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Anomalía en el LHC interpretada como creación y desintegración de la partícula más pesada hallada hasta la fecha

La peculiaridad de la anomalía reside en que no está prevista por las leyes físicas, que hasta ahora permitían describir todas las partículas y campos conocidos en el universo

En el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) en Ginebra fue detectada a mediados de diciembre una ‘anomalía’, sobre la que ya se han escrito 94 trabajos científicos. Aunque los investigadores son cautos y, por el momento, prefieren hablar de ‘anomalía’ en vez de ‘descubrimiento’, creen que podría tratarse de un hallazgo muy importante en el marco de esta investigación.

La peculiaridad de la anomalía reside en que no está prevista por las leyes físicas, que hasta ahora permitían describir todas las partículas y campos conocidos en el universo. En otras palabras, la observación anómala se sale del modelo estándar.

Según este modelo estándar se pueden clasificar todas las partículas (quarks, gluones, fotones, neutrinos, el bosón de Higgs). Cada una de estas partículas tiene sus propiedades. Por ejemplo, los gluones no permiten que los núcleos atómicos se dispersen, los fotones es la partícula elemental responsable de las manifestaciones cuánticas del fenómeno electromagnético; es la partícula portadora de todas las formas de radiación electromagnética, incluyendo los rayos gamma, los rayos X, la luz ultravioleta, la luz visible (espectro electromagnético), la luz infrarroja, las microondas y las ondas de radio; y el bosón de Higgs, o partícula de Higgs, es una partícula elemental propuesta en el Modelo estándar de física de partículas que, en base al llamado mecanismo de Higgs, explica el origen de la masa de las partículas elementales. Por lo tanto no hay lugar en este ‘panteón’ de partículas para esta anomalía que fue detectada, explica el artículo.

El sentido de la anomalía

De junio a noviembre el Gran Colisionador de Hadrones hacía colisionar protones, núcleos de átomos de hidrógeno, con una energía récord de 13 teraelectronvoltios. Las colisiones fueron supervisadas por dos detectores de partículas colocados en los lados opuestos del anillo subterráneo del colisionador de 27 kilómetros, denominados ATLAS y CMS. En estos detectores trabajan dos equipos independientes de científicos.

Lo curioso es que ambos grupos observaron por separado un mismo fenómeno, que se asemeja mucho al nacimiento y desintegración inmediata de una nueva partícula masiva. Si se confirman estas observaciones, estaríamos ante el hallazgo de la partícula con más masa de entre todas las partículas elementales conocidas. La partícula anómala es 1,46 millones de veces más pesada que un electrón, 800 veces más pesada que un protón, y tendría una masa superior en 6 veces al bosón de Higgs y en 5 veces al quark cima, que tienen el récord hasta la fecha.

Según una de las hipótesis, la nueva partícula sería un pariente multidimensional del gravitón, responsable de la fuerza de gravedad. Otra teoría sugiere que la anomalía indica la existencia de partículas especiales de materia oscura, mientras que una tercera hipótesis la ve como una cierta versión del bosón de Higgs.

 

 

Por último, hay quien piensa que podría tratarse de un sgoldstino (súpergoldstino), partícula responsable del efecto conocido como ‘ruptura espontánea de la supersimetría‘ del modelo estándar mínimo de partículas elementales, un hecho experimental cuyo origen se desconoce. En este sentido, si la observación de esta partícula es acertada, ello significaría que el Gran Colisionador de Hadrones tiene suficiente energía como para provocar la ruptura espontánea de la supersimetría. Varios expertos opinan que al sgoldstino seguiría el descubrimiento de otras nuevas partículas.

El Gran colisionador de hadrones es un acelerador y colisionador de partículas ubicado en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), cerca de Ginebra. Colisiona haces de protones para probar los límites del modelo estándar (el marco teórico de la física de partículas)

Rumores o realidad

Un rumor que ha estado circulando en las redes sociales y blogs desde hace varios días dice que tanto los detectores CMS y ATLAS en el LHC han visto un exceso inesperado de pares de fotones, que juntos suman alrededor de 750 gigaelectronvoltios (GeV) de energía, en los restos de sus colisiones protón-protón. Esto podría ser un signo revelador de una nueva partícula —también un bosón, pero no necesariamente similar a la de Higgs— descintegrándose en dos fotones de energía equivalente. Si es así, la partícula tiene alrededor de cuatro veces más masa que la partícula más pesada descubierta hasta el momento, el quark top, y seis veces más masiva que el bosón de Higgs.

