Los planetas enanos y otros objetos que pueblan el cinturón de Kuiper cerca de los límites externos de nuestro Sistema Solar son parte de un extraño grupo, pero los astrónomos estudian ahora lo que, según creen, podría ser el más extraño de todos
Descubierto en el 28 de diciembre de 2004, catalogado como 2003 EL61 y apodado «Santa» por un tiempo, el planeta menor se conoce ahora como planeta enano Haumea, en honor a su descubrimiento hawaiano, es tan grande como Plutón y tiene un tercio de su masa, pero con forma «como de un gran cigarro aplastado», dijo uno de los astrónomos que estudia el objeto, Mike Brown, de Caltech.
Con esa forma y sus satélites, Haumea es un objeto extraño, pero puede arrojar luz sobre la historia de las colisiones en el Sistema Solar, así como el ambiente primitivo en el cinturón de Kuiper, situado más allá de la órbita de Neptuno.
El giro más rápido
Cuando los astrónomos avistaron por primera vez este objeto, observaron que se hacía más brillante y más débil, con una variación de un 25 por ciento, cada dos horas. Si fuera redondo, esta observación significaría que el objeto rota cada dos horas, una velocidad increíble que lo debería rasgar en pedazos, dijo Brown.
Los astrónomos determinaron que era más probable que Haumea fuera alargado y que su rotación se completase cada cuatro horas.
«Vemos este objetos dando volteretas y por eso lo vemos más débil y luego más brillante», dijo Brown.
Haumea es el objeto con el giro más rápido en el Sistema Solar. La extraña forma del objeto es resultado directo de su giro. «Porque esa rotación tira hacia fuera» del ecuador y lo abulta, explicó Brown. La Tierra tiene una versión menos pronunciada de este abultamiento, por la misma razón.
La hiperactiva rotación de Haumea significa que, si usted estuviese de pie en su superficie, «su gravedad sería muy diferente», dijo Brown. En concreto, tiraría de usted mucho menos que lo que se siente en la Tierra. «Cuanto más rápido es el giro, más fuerte lo intenta lanzar hacia el exterior», dijo Brown.
Sin embargo, la forma de balón de rugby y su frenético giro no son las únicas cosas extrañas de este objeto. También cuenta con un inusual satélite.
Satélite sorpresa
Se sabe que varios objetos del cinturón de Kuiper tienen un satélite en órbita alrededor que, se piensa, en muchos casos son cuerpos más pequeños capturados por la gravedad del objeto mayor.
Pero fue evidente que el satélite de Haumea, Hi’iaka, no se ajustaba al molde. «Es demasiado pequeño para ser uno de estos objetos capturados», dijo Brown. Además, está formado por hielo de agua.
Esto dejó fuera la posibilidad de que Hi’iaka haya sido un cuerpo que golpeó Haumea y dispersó hielo y desechos en toda la zona.
Haumea es lo suficientemente grande como para tener una diferenciación geológica, al igual que la Tierra. Sus componentes más pesados se establecieron en el centro y los más ligeros, en concreto hielo, en la superficie. Por lo tanto, lo que uno piensa es que, si fue impactado, las piezas que fueron arrojadas deben haber sido en su mayoría puramente hielo.
Gran colisión
Las siguientes observaciones de Hi’iaka determinaron su órbita, y entonces apareció otra sorpresa: un segundo satélite, Namaka. No hay ningún otro objeto en el cinturón Kuiper que se sepa que posee más de un satélite.
Namaka es otro producto de la colisión que destrozó Haumea, probablemente en algún momento de la historia temprana del Sistema Solar, que se formó 4.500 millones de años atrás. Esta posible colisión les dice algo a los astrónomos sobre el cinturón de Kuiper en su comienzos.
Haumea es un objeto bastante grande y es probable que haya sido afectado por algo igualmente pesado. Pero allí «los objetos muy grandes son muy raros», dijo Brown, por lo tanto, o se trató de una gran casualidad o en realidad había más objetos de gran tamaño entre los primeros objetos del cinturón Kuiper que los que hay en la actualidad.
