La ESA confía en un "posible despertar" del módulo Philae entre mayo y junio

Philae se posó sobre el cometa 67/P Churyumov-Gerasimenko el pasado 12 de noviembre tras tres aterrizajes y dos rebotes, lo que hizo que no cayera en el punto programado y que quedara en una zona oscura y rocosa, sin la luz necesaria en estos momentos para cargar las baterías y trabajar de forma autónoma

La Agencia Espacial Europea (ESA) confía en un «posible despertar» entre mayo y junio del módulo Philae, el primer artefacto dirigido por el ser humano que consiguió aterrizar sobre un cometa, tras separarse de la sonda madre Rosetta.

«Esperamos que despierte, pero nadie puede garantizarlo», manifestó en una rueda de prensa en el centro de operaciones de Darmstadt (Alemania) el director de Navegación Espacial Tripulada y Misiones de la ESA, Thomas Reiter.

La clave será que la temperatura de Philae supere los 0 grados Celsius cuando el cometa en el que se encuentra se acerque al Sol, lo que permitirá que las baterías del módulo comiencen a cargarse de energía solar.

Philae se posó sobre el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko el pasado 12 de noviembre tras tres aterrizajes y dos rebotes, lo que hizo que no cayera en el punto programado y que quedara en una zona oscura y rocosa, sin la luz necesaria en estos momentos para cargar las baterías y trabajar de forma autónoma.

El 15 de noviembre, 57 horas tras el histórico aterrizaje, entró en hibernación, aunque antes fue capaz de enviar a la Tierra información de sus primeros experimentos.

En estos momentos, explicó Reiter, la sonda madre Rossetta se encuentra a 29 kilómetros del cometa y se espera que en febrero pueda acercarse a seis kilómetros de la superficie del cometa y enviar imágenes de la misma.

Los científicos de la ESA siguen estudiando la información recibida de Rosetta y de Philae, una misión que debería concluir a finales de 2015 pero que Reiter confió en que se amplíe un año más.

Dependerá, asumió, de los resultados que se obtengan en los trabajos científicos y de que se logre una ampliación del presupuesto.

La sonda Rosetta y su módulo Philae fueron reconocidos por las revistas científicas Science y Nature como uno de los diez descubrimientos del año 2014.

El cometa es casi hueco y está cubierto con elementos orgánicos

El cometa 67P/Churyumov, sobre el que aterrizó el módulo Philae de la senda Rosetta, es «rico en materiales orgánicos, con pequeños signos de agua congelada», es muy poroso y tiene mucho menos densidad de lo que se creía: su interior está vacío en un 80 por ciento, según los primeros datos analizados.

Así lo consignó un artículo publicado hoy en la revista Sience, que difundió los primeros resultados de los estudios que se le hicieron al cometa in situ desde que el 12 de noviembre pasado Philae se posó sobre su superficie.

«Los bajos valores de masa y densidad limitan fuertemente la composición y la estructura interna del núcleo, lo que implica (que tiene) una naturaleza relativamente suave, con una porosidad de 70 a 80%», destacó la publicación científica.

Así, pese a que el cometa de cuatro kilómetros de largo pesa unas 10.000 millones de toneladas, la baja densidad del astro le permitiría flotar en el mar, como un iceberg o una gran piedra pómez, coincidieron especialistas en medios de comunicación científicos.

Entre los principales descubrimientos, la superficie del 67P está cubierta por mezclas complejas de material orgánico que contiene posiblemente ácidos carboxílicos, que también aparecen en los aminoácidos, componente esencial de la vida.

Estos compuestos orgánicos estaban presentes cuando el cometa se formó con materia primordial, hace más de 4.000 millones de años, señaló en la Sience el científico Fabrizio Capaccioni, del Instituto Nacional Astrofísico en Roma.

Según informó a través de su sitio web la Agencia Espacial Europea (ESA), a cargo de la misión, los científicos identificaron en el cometa «19 regiones separadas por límites distintivos» que fueron nombradas como deidades egipcias.

El sistema de cámaras Osiris logró captar el 70 por ciento de la superficie: «las áreas restantes en el hemisferio sur aún no ha sido completamente iluminada desde la llegada de Rosetta», explicó la ESA.

Además fueron identificadas cinco categorías básicas de tipos de superficie: cubierta con polvo; materiales frágiles con estructuras circulares; grandes depresiones; terrenos lisos; y superficies más consolidad, tipo roca.

Sin embargo, el cuerpo se acerca al sol, por lo que gran parte de los paisajes fotografiados cambiarán pronto o desaparecerán.

De hecho, el 67P parece estar perdiendo agua por el «cuello» que conecta sus dos extremos redondeados y contiene menos hielo en la superficie de lo anticipado.

La sonda Rosetta fue lanzada al espacio el 2 de marzo de 2004 y tras recorrer durante de diez años más de 6.400 millones de kilómetros, el 6 de agosto entró en la órbita del cometa y el 12 de noviembre depositó en la superficie al módulo Philae, un pequeño laboratorio equipado con instrumentos para análisis científico.

El objetivo de la misión es realizar mediciones para ampliar el conocimiento sobre la formación del astro y la del Sistema Solar, con el fin de obtener obtener datos sobre el origen de la vida a través de moléculas orgánicas, ya que se cree que los cometas son los restos invariables más antiguos del disco de polvo que dio origen al Sistema Solar hace 4.600 millones de años.

La misión, cuyo fin estaba previsto para diciembre de 2015, podría extenderse durante un años más, según informó la ESA el miércoles.

 

 

Además, Philae podría «despertar» entre mayo y junio para continuar con sus estudios. «Esperamos que despierte, pero nadie puede garantizarlo», manifestó el director de Navegación Espacial Tripulada y Misiones de la ESA, Thomas Reiter, según informó la agencia DPA.

Para que ello suceda, la temperatura del minilaboratorio debería superar los 0 grados Celsius cuando el cometa se acerque al Sol, lo que permitirá que las baterías del módulo comiencen a cargarse de energía solar.

Tras posarse sobre el 67/P, Philae rebotó dos veces y quedó en una zona en la que no llega la luz del sol, por lo que no tiene la luz necesaria para cargar sus baterías y trabajar de forma autónoma. Poco más de dos días después, entró en hibernación, aunque antes pudo mandar a la Tierra información en bruto sobre los primeros análisis.

Fuente: EFE y TELAM. Aportado por Eduardo J. Carletti