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El microsatélite ruso BLITS chocó con los restos del satélite chino Fengyun 1C

La colisión entre dos satélites ocurrida el pasado 21 de enero, recién fue aclarada este fin de semana por los investigadores. Los especialistas tardaron más de un mes en recrear el impacto, después de trazar las órbitas sobre la Tierra de los dos objetos

El microsatélite ruso BLITS chocó con los restos del satélite chino Fengyun 1C en la órbita de la Tierra y fue detectado el pasado 4 de febrero, cuando científicos rusos observaron un «cambio significativo» en la órbita del aparato, lanzado al espacio en 2009, así como cambios en la velocidad de rotación del satélite.

De momento, los especialistas no manejan información sobre el estado de BLITS. No se sabe si el satélite está dañado o totalmente incapacitado. El suceso agrega otro nombre a la lista de objetos que han tenido encuentros con basura espacial.

Según el experto del Centro estadounidense de Estándares e Innovaciones Espaciales Thomas Kelso, el fragmento del satélite chino que impactó con el dispositivo ruso no tenía más de 0,08 gramos de peso. Sin embargo, de acuerdo con estimaciones preliminares, podría haber causado daños significativos en el microsatélite.

Objetivos de la misión BLITS:

BLITS (Ball Lens In The Space = Lente esférica espacial), satélite retrorreflector, fue desarrollado y fabricado por la empresa contratista FSUE IPIE (Veliky Novgorod, Rusia), de conformidad con el Programa Espacial Federal de Rusia y en un acuerdo entre la Agencia Espacial Federal de Rusia y el Servicio Internacional de telemetría por láser realizado el 10 de enero de 2006. El objetivo de la misión fue la verificación experimental del concepto de satélite esférico retrorreflector de vidrio, así como la obtención de datos para solucionar problemas científicos en geofísica, geodinámica y la relatividad con mediciones SLR (Satellite laser ranging) de precisión milimétrica y submilimétrica. El «error de blanco» (incertidumbre del centro de reflexión relativa a la posición CoM) es menos de 0,1 mm, y el campo magnético terrestre no afecta la órbita del satélite y los parámetros de rotación. El sistema de medición de distancia por satélite, o SLR, es la única fuente de información POD (Proper Orthogonal Decomposition = descomposición ortogonal adecuada [ver Análisis de componentes principales]).

El nanosatélite BLITS consta de dos capas exteriores hemisfíricas de un cristal de bajo índice de refracción, y una lente esférica interior hecha de un vidrio de alto índice de refracción. El radio de la lente esférica es de 53,52 mm, el radio total del retrorreflector esférico es de 85,16 mm. Los hemisferios están pegados sobre la lente esférica; la superficie externa de un hemisferio está cubierto con un revestimiento de aluminio protegido por una capa de barniz. Todas las superficies esféricas son concéntricas. La masa total de satélite es de 7,53 kg. Un retrorreflector esférico pequeño de la misma naturaleza (6 cm de diámetro) fue fijado a la nave espacial Meteor-3M y probado durante su vuelo espacial (2001-2006).

El satélite BLITS fue lanzado en septiembre de 2007 con una vida útil estimada de 5 años. Su órbita es circular, sicrónica con el Sol, y está ubicada a 832 km de altitud.

Fuente: MDZ y otros medios. Aportado por Eduardo J. Carletti

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Un satélite ruso, destruido al chocar con un fragmento de basura espacial

Los científicos rusos creen que el BLITS, que se utilizaba para investigaciones de geofísica y de geodinámica, ya no se puede seguir con láser, según informa Spaceflight. Seguramente ha resultado seriamente dañado en el choque con el fragmento de basura espacial y ha podido partirse en dos

EL BLITS es un pequeño satélite de siete kilos y medio, una bola con una superficie reflectante que Rusia puso en órbita en 2009, a 832 kilómetros de altura, para hacer experimentos con láser desde la Tierra. Funcionaba perfectamente hasta el pasado 22 de enero.

Dos científicos del Instituto de Ingeniería de Instrumentos de Precisión, en Moscú, se dieron cuenta, el 4 de febrero, de que la órbita del artefacto era más baja (120 metros) de lo debido y había cambiado su rotación y su orientación. ¿Qué había pasado? Analizaron los últimos datos y determinaron que el súbito cambio de parámetros se había producido un par de semana antes, llegando a la conclusión de que podía deberse al choque con un fragmento de basura espacial, precisamente en esa órbita terrestre baja tan poblada de restos de aparatos espaciales.

