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Los astrónomos descubren antiquísimo sistema con cinco planetas pequeños

Hallan un sistema formado por cinco planetas con tamaños parecidos al nuestro que se formó hace 11.200 millones de años, cuando el universo sólo tenía alrededor de un 20% de su edad actual. Está situado a una distancia de 117 años luz de nuestro planeta

Utilizando datos de la misión Kepler de la NASA han descubierto este sistema que data de cuando la Vía Láctea era una jovencísima galaxia de sólo 2.000 millones de años de edad.

Este apretado sistema, llamado Kepler-444, aloja cinco planetas que varían en tamaño, el más pequeño es comparable al tamaño de Mercurio y el más grande el de Venus. Los cinco planetas orbitan en menos de diez días una estrella similar al Sol, lo que hace que sus órbitas estén mucho más cerca de la tórrida psoción orbital de 88 días de Mercurio alrededor del Sol.

Dibujo de la estrella Kepler-444 y sus cinco planetas. TIAGO CAMPANTE/PETER DEVINE

Se podría decir que se sienten como unos arqueólogos de la búsqueda de planetas. Con la ayuda de telescopios espaciales como el Kepler, escrutan nuestra galaxia buscando los objetos celestes más antiguos para intentar entender cómo se formaron los planetas. Este equipo internacional de científicos acaba de anunciar un importante hallazgo arqueológico en la Vía Láctea: han encontrado el sistema solar más antiguo, con planetas del tamaño más similar a la Tierra de los que han sido descubiertos hasta ahora.

El sistema alberga, al menos, cinco mundos con tamaños parecidos al de la Tierra, que orbitan alrededor de una estrella denominada también Kepler-444. Esta estrella es un 25% más pequeña que nuestro Sol (diámetro del Sol = 1.392.000 km, Kepler-444 = 1.046.784 km), bastante más fría y muy luminosa. Una de las más brillantes que ha detectado el telescopio de la NASA Kepler. Pertenece a un sistema triple, con dos compañeras enanas rojas muy juntas, a una distancia de unas 60 UA, el doble de la distancia del Sol a Neptuno.

Para realizar este estudio, en el que han participado instituciones de EEUU, Reino Unido, Dinamarca, Portugal, Australia, Alemania e Italia, usaron datos que se colectaron a través de este telescopio durante cuatro años.

Describen sus características esta semana en la revista Astrophysical Journal, en un estudio que pone de manifiesto cómo la formación de planetas como la Tierra en nuestra galaxia, la Vía Láctea, comenzó mucho antes de que se originara nuestro Sistema Solar.

Vida en nuestra galaxia

Comparado con los 11.200 millones de años que tiene la estrella Kepler-444, nuestro Sol nació hace 4.500 millones de años, es decir, es una estrella casi dos veces y medio más joven. Kepler-444, aseguran los autores de este estudio, sería el sistema planetario más antiguo que conocemos que alberga mundos con tamaños parecidos al nuestro.

«Este descubrimiento tiene amplias implicaciones. Ahora sabemos que se han ido formando planetas del tamaño de la Tierra durante la mayor parte de los 13.800 millones de años de historia que tiene el Universo», explica Tiago Campante, investigador de la Universidad de Birmingham y autor principal del estudio, en una nota de prensa emitida por este centro británico. Según afirma el estudio, este descubrimiento deja abierta la posibilidad de que hubiera existido vida muy primitivamente en nuestra galaxia.

Los cinco planetas que han detectado en torno a la estrella Kepler-444, sin embargo, no podrían albergar vida tal como la conocemos en la Tierra. Están tan cerca de la estrella que apenas les lleva diez días dar una vuelta completa a su alrededor, por lo que los científicos creen que se trata de mundos con temperaturas infernales, sin agua líquida y que sufren altos niveles de radiación.