Brown dice que los astrónomos no tienen idea de lo que les podría haber ocurrido a estos objetos, si se pueden haber partido en fragmentos a causa de colisiones o si desaparecieron por otras causas hipotéticas.
Hi’iaka y Namaka no son los únicos productos de la colisión; hay fragmentos más pequeños que también volaron fuera del planeta enano y que están ubicados en órbitas similares alrededor del cinturón de Kuiper. «Ellos van desde un tamaño de 160 kilómetros el más grande hasta el de una bola de hielo», dijo Brown.
Esta configuración causa que el nombre de Haumea le caiga perfecto: Haumea era la diosa hawaiana del parto, y la madre de muchas deidades hawaianas (incluyendo Hi’iaka y Namaka), que nacieron todas de trozos extraídos de ella.
Cubitos de hielo espacidos
Brown y sus colegas han encontrado 10 de los trozos más grandes de Haumea dispersos en el cinturón de Kuiper. Seguro que hay otros por aparecer, y probablemente ya han sido encontrados otros antes, pero nadie sabía lo que realmente son.
«Tenemos que darnos cuenta de que las cosas que ya conocemos en el cinturón de Kuiper son fragmentos», dijo Brown.
La búsqueda de estos trozos de la colisión de Haumea es una rara oportunidad. «Esto no se puede hacer en ninguna otra parte del Sistema Solar», dijo Brown.
Estudiar los fragmentos y su distribución no sólo arroja luz sobre la colisión que rompió a Haumea, sino que podría ayudar a los científicos a entender mejor otras colisiones, como la que creó la Luna a partir de una Tierra infante, cuyas evidencias ya se han perdido hace tiempo.
En esas situaciones, «todos los fragmentos se alejaron», dijo Brown, lo que convierte a Haumea en «nuestra mejor oportunidad para comprender esas otras colisiones».
Estos «grandes cubos de hielo», como los describe Brown, también alejan una idea sobre la naturaleza del cinturón Kuiper. Los astrónomos pensaban que el polvo de esa región podría cubrir los objetos y tapar su verdadera superficie. Sin embargo, «estas cosas se ven como hermosos cubos de hielo», dijo Brown.
Este hallazgo significa que cuando se observen las superficies de otros objetos del cinturón Kuiper, los astrónomos podrán asumir que están buscando en la superficie del objeto real, no el polvo.
Al preguntársele si tiene alguna idea de por qué los fragmentos de hielo no fueron cubiertos por polvo, Brown respondió: «No. Ninguna. Cero.»
Más misterios
A pesar de los recientes hallazgos, Haumea encierra muchos misterios. Su forma exacta no se conoce con precisión. Su estructura interna tampoco se conoce bien. Los astrónomos saben que tiene un núcleo rocoso, pero es incierto si dentro tiene un pesado núcleo de hierro.
El calendario de eclipses de los satélites de Haumea podría ayudar a determinar esto, porque un núcleo de hierro podría causar ciertos cambios en ese calendario debido a su tirón gravitatorio más fuerte. Brown y sus colegas planean observar estos eclipses con telescopios con base en tierra en los próximos años. La observación de los satélites de Haumea también ayudará a los astrónomos a determinar la masa del objeto.
En un par de semanas se hará una apasionante observación con el renovado telescopio espacial Hubble. El Hubble observará una ocultación de los dos satélites de Haumea, un suceso que ocurre sólo dos veces cada 300 años.
El momento del paso de uno de los satélites frente al otro sólo se conoce dentro de una tolerancia de aproximadamente cinco horas. Con la precisa observación del Hubble, el calendario se puede ajustar a una cuestión de segundos.
La observación de los astrónomos les dirá con mayor precisión la posición de los satélites en órbita alrededor de Haumea, explicó Brown.
Observaciones como ésta no se pueden hacer con otros objetos del cinturón Kuiper; Haumea es un caso especial. «Haumea es el único ahí fuera donde podemos hacer esto», dijo Brown.
Fuente: Space. Aportado por Eduardo J. Carletti
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