Un agujero negro. Un concepto simple y claro, al menos de acuerdo a la hipótesis de Roy Kerr, quien en 1963 propuso un modelo «limpio» del agujero negro, que es el paradigma teórico actual. De la teoría a la realidad, las cosas pueden ser muy diferentes. Según una nueva investigación llevada a cabo por un grupo de científicos que incluye a Thomas Sotiriou, un físico de la Escuela Internacional de Estudios Avanzados (SISSA) de Trieste, los agujeros negros pueden ser mucho «más sucios» de lo que creía Kerr
De acuerdo con el modelo tradicional, los agujeros negros se definen únicamente por dos cantidades: su masa y su impulso angular (la velocidad de rotación del agujero negro). Una vez que su progenitora se ha derrumbado (una estrella de gran masa, por ejemplo, que al final de su ciclo de vida se derrumba hacia dentro) su memoria se pierde para siempre. Todo lo que queda es un agujero negro en reposo, casi sin rasgos distintivos: a su lado, los agujeros negros de masa y momento angular se ven casi iguales.
Según Sotiriou, las cosas podrían no haber ocurrido de esta manera. «Los agujeros negros, de acuerdo con nuestros cálculos, pueden tener cabello», explica Sotiriou, en referencia a una conocida declaración del físico John Wheeler, quien afirmó que «los agujeros negros no tienen pelos«. Wheeler quería decir que la masa y momento angular son todo lo que uno necesita para describirlos.
«A pesar de que el modelo ‘calvo’ de Kerr es consistente con la relatividad general, puede que no sea compatible con algunas extensiones conocidas de la teoría de Einstein, llamadas teorías escalar-tensor», añade Sotiriou. «Es por eso que hemos llevado a cabo una serie de nuevos cálculos que nos permitieron concentrarnos en la materia que normalmente rodea a los agujeros negros reales, los observados por los astrofísicos. Este asunto hace que el agujero negro puro y simple de la hipótesis de Kerr desarrolle una nueva ‘carga’ (el pelo, como lo llamamos) que se ancla a la materia circundante, y probablemente a todo el Universo».
La confirmación experimental de esta nueva hipótesis puede provenir de las observaciones realizadas con los interferómetros, instrumentos capaces de registrar las ondas gravitacionales. «Según nuestros cálculos, el crecimiento del cabello del agujero negro», concluye Sotiriou «es acompañado por la emisión de ondas gravitacionales distintivas. En el futuro, las grabaciones de ese hecho pueden cuestionar el modelo de Kerr y ampliar nuestro conocimiento de los orígenes de la gravedad .»
Fuente: Science Daily. Aportado por Eduardo J. Carletti
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