Este sistema se originó mucho antes que el nuestro: «Cuando la Tierra se formó, los planetas de ese sistema ya eran más viejos de lo que la Tierra es en la actualidad. Este descubrimiento podría ayudar ahora a identificar el inicio de lo que podríamos llamar ‘la era de la formación planetaria'», añade Tiago Campante.

«Éste es uno de los sistemas más antiguos que hay en nuestra galaxia. Kepler-444 pertenece a la primera generación de estrellas. Este sistema nos dice que ya había planetas formándose alrededor de estrellas 7.000 millones de años antes que nuestro Sistema Solar», señala Steve Kawaler, investigador de la Universidad del Estado de Iowa y coautor del estudio.

«Nunca habíamos visto algo así. El hecho de que se trate de una estrella tan antigua y con buena cantidad de planetas pequeños hace que sea un sistema muy especial», señala Daniel Huber, coautor del estudio e investigador de la Universidad de Sidney.

Una estrella más fría que nuestro Sol

El sistema solar Kepler-444 se encuentra relativamente lejos del nuestro, a 117 años luz de distancia, en la costelación de Lira. Según detallan los descubridores de este sistema, han podido localizarlo gracias a una técnica denominada astrosismología, que se utiliza desde hace un par de décadas y consiste en estudiar las oscilaciones o vibraciones que periódicamente se producen en una estrella. Sería algo así como escuchar las resonancias naturales de un astro que son causadas por el sonido atrapado en él. Estas oscilaciones provocan cambios minúsculos o pulsaciones en su brillo, que permite a los científicos calcular su diámetro, su masa y su edad.

 

 

Así, determinan que la estrella Kepler-444 es un 25% mas pequeña que nuestro sol, y «sustancialmente mas fría». Por lo que respecta a los planetas, los localizan gracias a las variaciones en la intensidad de la luz que se producen cuando el planeta pasa delante de la estrella. Esa pérdida de intensidad en la luz emitida por la estrella permite a los astrofísicos calcular el tamaño del planeta.

«Los sistemas planetarios alrededor de las estrellas han sido algo común en nuestra galaxia durante mucho, mucho tiempo», añade Kawaler. Los científicos aseguran que este descubrimiento les ayudará a conocer mejor a la Vía Láctea. Según señalan, es ahora cuando están empezando a vislumbrar la variedad de ambientes en nuestra galaxia que han conducido a la formación de pequeños mundos, como el nuestro.

Fuente: El Mundo, NASA y otros sitios. Aportado por Eduardo J. Carletti

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Imágenes del telescopio Herschel esclarecen la estructura del sistema planetario de Tau Ceti

La estrella Tau Ceti, a tan solo 12 años luz de la Tierra, se parece tanto al Sol que varios relatos de ciencia ficción se han referido a ella. También fue la primera donde, hace ya medio siglo, se buscaron señales de vida inteligente. Su interés aumentó en 2012, cuando los astrónomos hallaron indicios de que cinco posibles planetas algo mayores que la Tierra podrían estar orbitando alrededor del astro a una distancia menor de la que separa a Marte del Sol; uno de ellos, de hecho, parecía encontrarse en la zona habitable

Hace poco, unas imágenes infrarrojas captadas por el observatorio espacial Herschel han esclarecido aún más la estructura del sistema planetario de Tau Ceti, al mostrar con mayor detalle su cinturón de polvo.

El polvo se crea en las colisiones entre asteroides y cometas, por lo que su localización revela las órbitas de estos objetos, demasiado pequeños para verlos por medios directos. Según explica Samantha Lawler, de la Universidad de Victoria en la Columbia Británica, el cinturón de polvo de Tau Ceti cuenta con una gran extensión.