Los datos del Sistema de Vigilancia Espacial estadounidense desvelaron que precisamente el 22 de enero estaba muy cerca del BLITS un fragmento del satélite Fengyun 1C, que, ya fuera de servicio, fue destruido en el espacio en 2009 con un misil lanzado en un ensayo. Se calcula que la velocidad relativa entre el satélite ruso y el fragmento de basura espacial en el choque era de 9.676 kilómetros por segundo.

El viejo artefacto meteorológico chino, de 750 kilos, fue destruido a 865 kilómetros de altura y, si la prueba fue un éxito como sistema antimisiles, se convirtió en un auténtico desastre para los aparatos en órbita: generó unos 950 fragmentos de basura espacial de 10 centímetros o mayores y más de 35.000 pequeñas piezas, todos ellos formando una nube muy peligrosa que se extiende desde 200 a 3.850 kilómetros de altura. Suponen una amenaza incluso para la Estación Espacial Internacional, que más de una vez ha tenido que maniobrar para evitar uno de los trozos generados en el ensayo del misil contra el Fengyun 1C.

Los científicos rusos creen que el BLITS, que se utilizaba para investigaciones de geofísica y de geodinámica, ya no se puede seguir con láser, según informa Spaceflight. Seguramente ha resultado seriamente dañado en el choque con el fragmento de basura espacial y ha podido partirse en dos; el mismo Servicio de Vigilancia Espacial de EE UU ha localizado una pieza que probablemente es del nanosatélite ruso. Estaba formado por dos esferas, una dentro de otra y la mitad de la exterior (de 17 centímetros de diámetro) estaba recubierta con una capa reflectante. Así, el satélite devolvía en pulsos cortos las emisiones laser que se apuntaban hacia él desde estaciones en tierra. Los científicos lo utilizaban para estudiar el campo gravitatorio terrestre y las variaciones estacionales en la altura de la atmósfera, para trazar mapas de la superficie de los océanos e incluso para estudiar el interior del planeta.

“Debido al gran número de satélites activos en el espacio, más de 900, y la gran cantidad de fragmentos de basura espacial, estimamos que una colisión entre un trozo mayor de un centímetro con un satélite activo en órbita cercana a la Tierra se producirá, como media, cada dos o tres años en la próxima década (antes de varios acontecimientos que generaron abundante basura espacial en 2007) nuestra estimación era de una colisión cada cinco o seis años”, escribía, en 2009, Davir Wrhight, de la Unión de Científicos Preocupados, según recuerda Space.com. Uno de los acontecimientos de 2007 fue precisamente la destrucción del Fengyun 1C.

La nube de basura espacial que rodea el planeta contiene, según la NASA, 500.000 objetos más grandes que una canica y 22.000 mayores que una pelota de béisbol.

Nuevo satélite será primer centinela de asteroides en el espacio

La próxima semana la Agencia Espacial Canadiense (CSA) pondrá en marcha el primer satélite dedicado a la caza de asteroides, justo después de uno de los eventos más populares en la historia de las rocas espaciales: un meteorito que nos tomó por sorpresa explotó sobre Rusia el 15 de febrero

La fabricación del telescopio canadiense ha llevado años, por lo que es pura casualidad que vaya a despegar luego de este gran evento. Pero este meteoro, junto con un primer sobrevuelo del asteroide 2012 DA14 el mismo día, ha despertado el apetito de los vigilantes de rocas espaciales del gobierno y de fondos privados.

«Fue una coincidencia, pero también una llamada de atención, que estos dos eventos de asteroide hayan ocurrido espalda con espalda», dice Peter Diamandis, cofundador de la minera comercial de asteroides Planetary Resources.

El meteoro que explotó sobre Rusia tenía probablemente alrededor de 17 metros de diámetro, por lo que es el objeto más grande en entrar en la atmósfera de la Tierra desde 1908. Esto causó una explosión de 470 kilotones, y la onda de choque resultante rompió vidrios, dañado 3.000 edificios e hirió a casi 1.500 personas en la región de Chelyabinsk.

Investigadores de la Universidad Estatal de los Urales en Ekaterimburgo dicen que han recuperado fragmentos de meteorito del lago Chebarkul y han determinado que son condritas ordinarias. Aunque este es el tipo más común de roca en el espacio, estos meteoritos se parecen mucho a las rocas terrestres, por lo que son difíciles de reconocer y en raras ocasiones se los recoge. El meteorito Chebarkul, si se verifica que lo que se ha recolectado son sus partes, será una adición útil al catálogo científico.

