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La tumba del faraón Sobekhotep I resurge 3.800 años después

El faraón Sobekhotep gobernó Egipto hace 3.800 años. Su reinado, sin embargo, era hasta ahora un inmenso interrogante. Solo un par de datos, motivo de controversia entre los egiptólogos, habían vencido al olvido

Una misión estadounidense promete ampliar su raquítica biografía tras hallar fortuitamente su tumba en Abydos, una de las ciudades más renombradas del Alto Egipto a unos 500 kilómetros de El Cairo.

El equipo del reputado egiptólogo Joseph Wagner, de la Universidad de Pensilvania, dio por azar con la sepultura vacía hace un año. Un enorme sarcófago de cuarcita sin grandes adornos y más de 60 toneladas que solo ahora ha podido ser identificado como el lugar de descanso de Sobekhotep I, quien reinó durante cuatro años y medio, el período más largo del convulso y decante segundo periodo intermedio (1800 a. C. a 1550 a. C.).

Desenterrando a un monarca

El hallazgo de unos fragmentos de losa de la misma piedra que sirvió para construir el ataúd han permitido a los expertos atar todos los cabos sueltos. Los trozos llevan tallados el nombre del monarca y muestran al faraón sentado en el trono. Además, se han descubierto varios canopos, recipientes con los víceras del rey —extraídas, lavadas y embalsamadas durante la momificación— y objetos funerarios realizados en oro.

El enterramiento de Sobekhotep I -construido con caliza transportada desde unas canteras cercanas a la actual capital egipcia- estaba rematado por una pirámide, hoy desaparecida y similar a las que también debieron lucir la decena de tumbas de reyes de la misma dinastía que han sido localizadas en las necrópolis de Dashur y Saqara, a un tiro de piedra de la majestuosa meseta de Giza.

Y es que la polémica persigue a la figura de Sobekhotep I. El mundo científico discute su puesto en la cronología de monarcas que administraron el Antiguo Egipto en una época de reyes fugaces, a menudo militares o extranjeros incapaces de controlar todo el territorio que eran desalojados del trono apenas unos meses después de su ascenso. Para algunos estudiosos, Sobekhotep I fue el vigésimo gobernante de la XIII dinastía —en cuyo caso sería Sobekhotep I— mientras que otros defienden la versión cada vez más extendida de que fue el fundador de la dinastía.

Una biografía desconocida

Cuitas de linaje aparte, por su nombre se cree que fue hijo de Amenemhat IV, penúltimo faraón de la XII dinastía, y gobernó alrededor de cuatro años y medios entre 1803 y 1781 a.C. Aparece mencionado en uno de los muros de la ciudad de Abydos, en una puerta y en un papiro expuesto en Turín. El resto de su biografía había permanecido ignota hasta hoy.

La expedición estadounidense, que horada el lugar desde hace tres décadas, no descarta dar con nuevos hallazgos que proporcionen datos de su vida e iluminen uno de los períodos peor conocidos de una civilización fascinante. Una vez completada la excavación y el estudio de las pinturas halladas en la tumba, el lugar será restaurado y abierto al público, informó el Ministerio de Antigüedades egipcio en un comunicado.

Fuente: El Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti

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Hallan dos piezas olmecas con tres mil años de antigüedad

Dos piezas de la cultura Olmeca con alrededor de tres mil años de antigüedad, fueron encontradas en la zona arqueológica conocida como Palacio Rojo, ubicada en la comunidad de San Lorenzo, del municipio de Texistepec, Veracruz

Dos piezas olmecas de tres mil años de antigüedad fueron descubiertas por un grupo de arqueólogos encabezado por Ann Marie Cyphers Tomic, académica del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.

Se trata de un disco de basalto de 61 centímetros de diámetro que tiene el grabado de dos huellas de patas de ave, probablemente de un águila, así como una escultura de bulto parcial con forma felina, con las fauces abiertas y las dos patas delanteras cruzadas, de 300 kilogramos de peso, que está mutilada y podría corresponder a un jaguar, explicó la arqueóloga en entrevista.

Ambos vestigios están hechos de basalto y se encontraron en el Palacio Rojo, lujosa residencia de los gobernantes de la primera capital olmeca (de dos mil 200 metros cuadrados), ubicada en San Lorenzo, municipio de Texistepec, Veracruz, a 60 kilómetros del puerto de Coatzacoalcos.