El pasado mes de noviembre, el grupo de investigación de Lawler comunicó que el borde interior del cinturón se encontraría a unas dos o tres unidades astronómicas (UA) de la estrella; es decir, a la misma distancia que la que media entre el Sol y nuestro cinturón de asteroides. El polvo de Tau Ceti se extiende hasta las 55 UA. Trasladada al Sistema Solar, esa distancia abarcaría hasta un poco más allá del cinturón de Edgeworth-Kuiper: el inmenso anillo exterior de objetos pequeños entre los que destacan Plutón y otros planetas enanos. Cabe suponer que el cinturón de polvo de Tau Ceti bulle con asteroides y cometas; sin embargo, Lawler considera muy poco probable que incluya un planeta tan grande como Júpiter, ya que la gravedad de un objeto semejante habría expelido la mayor parte de las rocas de poco tamaño.

 

 

De aquí a un año, la red de radiotelescopios ALMA, en Chile, proporcionará una vista más nítida del disco de Tau Ceti, sobre todo de su borde interior. Esas imágenes servirán para deducir si los cinco supuestos planetas son reales o no: si el disco se solapa con sus presuntas órbitas, lo más probable será que no existan, ya que en caso de estar allí habrían limpiado la zona de asteroides y polvo.

Si se confirmase la existencia de esos planetas, el grupo de Lawler cree que el sistema de Tau Ceti vendría a ser una especie de sistema solar sin los cuatro planetas gigantes (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno): con algunos planetas menores cercanos a la estrella y, más allá, solo asteroides, cometas y polvo.

Fuente: Scientific American. Aportado por Eduardo J. Carletti

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El Observatorio Paranal inaugura nuevos telescopios para hallar exoplanetas

El método de búsqueda está basado en la detección de tránsistos. Los telescopios que componen el conjunto son desarrollos de alta tecnología (de 20cm F/2.8) manufacturados por Astrosysteme Austria (ASA)

El conjunto de 12 telescopios denominado Next-Generation Transit Survey (NGTS, Sondeo de Tránsitos de Nueva Generación) ya ha realizado su primera luz (la primera toma de imagen) en el Observatorio Paranal del Observatorio Europeo Austral (ESO), en el norte de Chile. La nueva instalación ha sido construida por un consorcio formado por instituciones de Reino Unido, Suiza y Alemania.


Esta imagen nocturna de larga exposición muestra los telescopios durante las pruebas. La brillante Luna aparece en el centro de la imagen, donde también pueden verse en el horizonte las cúpulas de los telescopios VISTA (a la derecha) y el Very Large Telescope o VLT (a la izquierda)

Este proyecto buscará exoplanetas en tránsito, planetas que pasan frente a su estrella anfitriona produciendo un ligero oscurecimiento en la luz de la estrella que puede ser detectado por los instrumentos. Los telescopios se centrarán en descubrir planetas del tamaño de Neptuno y más pequeños, con diámetros de entre dos y ocho veces el de la Tierra.

 

 

El método de tránsito

Uno de los métodos principales de búsqueda de exoplanetas es la observación de un posible tránsito, es decir, el paso de un planeta exactamente entre la estrella y la Tierra durante su órbita. Obviamente, el tránsito del planeta no es observable directamente dadas las distancias involucradas; pero cuando se produce, la luminosidad aparente de la estrella baja ligeramente, ya que se oculta temporalmente una pequeña fracción de su superficie. Unas mediciones muy delicadas pueden detectar esta situación.

Este método proporciona información bastante precisa sobre la masa y la órbita. Permite también calcular el tamaño del planeta: cuanto más grande es este último, más marcada está la reducción temporal de luminosidad.

Por desgracia, el método del tránsito sólo puede revelar los planetas que pasan exactamente entre su estrella y la Tierra, lo que es no es tan común. Se limitaba hasta hace un tiempo a planetas bastante grandes, ya que un pequeño planeta telúrico no causa una reducción de luminosidad fácil de detectar. Sin embargo, en la actualidad las técnicas aplicadas a la detección se han refinado mucho.

Fuente: Sinc y otros sitios. Aportado por Eduardo J. Carletti

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