Cuarenta ratas conviven en un ecosistema que simula un vuelo espacial. El experimento se enmarca dentro del proyecto Melissa de la Agencia Europea del Espacio Las 40 ratas de laboratorio consumen el mismo oxígeno que un ser humano. Con reciclaje artificial, se podría emprender un viaje de larga duración
Una tripulación de 40 ratas convivirá a partir de hoy en una planta piloto que utilizará un nuevo sistema de reciclaje para convertir todos los desechos y residuos animales en oxígeno y alimentos. Dos elementos básicos para demostrar la autosupervivencia de una tripulación en el espacio y la independencia de la nave en un viaje extraterrestre de larga duración.
El ecosistema artificial, pionero en el continente, se enmarca dentro del proyecto Melissa de la Agencia Espacial Europea (ESA), que desarrolla la Universidad Autónoma de Barcelona. Para la prueba se ha elegido un equipo formado por 40 ratas de laboratorio, lo que equivale al consumo de oxígeno de una sola persona, y que habitará este espacio artificial durante más de dos años.
El ecosistema cerrado está formado por cuatro reactores que convierten los residuos y desechos de las ratas en dióxido de carbono y nitrato. Estas substancias alimentan a un vivero artificial de algas y plantas que, a su vez, produce la cantidad necesaria de oxígeno para que los animales puedan respirar de forma autónoma.
Con este ciclo de reciclaje artificial se podría emprender un viaje de larga duración a través del espacio. De hecho, para la supervivencia de una tripulación en un viaje a Marte de 1.000 días, la carga de alimentos y oxígeno debería ser de 30 toneladas. Un peso que sería incapaz de transportarse en un viaje hacia el espacio, según ha explicado el director del proyecto, Enrique Peiro.
«Es un proceso de reciclaje muy simple que convierte los residuos en oxígeno y que, a su vez, sirve para mantener con vida una plantación artificial de algas comestibles», ha aclarado Peiro durante la presentación oficial del proyecto en la planta Melissa de la UAB. De hecho, el director del plan piloto ha comparado el ecosistema con «la recreación artificial del ciclo de vida de un lago» para explicar la viabilidad de un laboratorio que simula las condiciones de vida de un vuelo espacial de larga duración con 40 ratas a bordo.
A pesar de reiterar en varias ocasiones que la prueba se encuentra en una fase «muy embrionaria», Peiro se mostró optimista y apuntó que, en un futuro no muy lejano, se pueda incoporar el nuevo sistema de reciclaje a naves que viajen a Marte. El responsable incluso ha apuntado la idea de que el proyecto se implante en bases espaciales de otros planetas o satélites como la Luna.
De hecho, esta planta piloto es una iniciativa pionera en Europa, por lo que la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, ha querido estar presente en su jornada inaugural. Tras interesarse por la función de los cuatro reactores y observar el comportamiento de las rata, Garmendia ha dejado claro que se trata de un proyecto «extraordinario». Por si fuera poco, la titular de Ciencia e Innovación ha destacado el «grandísimo impacto» que puede llegar a tener sobre la economía el sistema de optimización de residuos instaurado en la planta piloto Melissa, que garantiza la presencia prolongada de humanos en el espacio.
Fuente: El Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti
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