En sus conversaciones en el CERN —el laboratorio que aloja el LHC— los portavoces de los dos experimentos se turnaron en levantar resultados de los experimentos de mayor energía, ‘Corrida 2’, que comenzaron en junio y fueron suspendidos a principios de noviembre. Ambos oradores dejaron estos resultados de los pares de fotones para el final de sus charlas.

Un bache intrigante

En ambos casos, las significancias estadísticas fueron muy bajas. Marumi Kado, del Acelerador Lineal de laboratorio en la Universidad de París-Sur, dijo que su experimento ATLAS había detectado alrededor de 40 pares de fotones más que lo que se habría esperado de las predicciones del modelo estándar de la física de partículas. Jim Olsen de la Universidad de Princeton en Nueva Jersey informó que el CMS observó más que diez.

«Es un poco intrigante», dice el portavoz de ATLAS Dave Charlton de la Universidad de Birmingham, Reino Unido. «Pero puede suceder por casualidad.»

En la física de partículas, se dan todo el tiempo sacudones estadísticos como este. Si esta resultase ser una partícula real, sería «un cambio de juego total», dice Gian Francesco Giudice, un teórico del CERN que no es miembro ni del ATLAS ni del CMS. Los experimentadores han pasado décadas validando el modelo estándar, y el bosón de Higgs era la última pieza que faltaba en ese panorama. Una partícula mucho más pesada abriría un nuevo capítulo entero en el campo, dijo. «El bosón de Higgs palidece en comparación, en términos de novedad».

LHC 2.0: Una nueva visión del Universo

El portavoz de CMS Tiziano Camporesi dice que su equipo no sabe qué hacer con los datos. El sacudón apareció mientras el equipo estaba buscando una partícula no relacionada, llamado gravitón.

Maxim Perelstein, un físico teórico de la Universidad de Cornell en Ithaca, Nueva York, dice que aunque el bosón de 750 GeV no sea una de las partículas que los físicos del LHC han estado buscando, los teóricos no necesariamente la consideran como exótica. Podría ser, por ejemplo, una partícula similar al Higgs, sólo que más pesada, dice. «Yo no lo consideraría una gran sorpresa si esto resulta ser real.»

Déficit en la supersimetría

Mientras tanto, las búsquedas de partículas predichas por la supersimetría, la extensión favorita de los físicos del modelo estándar, siguen con las manos vacías. Para el físico teórico Michael Peskin del Laboratorio del Acelerador Nacional SLAC en Menlo Park, California, la parte más relevante de las conversaciones se refieren a la imposibilidad de encontrar una partícula supersimétrica llamado gluino en el rango de masas hasta 1.600 GeV (mucho más lejos que el límite de la corrida 1, de 1300 -GeV). Esto empuja a la supersimetría más cerca del punto en el que muchos físicos podrían renunciar a ella, dice Peskin.

En cuanto a los pares de fotones, Camporesi dice que en 2016 el LHC debería establecer de manera concluyente si el sacudón no fue más que otro sacudón, o es evidencia de una nueva partícula. Será una prioridad para la próxima ronda de toma de datos, que comenzará en marzo, dice. «Si hay un fenómeno natural real detrás de estas fluctuaciones, lo sabremos.»

Charlton está de acuerdo. «Esperamos alrededor de diez veces más datos el próximo año, lo que debería ayudar a resolver esta pregunta; pero es bastante probable que salten otras nuevas».

Fuente: Varios medios. Aportado por Eduardo J. Carletti

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El Q-carbono deja a los diamantes en segundo lugar

Hace mucho tiempo, los científicos antiguos intentaron dominar el arte de la alquimia, o el proceso mítico de convertir el plomo en oro. Ha quedado demostrado que la alquimia es una tarea imposible, pero los científicos modernos han desbloqueado con éxito los secretos para una transformación aún más impresionante: convertir carbono, el bloque básico de la vida, en diamantes

Una técnica de transformación del carbono nueva y simple, que utiliza un láser para producir diminutos diamantes «semillas», está dando resultados aún más brillantes. Los investigadores, en un nuevo estudio, utilizaron su método para crear una nueva fase del carbono que supera incluso los diamantes en términos de dureza. El nuevo material podría tener numerosas aplicaciones en campos médicos e industriales.