Mientras tanto, el asteroide 2012 DA14, de 45 metros de ancho, podría haber causado una destrucción aún mayor, de no haber rozado solamente la atmósfera bastante por encima de la superficie terrestre. Entonces, ¿cómo es que vemos a un asteroide inofensivo que nos sobrepasa y se nos escapa otro que creó un caos?

Los astrónomos creen que han identificado más del 90 por ciento de los asteroides verdaderamente devastadores, de alrededor del tamaño del que mató a los dinosaurios. No sabemos nada sobre la mayoría de las rocas más pequeñas que son capaces de demoler una ciudad ( ver gráfico ). Afortunadamente, el satélite de Canadá Near-Earth Object Surveillance Satellite, o NEOSSat, debería comenzar a llenar los vacíos a partir de su lanzamiento, el 25 de febrero, dice Denis Laurin, de CSA.

Del tamaño de una maleta, la elevada posición en el espacio de NEOSSat debería permitir detectar asteroides que se dirigen hacia nosotros durante el día, cuando de otra manera desaparecerían a causa del resplandor del Sol. Esto llena los que es un punto ciego para los observatorios terrestres. El meteorito ruso llegó durante el día, aunque era demasiado pequeño para que NEOSSat lo hubiese detectado, dice Laurin. En cambio, el satélite buscará y catalogará los miles de asteroides de más de 500 metros que se cree están por ahí y pasan desapercibidos.

La industria espacial privada también quiere acoplarse a este acto. Diamandis, de Planetary Resources dice que ha recibido una cantidad de correos electrónicos de gente con ganas de invertir después de ver los informes sobre el impacto de Rusia. El telescopio espacial Arkyd-100 de la compañía, que se lanzará en dos años, no solo se ha diseñado para cazar rocas espaciales potencialmente rentables, sino que también será capaz de detectar cualquiera en curso de colisión con la Tierra.

Una futura camada de telescopios tendrán sistemas de propulsión, por lo que incluso podrían desviar rocas que se dirigen hacia nosotros. Planetary Resources lo hará de forma gratuita. «No vamos a estar cobrando una extorsión para proteger la Tierra», dijo Diamandis.

La Fundación B612 sin fines de lucro en California también está recaudando dinero para su telescopio espacial Sentinel, que se lanzará en 2018. Se prevé levantar un mapa de más del 90 por ciento de los asteroides de más de 100 metros y más de un 50 por ciento de los similares a 2012 DA14. La misión aún debe ser capaz de detectar un buen número de objetos de tamaño similar al meteorito ruso, dice el presidente, Ed Lu.

Al igual que Planetary Resources, B612 ha sido testigo de una oleada de interés y un aumento de las donaciones desde la explosión de Rusia. «En cierto sentido, esto fue una gran advertencia, porque si bien hubo heridos, no fue tan malo», dice Lu.

Un asteroide lo suficientemente grande como para aplastar una ciudad podría chocar con la Tierra una vez cada 2.000 años, pero las probabilidades de que uno realmente golpee una ciudad son muy pequeñas. Sin embargo, este tipo de evento debería ser fácil de predecir y prevenir con la tecnología actual, dice. «Me siento un poco como la gente de Nueva Orleans que dijo que se debían reparar las defensas costeras antes de Katrina», dice Lu. «Después de Katrina, todo el mundo se dio cuenta de que tal vez debería haber escuchado».

Una vez que golpean la Tierra, los meteoritos cambian su estatus y pasan de ser una amenaza a ser un bien científico. «Ellos son muestras que se ponen a mano de los bloques de construcción originales de nuestros planetas», dice William Bottke, del Instituto de Investigación del Suroeste en Boulder, Colorado.

Junto con las noticias del meteorito ruso, Sam Kounaves, de la Universidad Tufts en Medford, Massachusetts, estaba presentando el análisis de un meteorito marciano recogido en 1979. Esa roca espacial insinúa que la superficie de Marte está llena de sustancias químicas relacionadas con el cloro de uso doméstico, dijo Kounaves, que habló el 15 de febrero en una reunión científica en Boston. El hallazgo acrecienta las probabilidades de que los compuestos de carbono llamados orgánicos —indicadores fuertes de la vida— pueden haber sido descompuestos por productos químicos reactivos, y sugiere que tenemos que profundizar más para buscar rastros de vida pasada en Marte.

