El espacio… la frontera final… donde nadie ha ido antes… antes de que alguien fuera por allí, claro está. Porque la verdad es que ni bien una especie se vuelve inteligente se pone en campaña y hasta dominar el vuelo intergaláctico no para. Así, hoy día podemos decir que hay pocas cosas tan transitadas como el universo; que, como siempre ocurre en los lugares por los que pasa una especie inteligente, está lleno de basura y que, como siempre ocurre en los lugares donde hay basura, hay alguien tratando de convertir esa basura en dinero.
Algunos, por obra y gracia de sobornos, amenazas y chantajes varios, lo logran consiguiendo sendos contratos de recolección de residuos con los gobiernos respectivos, pero la gran mayoría debe conformarse con rapiñar de aquí y de allá, rompiendo bolsas y revolviendo tachos, en busca de algo que poder vender.
Esta es la historia de una de esas tripulaciones. No la más brillante. No la más heroica. No la más graciosa. Sólo la única que conseguimos con el miserable presupuesto que manejábamos. Qué se le va a hacer.

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