Las piezas se exhiben al público en el Museo Comunitario del lugar, que fue inaugurado en 1995 con apoyo de esta casa de estudios.

El Palacio Rojo ha sido excavado en casi una cuarta parte de su totalidad por Cyphers, dedicada al estudio de la zona arqueológica desde 1990.

Su labor en 2012 y 2013 fue financiada por Petróleos Mexicanos, a través del Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental, A.C., que entre sus objetivos tiene el fomento a la protección de los recursos ambientales y culturales en el sur de Veracruz.

“San Lorenzo Tenochtitlán es la capital más antigua de la cultura Olmeca. Fue fundada desde el año mil 800 antes de nuestra era y tuvo su apogeo entre los años mil 400 y mil”, sostuvo la arqueóloga.

Disco, monumento conmemorativo

El disco grabado, descubierto en 2012 por la universitaria y su grupo, es un objeto singular, un monumento conmemorativo cuyo grabado se relaciona con el nombre de un gobernante olmeca.

“Se colocó al inicio de la construcción del Palacio Rojo, entre el año mil 400 y mil 200 antes de nuestra era. Se posicionó junto a un drenaje sinuoso de basalto. Por contar entre las primeras actividades de la edificación, el disco debió ser un símbolo conmemorativo y testigo del nombre de la persona que financió la obra”, detalló Cyphers.

La arqueóloga consideró que las dos huellas de ave grabadas (que quizá corresponden a un animal poderoso como el águila arpía, que entonces se encontraba en la región) representan el símbolo de un gobernante de la capital.

“Las cabezas colosales, emblema de la cultura olmeca, portan cascos sobre los cuales tienen grabadas insignias que hacen referencia a los nombres de los gobernantes que representan. La cabeza colosal número cinco de San Lorenzo tiene en su tocado los símbolos de dos patas de ave. Sospecho que es del mismo gobernante que inició la construcción del palacio”, comentó.

En el Palacio Rojo hay varias representaciones relacionadas con aves en otros monumentos, por lo que se especula que pudieran ser emblemas de un linaje específico. “El contexto en que se encuentra el disco nos da información adicional sobre la identidad del gobernante fundador del palacio”, acotó.

Cabeza de felino, muestra de reciclaje

Dentro del Palacio, los arqueólogos han ubicado diversos tipos de cuartos, incluidas áreas de trabajo y almacenes de esculturas incompletas. “Los olmecas utilizaban las esculturas, a veces las mutilaban y luego las almacenaban por algún tiempo antes de reciclarlas para crear formas distintas”.

El reciclaje se motivaba en parte por consideraciones económicas, pues la roca basáltica se importó de yacimientos distantes en la sierra de los Tuxtlas. También, el tallado de segunda fase permitió la creación de nuevos símbolos sagrados, la cual estaba bajo el control de la élite que residía en el Palacio. A este grupo de piezas pertenece el felino encontrado en la temporada de 2013”, subrayó la investigadora del IIA.

Las esculturas tienen un simbolismo cósmico y sagrado, así que las transformaban para usar la misma roca en otras ceremonias. Es el caso de la cabeza de felino de fauces abiertas, que cuenta con las patas delanteras, pero no con el resto del cuerpo; probablemente se trate de un jaguar, poderoso símbolo en esa cultura.

Cyphers inició hace casi 24 años su proyecto con el estudio de los espacios domésticos y cotidianos de los olmecas, pero poco a poco diversificó y amplió su línea de investigación, hasta incluir aspectos ceremoniales y productivos, reconocimientos regionales e investigaciones de la subsistencia y el paleoambiente. “Así podemos tener una idea integral de lo que fue esa gran capital olmeca”, remarcó.

Taller de navajas de obsidiana

Actualmente, Cyphers labora en otro frente de excavación en la zona olmeca, llamado Malpica U, que aparentemente es el primer taller de navajas de obsidiana en Mesoamérica conocido hasta ahora.

Con financiamiento de un proyecto PAPIIT de la UNAM, se llevan a cabo excavaciones en el taller que se encuentra en Loma del Zapote, un sitio arqueológico que colinda al sur con San Lorenzo y forma parte del mismo contexto olmeca.

“La obsidiana es un vidrio volcánico y fue el material más importante para hacer herramientas cortantes, principalmente en el Altiplano de Mesoamérica. Tiene el filo más potente del mundo, incluso más que un bisturí”, señaló.

