novela negra». Precisamente, Quilez se basa en crímenes y delicuentes a los que pudo acercarse como periodista, años atrás.
Silverio Cañada era un editor asturiano y uno de los fundadores de la Semana Negra de Gijón. En su memoria, el premio a la mejor primera novela negra que lleva su nombre recayó este año en Sé que mi padre decía, de Willy Uribe, y Conducir un trailer, del mexicano Rogelio Guedea. El jurado decidió otorgar el premio execuo a las dos obras por su «alta calidad y originalidad».
Por lo que respecta al nuevo premio a la mejor novela histórica, el premio Espartaco, ha sido premiada, después de un amplio debate, a la obra Salamjna, de Javier Negrete, que el año pasado se hizo con el premio Celsius, «un premio totalmente distinto» según el autor.
En esta ocasión, Negrete basó su historia en la batalla en la que los atenienses derrotados al ejército persa. La novela tiene un tono épico que el escritor aprendió a utilizar en sus novelas de fantasía y espera «que haya madurado con ‘Salamina'».
Ismael Martínez Biurrún se hizo con el premio Celsius por su novela de ciencia ficción Rojo alma, negro sombra, una fantasía ambientada en el Madrid actual, en la que el destino de tres personajes se va enredando por un crimen del pasado.
Por último, el XXII concurso Internacional de Relatos Semana Negra-Ateneo Obrero, decidió, premiar el cuento «Dioses y orishas», del escritor cubano Rodolfo Pérez Valero.
El director de la Semana Negra, Paco Ignacio Taibo II, aseguró que no la Organización pretende que los premios sean «lo más transparentes posibles», y en los que no caben «argumentos extraliterarios». Los premios, que no están dotados de dinero, tienen, «el reconocimiento de una comunidad y eso es lo que lo hacen importante».
Taibo manifestó que los premiados se benefician, muchas veces, de la apertura de sus publicaciones a lo «largo del planeta». En palabras del escritor, el objetivo de estos premios y de la ‘Semana Negra’ no es otro que «acortar las distancias de una lengua que nos separa y un océano que nos acerca».
Fuente: Europa Press. Aportado por Eduardo J. Carletti
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