Otra roca espacial que cayó en el norte de California en 2012 pone una mancha en la teoría de que los asteroides entregaron compuestos orgánicos a la Tierra y otros mundos. Videos, fotos y datos de radar permitieron a los científicos reconstruir su trayectoria, permitiendo reunir rápidamente fragmentos frescos que resultaron tener una composición extrañamente baja en materia orgánica.

Un meteorito que fue rastreado hasta que aterrizó en Sudán en 2008 resultó ser de un asteroide que se había derretido en parte, como un planeta. Ahora, los científicos estarán ansiosos de obtener resultados del meteorito ruso, para ver qué secretos puede revelar del Sistema Solar.

Sacar oro de los asteroides, el nuevo negocio

Este martes, se revelaron los detalles de un multimillonario proyecto ideado para explotar comercialmente los recursos minerales de los asteroides.

El plan utilizaría naves espaciales robóticas para obtener componentes químicos de los combustibles y minerales como platino y oro de las rocas.

Entre los fundadores se encuentra el director de cine y explorador, James Cameron, y los directivos de Google, Larry Page y Erick Schmidt.

Su objetivo incluye, además, crear un depósito de combustible en el espacio para 2020.

Sin embargo, varios científicos respondieron con escepticismo a la idea, tildándola de audaz, difícil y extremadamente cara.

Aseguran que no ven la forma en que podría ser rentable, incluso con el valor del platino y oro alrededor de US$1.600 la onza. Una misión de la Nasa que estaría por traer sólo 60 gramos (dos onzas) del material desde un asteroide a la Tierra costará alrededor de US$1.000 millones.

Primer paso

El paso inaugural, que debería alcanzarse entre los próximos 18 a 24 meses, lanzaría el primero de una serie de telescopios privados que buscaría asteroides ricos en recursos minerales. La intención sería abrir la exploración del espacio profundo a la industria privada.

En los próximos cinco a diez años, la compañía espera progresar en la venta de plataformas de observación puestas en órbita alrededor de la Tierra para servicios de prospección. La empresa planea aprovechar algunos de los miles de asteroides que pasan relativamente cerca de la Tierra para la exploración de materias primas.

La compañía, conocida como Planetary Resources, también está respaldada por el operador pionero en turismo espacial, Eric Anderson, el fundador de X-Prize, Peter Diamandis, el hijo del excandidato presidencial de EE.UU., Ross Perot Jr. y el astronauta veterano Tom Jones.

«Tenemos una visión a largo plazo. No esperamos que esta empresa sea un exitazo financiero de la noche a la mañana. Esto va a tomar tiempo», dijo Eric Anderson.

Los multimillonarios esperan que los rendimientos financieros reales, que están aún a décadas de distancia, vendrán de la minería en los asteroides en busca de metales del grupo del platino y los minerales raros.

«Si uno mira hacia atrás históricamente, lo que ha impulsado a la humanidad a realizar las inversiones más grandes en exploración y transporte es ir detrás de los recursos. Ya sea los europeos detrás de las rutas de las especies o los colonos estadounidenses hacia Occidente en busqueda de oro, el petróleo , la madera o la tierra», explicó Diamandis.

Escepticismo

Además, el agua de los asteroides podría ser convertida —en el espacio— en oxígeno líquido e hidrógeno líquido para usarse como combustible para cohetes. Es muy caro llevar el agua desde la Tierra, por lo que el plan es tomarla de los asteroides y ponerla en un lugar en el que podría ser convertida en combustible.

Entonces, podría ser enviada a la órbita terrestre para reabastecer de combustible a los satélites comerciales o a las naves espaciales.

El profesor Jay Melosh, de la Universidad de Purdue, dijo que los costos eran demasiado elevados, llamando a la exploración del espacio como «el deporte de los países ricos y que aquellos que desean demostrar su poderío tecnológico pueden darse el lujo de disfrutar».

Eric Anderson, quien cofundó la firma de turismo espacial, Space Adventures, dijo que estaba acostumbrado a los escépticos.

«Antes de empezar a enviar al espacio a ciudadanos comunes, la gente pensaba que eran castillos en el aire», dijo.

«Estamos en esto desde hace décadas. Pero no es una obra de caridad. Y vamos a ganar dinero desde el principio», concluyó Anderson.

Por su parte, el científico espacial David Whitehouse dijo: «Creo que este grupo está explorando estas tecnologías porque sabe que hay un premio allí afuera, en el Sistema Solar, y que bien vale la pena tener (…) hay más oro, platino y aluminio del que jamás se haya extraído en la Tierra o que se podría extraer en el futuro de la corteza de nuestro planeta».

Fuente: varios medios. Aportado por Eduardo J. Carletti

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