Y era tan espantoso lo que se veía que dijo Moisés: "Aterrorizado estoy y temblando"
—HB.: XII, 21
Eduardo Pablo Giordanino
Godwin sostenía que los hombres obran mal sólo porque intentan hacer que otros obedezcan unas leyes fijas; si todo el mundo hiciese libremente lo que realmente quisiese hacer en todo momento -y si se hubiese despojado a todos de los prejuicios, del fanatismo y de la ignorancia-, entonces todo el mundo obraría de una forma razonable. Ningún hombre perjudicaría a otro ni trataría de amontonar más bienes de los que pudiese usar, ni sentiría envidia por no poder realizar lo que otro hiciese. Tan lejos llevó Godwin esta doctrina de anarquismo filosófico, que puso reparos a la presencia de un director al frente de cada orquesta, por considerarla como una especie de injustificada tiranía sobre los músicos; dejándolos solos, los músicos coincidirían en un ritmo natural y ejecutarían mejor su trabajo que bajo la dirección de la batuta.
—Crane Brinton, Ideas and Men
William Godwin (1756-1836) es un personaje multifacético: economista, anarquista y periodista, fue esposo de la primera sufragista, padre de la autora de Frankenstein y suegro del poeta Shelley. Educado bajo los preceptos calvinistas, Godwin es nombrado pastor en 1778, pero las lecturas de Helvetius y Rousseau hacen tambalear su fe: repite los pasos de su padre —un pastor disidente— y en 1872 llega a Londres, donde escribe para los whigs (progresistas, enemigos de los tories o conservadores). Hacia 1789, los acontecimientos de Francia lo impulsan a concebir una obra que fundamentara los principios revolucionarios, y nace así An Enquiry Concerning Political Justice and its influence on General Virtue and Happiness (Una investigación sobre la justicia política y su influencia en la virtud y la felicidad, conocido por su forma abreviada, Justicia Política), publicado en Londres en febrero de 1793. Con esta obra Godwin se coloca en el centro de la opinión pública inglesa, obteniendo adversarios como Malthus y admiradores como los poetas Southey, Coleridge y Wordsworth, que quieren venir a América para edificar la "Sociedad Godwiniana". Luego del efímero éxito llega la pobreza. Otras obras suyas no tuvieron repercusión, y Godwin tuvo que trabajar de librero, o escribir libros de texto para escuelas primarias con pseudónimo.
Godwin abominaba del matrimonio en sus libros, donde llegó a manifestar que "el matrimonio es una ley y la peor de las leyes; el matrimonio es una propiedad y la peor de las propiedades". Muchos juzgan a los pensadores por la coherencia existente entre lo que predican y lo que hacen (sabiduría condensada en frases populares como "haz lo que yo digo, mas no lo que yo hago"). En 1797 Godwin se casó en secreto con Mary Wollstonecraft (1759-1797). Mary era una gran escritora política, uno de cuyos libros fue Vindicación de los derechos de la mujer (1792), considerado el primer alegato feminista.
Ese mismo año nace la única hija de Godwin, quien llevaría el nombre y el apellido materno por decisión de su padre (la madre quedó gravemente enferma y murió diez días después que nació Mary [sutil manera de negar que realmente estaba casado (en secreto)]). Un año más tarde William publica Memorias de la Autora de la Vindicación de los derechos de la mujer, donde relata sus amores previos (antes de Godwin: el pintor Fuseli y el yanqui Imlay), sus intentos de suicidio, y su hija ilegítima Fanny. Muy poco después Godwin conoce a Mary Jane Clairmont. Dijo el Dr. Johnson que el hombre que se casa por segunda vez demuestra el triunfo de la esperanza sobre la experiencia: Godwin se casó por segunda vez en 1801. La primera vez podría haber dicho "Oh, fue tan sólo un error!", pero la segunda vez, ya es mala intención.
Este hogar de revolucionarios pronto recibiría la visita de otro alborotador: en 1811 llega el veinteañero Percy Bisse Shelley, flamantemente casado y también flamantemente expulsado de la Universidad de Oxford por publicar el panfleto La necesidad del ateísmo. Mientras comenzaba su primer año en la universidad, Percy Shelley manda imprimir The Necessity of Atheism sin la mención de su nombre, pero con la ostentación de la palabra ateísmo en el título con el objetivo de llamar la atención. Anuncia esta publicación por medio de un aviso en el diario The Oxford University and City Herald, y envía ejemplares a obispos y profesores. Ninguna librería aceptó poner en venta un libro con semejante título, ya que los dueños sabían a qué se arriesgaban con obras de ese tenor (atacar al cristianismo era atacar a la ley misma). Shelley recurrió entonces a la técnica del ataque, metiéndose de prepo en una librería muy conocida y ubicando algunos ejemplares en las mesas. Como el mundo es muy chico y el tiempo suele pasar muy rápido, a los pocos minutos pasó un reverendo, se quejó, después los libreros recriminaron al imprentero, y más tarde los oxonienses expulsaron a Shelley. En este panfleto era notoria la influencia de los filósofos de la Ilustración (las teorías de los "materialistas" franceses habían sido resumidas por Godwin en Justicia Política). Shelley admiraba muchísimo a Godwin, a quien le confesó en una carta que a pesar de haber leído a Alberto Magno, Paracelso, Locke, Hume, etc., "verdaderamente no pensé, ni sentí, sin embargo, hasta que leí Political Justice".