Diamantes diminutos que se hicieron utilizando la nueva técnica láser de los investigadores. (Crédito: Jagdish Narayan y Anagh Bhaumik)

Muchas nuevas propiedades

Investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte utilizaron un láser para elaborar la nueva roca más dura disponible, a la que llamaron Q-carbono. La nueva sustancia posee una serie de propiedades útiles, tales como ferromagnetismo, fluorescencia y la capacidad de conducir electricidad, por lo que el Q-carbono es un material potencialmente útil para usos científicos e industriales. En sus conclusiones, que fueron publicadas esta semana en el Journal of Applied Physics, los investigadores estiman que el Q-carbono es 60 por ciento más duro que el diamante, como resultado de lazos más estrechos entre los átomos en la estructura del Q-carbono.

Para crear la nueva sustancia, los investigadores utilizaron un láser para disparar una rápida ráfaga de energía de 200 nanosegundos a una película de carbono amorfo (que no tiene forma definida), calentándolo a 6.740 grados Fahrenheit. El impacto del láser funde el carbono, que después se enfría rápidamente para formar una estructura de red cristalina. Dependiendo de los niveles de energía y el período de refrigeración, el carbono cristaliza en diamantes microscópicos o en Q-carbono. El proceso de enfriamiento se conoce como «temple» («Quenching, en inglés»), y es la Q que inspira el nombre de la estructura del Q-carbono. El proceso es rápido, además, lo que permite que los investigadores hagan diamantes de un quilate en unos 15 minutos.

El descubrimiento del Q-carbono revela una nueva fase sólida de carbono, o una forma diferente de organización de los átomos de carbono. Hasta ahora, el grafito y el diamante eran las únicas fases sólidas conocidas del carbono. El Q-carbono sólo se forma en condiciones extremas, por lo que es poco probable que exista en la naturaleza, excepto en los núcleos de algunos planetas, sugiere el autor del estudio, Jay Narayan, en una entrevista con el New York Times.

Fácil de crear

Una característica clave de este proceso es que tiene lugar a presión y temperatura ambientes. Las técnicas actuales de fabricación de diamantes artificiales requieren un equipo capaz de generar presiones y temperaturas extremadamente altas, o catalizar gases. Utilizando láser para crear diamantes, por otro lado, es simple y de bajo costo, tiene el potencial de revolucionar la producción de diamantes sintéticos, que se utilizan actualmente como componentes en brocas, láseres y disipadores de calor, entre otros usos.

 

 

Los investigadores también crearon diferentes formas con diamantes que utiliza este proceso y variando el sustrato sobre el que se enfrió el carbono calentado. Una placa de zafiro, vidrio o polímero plástico, por ejemplo, produjeron diferentes configuraciones. El equipo ha creado formas tan variadas como agujas, puntos y películas de diamantes, formas que podrían utilizarse para administrar medicamentos, fabricar pantallas de teléfonos inteligentes o en componentes eléctricos.

Y si desea probar su suerte en la producción de «diamantes», siempre se podría tratar de usar el microondas.

Fuente: Discovery Magazine. Aportado por Eduardo J. Carletti

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El sondeo XXL de cúmulos de galaxias aporta tridimensionalidad al lado oscuro del universo

Las observaciones desde los telescopios de ESO, en lo que de ha llamdo cacería (o sondeo) XXL de cúmulos de galaxias, han proporcionado una tercera dimensión, clave en el sondeo del lado oscuro del Universo

Los cúmulos de galaxias son congregaciones masivas de galaxias que albergan inmensos reservorios de gas caliente cuyas temperaturas son tan altas que se producen rayos X. Estas estructuras resultan útiles para los astrónomos, pues se cree que su construcción está influenciada por los componentes más extraños del Universo: la materia oscura y la energía oscura. Por medio del estudio de sus propiedades en diferentes etapas de la historia del Universo, los cúmulos de galaxias podrían arrojar luz sobre el poco conocido lado oscuro del Universo.

