Desde hace algunos años, una idea poco ortodoxa ha ido ganando adeptos entre los astrónomos. Una idea que contradice las viejas enseñanzas y perturba a los observadores y, especialmente, a los climatólogos. “El sol”, explica Lika Guhathakurta, de la sede de la NASA en Washington DC, “es una estrella variable”
Pero parece tan constante…
Eso es sólo una limitación del ojo humano. Los modernos telescopios y naves espaciales han penetrado la luz cegadora del Sol y encontraron un remolino de caos impredecible. Los destellos solares explotan con el poder de miles de millones de bombas atómicas. Las nubes de gas magnetizado, más exactamente las Eyecciones de Masa Coronal (CME), son lo suficientemente grandes para tragarse planetas, borrándolos del escenario estelar. Agujeros en la atmósfera del Sol arrojan ráfagas de viento solar a millones de kilómetros por hora.
Y ésas son cosas que pueden suceder en un solo día.
Durante largos períodos, de décadas o siglos, la actividad solar aumenta y disminuye con un ritmo complejo que los investigadores todavía están definiendo. El más famoso “batir” es el ciclo de 11 años de manchas solares, que se describe en muchos textos como un proceso ordinario, un mecanismo de relojería. De hecho, parece tener una mente propia.
“No son siquiera 11 años”, dice Guhathakurtha. “El rango en la longitud del ciclo va de 9 a 12 años. Algunos ciclos son intensos, con muchas manchas solares y destellos solares, otros son suaves, con relativamente poca actividad solar. En el siglo 17, durante un período llamado ‘mínimo de Maunder’, el ciclo pareció detenerse por completo durante unos 70 años y nadie sabe por qué”.
No hay necesidad de ir tan lejos en el tiempo, sin embargo, para encontrar un ejemplo de la imprevisibilidad del ciclo. En este momento el Sol está saliendo de un mínimo solar de casi un siglo que casi nadie había previsto.
“La profundidad del mínimo solar en 2008-2009 realmente nos tomó por sorpresa”, dice el experto en manchas solares David Hathaway, del Centro de Vuelos Espaciales Marshall, en Huntsville, Alabama. “Esto pone de manifiesto lo mucho que aún tenemos que andar para que podamos pronosticar con éxito la actividad solar”.
Eso es un problema, porque la sociedad humana es cada vez más vulnerable a los picos de los destellos solares. La civilización actual depende de una red de interconexión de sistemas de alta tecnología para los fundamentos de la vida cotidiana. Las redes eléctricas inteligentes, la navegación por GPS, el transporte aéreo, los servicios financieros, las radiocomunicaciones de emergencia, todo ello puede ser sacado de servicio por la actividad solar intensa. Según un estudio de 2008 de la Academia Nacional de Ciencias, una tormenta solar secular podría provocar daños económicos veinte veces mayores que el huracán Katrina.
“Comprender la variabilidad solar es crucial”, dice la científica espacial Judith Lean, del Laboratorio de Investigación Naval, en Washington DC. “Nuestra forma de vida moderna depende de ello”.
El Observatorio de Dinámica Solar (SDO), que se lanzará el 9 de febrero de 2010 desde el Centro Espacial Kennedy, en Florida, está diseñado para investigar la variabilidad solar a diferencia de cualquier otra misión en la historia de la NASA. Observará al Sol más rápido, más profundo y en mayor detalle que los observatorios anteriores, rompiendo las barreras de escala de tiempo y la claridad que hasta ahora han bloqueado el progreso en la física solar.
Guhathakurta cree que “SDO va a revolucionar nuestra visión del Sol”.
La revolución comienza con la fotografía de alta velocidad. SDO hará un registro de imágenes de calidad IMAX del Sol cada 10 segundos, utilizando un banco de telescopios de múltiples longitudes de onda llamado Assembly Imaging Atmospheric (AIA). En comparación, los observatorios anteriores han tomado fotos cada pocos minutos, en el mejor de los casos, con resoluciones similares a las que vemos en la web, no en una sala de cine. Los investigadores creen que la rápida capacidad de registro de datos de SDO podría tener el mismo efecto transformador sobre la física solar que la invención de la fotografía de alta velocidad tuvo en muchas ciencias, en el siglo 19.
SDO no se detiene en la superficie estelar. El Helioseismic Magnetic Imager (HMI) puede realmente ver el interior del Sol viendo la propia “dínamo” solar.
La dinamo solar es una red profunda de corrientes de plasma que genera el campo magnético del Sol, a veces explosivo. Regula todas las formas de actividad solar, desde las erupciones ultra rápidas de los destellos solares hasta las ondulaciones lentas del ciclo undecenal de manchas solares.
“Entender el funcionamiento interno de la dínamo solar ha sido el ‘grial’ de la física solar”, dice Dean Pesnell, del Centro de Vuelos Espaciales Goddard, en Greenbelt, Maryland. “HMI finalmente podrá entregarnos esto”.
La dinamo está oculta a la vista por cerca de 140.000 kilómetros de gas caliente que la cubre. SDO penetra el velo utilizando una técnica familiar para los geólogos, la sismología. Así como los geólogos sondean el interior de la Tierra utilizando las ondas generadas por terremotos, los físicos solares pueden sondear el interior del Sol utilizando ondas acústicas generadas por la turbulencia de ebullición del propio Sol. HMI detecta las ondas que los investigadores en la Tierra podrán transformar en imágenes muy claras.
“Es como hacer una ecografía de una madre embarazada”, Pesnell explica. “Podemos ‘ver al bebé’ a través de la piel.”
Fuente: El Mensajero de los Astros. Aportado por Eduardo J. Carletti
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