Como en un relato romántico, en 1814 Shelley queda perdidamente enamorado de Mary Wollstonecraft, que tenía 17 años. Pero la mujer del poeta —Harriet Brestbrook— no quería divorciarse; Mary era menor de edad; y Godwin no aprueba semejante situación (moraleja para revolucionarios: el más joven tiene más probabilidades de triunfar [Godwin se preocupó bastante en criticar las reglas ajenas, sin olvidar imponer las propias. Moralina para pseudorevolucionarios: el que de joven comienza incendios, de viejo se vuelve bombero]). El filósofo que atacaba las formalidades en sus libros prohíbe a los jóvenes amantes ingresar a su casa. Mientras tanto, la hermanastra de Mary, Claire Claremont, intima relaciones con Lord Byron, que venía de una larga serie de despelotes con su mujer y sus numerosas amantes. Nuestro romance continúa: Shelley, Mary & Claire se fugan a Francia, llegando en 1816 a Suiza —que no tenía extradición de ningún tipo— y visitan a Lord Byron, que se entera que Claire está embarazada (de él, claro). En Inglaterra Harriet, la mujer de Shelley, y Fanny, hermanastra de Mary, se suicidan. Mientras, los literatos hacen una apuesta. Polidori crea El vampiro. Mary Shelley escribe Frankenstein. Su marido estaba tan alucinado por las historias de fantasmas que se relataban que creyó que los pezones de Mary se habían transformado en ojos.
William Godwin es recordado por ser el "primer teórico moderno del anarquismo" gracias a la ideología reflejada en su libro Justicia Política, donde sostiene que la autoridad es antinatural y que los males sociales surgen porque el pueblo no tiene la libertad de regir sus vidas de acuerdo a la razón. Todo esto condimentado con frases como "todo gobierno, aun el mejor, es un verdadero mal: es la abdicación de nuestro propio juicio y de nuestra conciencia". Antes de 1800 tuvo dos ediciones más, todas con precio alto para escapar de la censura (las autoridades oficiales habían logrado condenar a Paine por "libelo sedicioso"). En Justicia Política Godwin refleja sus ideas sobre el progreso y el gobierno, teñidas de gran optimismo, como cuando afirma que "nuestro grado de posible progreso en el cultivo del conocimiento es ilimitado". Son de su propiedad aquellas —hoy famosas— ideas utópicas que fue uno de los primeros en hacer circular: por ejemplo, que sólo la razón bastaría para organizar a los hombres en sociedad, permitiendo la nivelación de las riquezas y necesitando el trabajo sólo como entretenimiento, bastando sólo con media hora diaria de tareas manuales. Delirios como éste seguirían con Kropotkin (1842-1921). Hoy llegás diez minutos tarde a tu laburo y perdés el presentismo.
Godwin coincide con el francés Condorcet —otro gran optimista— que "la presión de la población no constituye ninguna amenaza para el paraíso terrenal regido por el gobierno de la razón" y menciona el "principio de población", término que Malthus reflejaría en el título de su famoso ensayo, donde atacaría las visiones optimistas de Godwin y Condorcet planteando serias críticas a los peores aspectos de la Inglaterra industrial (Malthus estaba del lado de los terratenientes). Según Godwin, la miseria es el fruto amargo de ciertas instituciones, ya que la tierra es generosa y permite que todos los seres humanos puedan vivir cómodamente. Las leyes de asistencia pública deberían ser mejoradas y las fortunas, niveladas. A todo este optimismo Malthus retrucó que apenas un individuo nace, debe luchar y procurar su alimento, ya que la naturaleza no pondrá un pan en su boca. Para Malthus no son las instituciones las culpables de la miseria, sino la intensidad del instinto genésico: el problema está en que la población aumenta en forma geométrica
1, 2, 4, 8, 16, 32, 64 ...
mientras que los alimentos aumentan en progresión aritmética
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 ...
Por lo tanto la solución a este problema es la "restricción moral", es decir, que los pobres se abstengan (de copular, of course) y/o que no se casen. Malthus era partidario del lujo y la desigualdad de las fortunas; prefería el aumento de la renta de los terratenientes y la disminución de las ganancias de los industriales. No asombra que Marx lo odiara. La polémica sigue, y todavía en 1820 Godwin trata de refutar las teorías de Malthus con el Treatise of Population.
En el ambiente literario, las ideas de Godwin fueron divulgadas por Shelley en sus ensayos y poesías, brindándole una audiencia más popular (como en el caso de La necesidad del ateísmo). Además de impactar a Blake, influyó en los poetas "lakistas", Coleridge y Wordsworth; y también en Edward Bulwer-Lytton (autor de Zanoni y Los últimos días de Pompeya). Godwin es recordado en los anales de la literatura fantástica por Caleb Williams (1794), que Poe y Lovecraft leerían con detenimiento; y por su quinta novela, St. Leon (1799) sobre el elixir de la vida, enmarcada en un ambiente rosacruz.
Caleb Williams, cuyo título original es "las cosas como son", describía con lujo de detalles las opresiones e injusticias de la época, y era una versión novelada —también más pesimista— de las teorías expuestas en Justicia Política. Los marginados son víctimas y victimarios de sus propias condiciones: en St. Leon, un vagabundo inmortal queda apartado definitivamente de todas las comodidades sociales y familiares. Al revés que en sus textos teóricos, en las ficciones Godwin exhibe cómo las luchas por el conocimiento y el poder se tornan irrealizables, llevando —como en el caso de Caleb Williams— a la desesperación y a la alienación.
El sociólogo Godwin había afirmado en Justicia Política que "La Sociedad nació de nuestras necesidades; el Estado, de nuestras perversidades. La Sociedad es un bien; el Estado, a lo sumo, un mal necesario". Cae en la ruina y en 1832 ingresa como administrativo en el Tribunal Fiscal, transformándose así en un "banquero anarquista" avant la lettre. Murió en junio de 1836. Godwin era menos optimista en sus novelas que en sus ensayos filósoficos. Como sus admirados filósofos materialistas, que echaron a la metafísica por la puerta y se les volvió por la ventana.