El equipo, conformado por más de 100 astrónomos de todo el mundo, comenzó la búsqueda de estos monstruos cósmicos en el año 2011. Si bien la radiación de alta energía de los rayos X que revela su ubicación es absorbida por la atmósfera de la Tierra, puede ser detectada por los observatorios de rayos X en el espacio. Por lo tanto, combinaron el sondeo XMM-Newton de ESA, que significó la mayor adjudicación de tiempo de observación jamás otorgada a este telescopio en órbita, junto con observaciones provenientes de ESO y otros observatorios. El resultado es una enorme y creciente recopilación de datos de todo el espectro electromagnético [1], que se ha denominado colectivamente el sondeo XXL.


Los telescopios de ESO han brindado a un equipo internacional de astrónomos el regalo de la tercera dimensión en una enorme búsqueda de las mayores estructuras ligadas gravitacionalmente en el Universo: los cúmulos de galaxias. Las observaciones realizadas con el VLT y el NTT complementan a las realizadas desde otros observatorios en la tierra y el espacio, como parte del sondeo XXL, una de las mayores búsquedas de cúmulos de este tipo

«El principal objetivo del sondeo XXL es proporcionar un muestreo bien definido de unos 500 cúmulos de galaxias, a una distancia a la que el Universo tenía la mitad de su edad actual», explica la Investigadora Principal del sondeo XXL, Marguerite Pierre de CEA, Saclay, Francia.

El telescopio Newton XMM captó imágenes de dos zonas del cielo -cada una de un tamaño de cien veces el área de la luna llena- en un intento por descubrir un gran número de cúmulos de galaxias no conocidas previamente. El equipo del sondeo XXL ha publicado sus conclusiones en una serie de artículos científicos acerca de los 100 cúmulos más brillantes descubiertos [2].

Asimismo se usaron observaciones realizadas con el instrumento EFOSC2, instalado en el New Technology Telescope (NTT), junto con el instrumento FORS acoplado al Very Large Telescope de ESO (VLT), para analizar cuidadosamente la luz proveniente de galaxias dentro de estos cúmulos de galaxias. Fundamentalmente, esto permitió al equipo medir las distancias exactas hasta los cúmulos de galaxias, proporcionando una vista tridimensional del cosmos, requerida para realizar mediciones precisas de la materia oscura y energía oscura [3].

Se espera que el sondeo XXL genere diversos resultados interesantes e imprevistos, pero aún con la quinta parte de los datos finales ya han surgido importantes y sorprendentes hallazgos.


Esta imagen sobrepone una imagen en rayos X de un cúmulo distante (la imagen pixelada en azul, captada con el satélite XMM de ESA) por encima de una vista del cielo captada desde la tierra (con el telescopio Canada France Hawaii Telescope). Algunos de los objetos de rayos X más luminosos son galaxias con núcleos brillantes, alimentados por agujeros negros súper masivos. El cúmulo en el centro de la imagen aparece como una mancha extendida con emisión de rayos X proveniente de gas caliente. ESA/XXL consortium/Canada France Hawaii Telescope

Uno de los artículos científicos informa del descubrimiento de cinco nuevos súper cúmulos -cúmulos de cúmulos de galaxias- que se agregan a los ya conocidos, como nuestro propio súper cúmulo, denominado Laniakea.

Otro informe se refiere a las observaciones de seguimiento a un cúmulo de galaxias en particular (informalmente conocido como XLSSC-116), ubicado a una distancia de seis mil millones de años luz [4]. Utilizando el instrumento MUSE del VLT, se observó en dicho cúmulo una fuente de luz inusualmente brillante y difusa.

«Esta es la primera vez que logramos analizar en detalle la luz difusa en un cúmulo de galaxias distante, lo cual demuestra la potencia de MUSE para estas valiosas investigaciones,» explica Christoph Adami, del Laboratorio de Astrofísica de Marsella, Francia, co-autor del artículo.

El equipo también usó los datos para confirmar el concepto que postula que los cúmulos de galaxias fueron, en el pasado, versiones a escala reducida de aquellos que observamos actualmente; un descubrimiento importante para la comprensión teórica de la evolución de los cúmulos a lo largo de la historia del Universo.


Este cúmulo de galaxias distantes fue descubierto en el sondeo XXL. Su hallazgo fue posible gracias a su reveladora emisión de rayos X, proveniente de gas caliente, detectado por el satélite XMM de ESA. Las distancias hasta las galaxias individuales se calcularon utilizando los telescopios de ESO y otros, que permitieron una vista tridimensional de la distribución de los cúmulos de galaxias a delimitar. La imagen se obtuvo con el Canada France Hawaii Telescope. Crédito: XXL consortium/Canada France Hawaii Telescope

El simple acto de contar los cúmulos de galaxias en los datos XXL ha confirmado, también, un peculiar resultado previo: existen menos cúmulos distantes que los esperables basados en predicciones con parámetros cosmológicos calculados por el telescopio Planck de ESA. Se desconoce el motivo de esta discrepancia, aunque el equipo espera llegar a comprender esta curiosidad cosmológica con el muestreo completo de cúmulos, en el año 2017.

