Un exhaustivo estudio realizado con el telescopio VLT de la organización Observatorio Europeo Austral, ESO, profundiza un antiguo misterio relativo al estudio de las estrellas de tipo solar
Siguen sin explicación las inusuales variaciones de brillo que ocurren anualmente en alrededor de un tercio de las estrellas similares al Sol cuando están en el final de sus vidas. Durante las últimas décadas los astrónomos han entregado muchas explicaciones posibles, pero las nuevas y meticulosas observaciones las contradicen, profundizando aún más el misterio. Continúa la búsqueda de una interpretación apropiada.
«Los astrónomos están en la oscuridad y, por esta vez, no lo celebramos», dice Christine Nicholls del Observatorio de Mount Stromlo, en Australia, autora principal de un artículo que informa sobre el estudio. «Hemos obtenido el conjunto más abarcativo de observaciones existente a la fecha para esta clase de estrellas similares al Sol y claramente muestra que han fallado todas las explicaciones posibles sobre su inusual comportamiento».
El misterio investigado por el equipo data de los años 30 y afecta a alrededor de un tercio de las estrellas de tipo solar de nuestra galaxia, la Vía Láctea y de otras galaxias. Hacia el fin de sus vidas, todas las estrellas con masas similares al Sol se tornan rojas, frías y sumamente grandes, justo antes de jubilarse, como enanas blancas. También conocidas como gigantes rojas, estas estrellas ancianas muestran fuertes y periódicas variaciones en su luminosidad con períodos de hasta un par de años.
“Se piensa que tales variaciones son causadas por lo que llamamos pulsaciones estelares”, dice Nicholls. “Hablando en forma aproximada, la estrella gigante se hincha y encoge, haciéndose más brillante y oscura de acuerdo a patrones regulares. Sin embargo, un tercio de estas estrellas muestra una inexplicable variación periódica adicional, en escalas de tiempo aún más largas, de hasta cinco años”.
Para descubrir el origen de esta característica secundaria, los astrónomos monitorearon 58 estrellas en nuestra galaxia vecina, la Gran Nube de Magallanes, durante dos años y medio. Obtuvieron espectros empleando el espectrógrafo de alta resolución FLAMES/GIRAFFE con el telescopio VLT de ESO y los combinaron con imágenes de otros telescopios, logrando una impresionante colección de propiedades de estas estrellas variables.
Sobresalientes conjuntos de datos como el conseguido por Nicholls y sus colegas, a menudo aportan orientación respecto a cómo solucionar un rompecabezas cósmico al estrechar la plétora de explicaciones posibles propuestas por los teóricos. En este caso, las observaciones son incompatibles con todos los modelos previamente concebidos y reabren un asunto que ha sido rigurosamente debatido. Gracias a este estudio, los astrónomos ahora están conscientes de su propia “ignorancia”, un genuino conductor en el proceso de búsqueda del conocimiento, tal como dicen que enseñaba el antiguo filósofo griego Sócrates.
“Las informaciones reunidas recientemente muestran que las pulsaciones son una explicación extremadamente improbable para la variación adicional”, señala el líder del equipo Peter Wood. “Otro mecanismo posible para producir variaciones de luminosidad en una estrella es que la propia estrella se mueva en un sistema binario. Sin embargo, nuestras observaciones también son fuertemente incompatibles con esta hipótesis”.
A partir de análisis posteriores, el equipo determinó que cualquiera sea la causa de estas variaciones inexplicadas, éstas también provocan que las estrellas gigantes eyecten masa, ya sea en bloques o como un disco en expansión. “Se necesita un Sherlock Holmes para resolver este misterio tan frustrante”, concluye Nicholls.
Esta investigación fue presentada en dos artículos: uno apareció en la edición de noviembre del Monthly Notices of the Royal Astronomical Society , bajo el título “Long Secondary Periods in Variable Red Giants”, por P. R. Wood y C. P. Nicholls y otros, mientras que el otro acaba de ser publicado en el Astrophysical Journal, y se titula “Evidence for mass ejection associated with long secondary periods in red giants”, por P. R. Wood y C. P Nicholls).
El equipo está compuesto por Christine P. Nicholls y Peter R. Wood (Escuela de Investigación en Astronomía y Astrofísica, Universidad Nacional de Australia), Maria-Rosa L. Cioni (Centro de Investigación en Astrofísica , Universidad de Hertfordshire, Reino Unido) e Igor Soszy?ski (Observatorio de la Universidad de Varsovia, Polonia).
Fuente: El Mensajero de los Astros. Aportado por Eduardo J. Carletti
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