La navajilla de obsidiana fue una herramienta fundamental en Mesoamérica; se utilizó en la vida cotidiana y en las ceremonias rituales; su producción requería de especialistas. Los olmecas de San Lorenzo consiguieron obsidiana de al menos 11 yacimientos lejanos.



El taller de Malpica U se localiza sobre una enorme estructura semejante a un muelle, que se ubica junto a un río ahora extinto. Ahí laboraban artesanos especializados, que producían las navajas y dejaron herramientas y desechos de producción como testigo de su labor.

“En Malpica U hemos trabajado durante dos temporadas de campo (en 2012 y 2013) y seguiremos el año entrante. En gabinete se realiza la clasificación de los artefactos y desechos, con base en factores tecnológicos que permiten la identificación de los pasos productivos que pueden ordenarse en una chaîne opératoire”, finalizó.

Fuente: DGCS Unam. Aportado por Eduardo J. Carletti

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Arqueólogos desentierran enigmas de una cultura antigua en la Amazonía

El hallazgo de vestigios de la cultura Mayo-Chinchipe-Marañón, de unos 5.500 años de antigüedad, ha empezado a desbaratar la idea de que la agreste selva amazónica había impedido el desarrollo de cualquier tipo de civilización en esa región

El hallazgo de vestigios de la cultura Mayo-Chinchipe-Marañón, de unos 5.500 años de antigüedad, ha empezado a desbaratar la idea de que la agreste selva amazónica había impedido el desarrollo de cualquier tipo de civilización en esa región.

Este trabajo arqueológico también ha desvelado la existencia de un pueblo precolombino en la selva, organizado de forma sofisticada y que mantenía conexiones de intercambio con otros de los Andes y de la costa del océano Pacífico.

Así lo explicó el investigador Francisco Valdez, que dirige una misión científica en la provincia amazónica de Zamora Chinchipe (sureste), donde se encontró el yacimiento arqueológico.

El proyecto es auspiciado por los Institutos de Patrimonio Cultural (INPC) de Ecuador y de Investigación para el Desarrollo (IRD) de Francia.

El estudio comenzó en 2001 y ha contado con la colaboración de investigadores de Perú, señaló el arqueólogo ecuatoriano al precisar que después de los exámenes de carbono 14, entre otros, se ha logrado establecer que esta cultura tiene entre 2.500 y 5.500 años de antigüedad.

En 2002, contó Valdez, ya se pudo establecer la existencia de este pueblo en la zona de Santa Ana-La Florida, en el cantón Palanda de Zamora Chinchipe.

No obstante, y gracias a la colaboración de arqueólogos peruanos, se estima que este pueblo se extendió también por la selva de lo que hoy es Perú hasta llegar al Marañón, uno de los principales afluentes de la parte alta del río Amazonas.

La cultura Mayo-Chinchipe-Marañón corresponde en antigüedad a la cultura Valdivia, situada en la costa ecuatoriana y que es considerada como una de las más antiguas de Suramérica.

Para Valdez, el pueblo amazónico tenía relación con Valdivia (6.000 años de antigüedad) y, seguramente, a eso se deben los hallazgos en la selva de conchas marinas de los géneros «Strombus» y «Spondylus«.

Las conchas Strombus son usadas hasta la actualidad como grandes ocarinas, mientras que las Spondylus eran consideradas como una especie de moneda o de objetos de alto valor religioso.

Además, añadió el arqueólogo, la Mayo-Chinchipe-Marañón y la Valdivia eran «culturas contemporáneas» y «tenían relaciones, había intercambio de productos y de ideas, sobre todo».

Este descubrimiento, añadió el científico, rompe con el conocimiento de la historia antigua como se la enseña en la actualidad, sobre todo la visión de que «la Amazonía era salvaje y que la selva impedía que nada se desarrollara».

La Mayo-Chinchipe-Marañón es «la más antigua de la Amazonía occidental» y «presenta rasgos de una sofisticación social» compleja donde se podrían advertir formas de «jefaturas» sociales establecidas, añadió Valdez.

El estudio arqueológico, que ya lleva más de diez años, será presentado en varias exposiciones en Quito y también en el libro «Primeras sociedades de la Alta Amazonía», que se lanzará en estos días.

La arqueología ha cobrado interés esta semana en la capital ecuatoriana, ya que es la sede del III Encuentro Internacional de Arqueología Amazónica.

Fuente: La Información. Aportado por Eduardo J. Carletti

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