Estos cuatro resultados importantes no son más que un anticipo de lo que se espera conseguir con este enorme sondeo de algunos de los objetos más masivos del Universo.

 

 

Notas

[1] El sondeo XXL combina datos de archivo con nuevas observaciones de cúmulos de galaxias que cubren las longitudes de onda de 1×10-4 µm (rayos X, observados con XMM) hasta 492 µm (rango submilimétrico, observado con el Giant Metrewave Radio Telescope [GMRT]).

[2] Los cúmulos de galaxias informados en los trece artículos científicos se encuentran en corrimientos al rojo entre z = 0,05 and z = 1,05, que corresponden al periodo en que la edad del Universo era de 13 a 5.700 millones de años, respectivamente.

[3] El sondeo de los cúmulos de galaxias requirió conocer sus distancias con exactitud. Si bien las distancias aproximadas – corrimientos hacia el rojo fotométricos – se pueden medir analizando sus colores a diversas longitudes de onda, se requieren desplazamientos hacia el rojo espectroscópicos más precisos. Corrimientos al rojo espectroscópicos también fueron obtenidos de los datos de archivo, como parte del VIMOS Public Extragalactic Redshift Survey (Sondeo Público del Corrimiento al Rojo VIMOS) (VIPERS), el VIMOS-VLT Deep Survey (VVDS) y el sondeo GAMA.

[4] Este cúmulo de galaxias se encontró en un corrimiento hacia el rojo de z = 0.543.

Información adicional

La descripción del sondeo y algunos de sus primeros resultados científicos se presentarán en una serie de artículos científicos publicados en la revista Astronomy & Astrophysics con fecha 15 de diciembre de 2015.

El listado completo del equipo XXL se encuentra aquí.

XXL es un Proyecto internacional basado alrededor de un Programa Muy Amplio XMM que sondea dos campos extra-galácticos de 25 grados cuadrados a una profundidad de ~5 x 10-15 erg cm-2 s-1 en la banda [0.5-2] keV para fuentes puntuales. El sitio web de XXL está aquí. La información de multi-banda y seguimiento espectroscópico de las fuentes de rayos X se pueden obtener a través de un número de programas de rastreo, resumidos aquí.

ESO es la principal organización astronómica intergubernamental de Europa y el observatorio astronómico más productivo del mundo. Cuenta con el respaldo de dieciséis países: Alemania, Austria, Bélgica, Brasil, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Italia, Países Bajos, Polonia, Portugal, el Reino Unido, República Checa, Suecia y Suiza, junto con el país anfitrión, Chile. ESO desarrolla un ambicioso programa centrado en el diseño, construcción y operación de poderosas instalaciones de observación terrestres que permiten a los astrónomos hacer importantes descubrimientos científicos. ESO también desarrolla un importante papel al promover y organizar la cooperación en investigación astronómica. ESO opera en Chile tres instalaciones de observación únicas en el mundo: La Silla, Paranal y Chajnantor. En Paranal, ESO opera el Very Large Telescope, el observatorio óptico más avanzado del mundo, y dos telescopios de rastreo. VISTA (siglas en inglés de Telescopio de Rastreo Óptico e Infrarrojo para Astronomía) trabaja en el infrarrojo y es el telescopio de rastreo más grande del mundo, y el VST (VLT Survey Telescope, Telescopio de Rastreo del VLT) es el telescopio más grande diseñado exclusivamente para rastrear el cielo en luz visible. ESO es el socio europeo de un revolucionario telescopio, ALMA, actualmente el mayor proyecto astronómico en funcionamiento del mundo. Además, cerca de Paranal, en Cerro Armazones, ESO está construyendo el E-ELT (European Extremely Large Telescope), el telescopio óptico y de infrarrojo cercano de 39 metros que llegará a ser «el ojo más grande del mundo para mirar el cielo».

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Fuente: ESO. Aportado por Eduardo J. Carletti

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