Mientras los científicos tratan de aprender más sobre cómo evolucionan las galaxias, una cuestión que sigue abierta es si las colisiones con nuestras vecinas, las galaxias enanas, romperán un día el disco de la Vía Láctea
Esre destino macabro es poco probable, sugiere ahora un nuevo estudio.
Aunque los astrónomos saben que es probable que estas colisiones hayan ocurrido en el pasado, las simulaciones muestran que en lugar de destruir una galaxia, estas colisiones «inflan» el disco galáctico, en particular alrededor de los bordes, y producen estructuras denominadas anillos estelares.
El descubrimiento resuelve dos misterios: el destino probable de la Vía Láctea en manos de sus galaxias satélite —las más masivas son las Nubes Magallánicas Mayor y Menor— y el origen de sus bordes hinchados, que los astrónomos han visto en otras partes del universo y han apodado «llamaradas».
La misteriosa materia oscura que compone la mayor parte del universo juega un papel, según el estudio.
Los astrónomos creen que todas las galaxias están incrustadas en masivos y extensos halos de materia oscura, y que las galaxias más grandes se encuentran en las intersecciones de los filamentos de materia oscura, que forman una especie de tejido gigante en nuestro universo. Las galaxias satélite, más pequeñas, fluyen a lo largo de los filamentos de esta red, y son tironeadas hasta ser colocadas en órbita alrededor de las grandes galaxias, como nuestra Vía Láctea.
El astrónomo Stelios Kazantzidis de la Universidad Estatal de Ohio, y sus colegas, realizaron detalladas simulaciones informáticas de la formación de las galaxias para determinar qué pasaría si una galaxia satélite —como la Gran Nube de Magallanes y su materia oscura asociada— colisiona con una galaxia en espiral como la nuestra.
Los investigadores consideraron el impacto de muchas galaxias pequeñas diferentes en el disco primario de una galaxia grande. Calcularon la cantidad probable de satélites y sus rutas orbitales y, a continuación, simularon lo que sucedería durante la colisión, incluyendo la interacción gravitatoria de la materia oscura, con el disco de la galaxia espiral.
La conclusión es que ninguno de los discos de las galaxias fue destrozado. Por el contrario, las galaxias primarias desintegraron gradualmente a las satélite que caían en ella, y su material finalmente se convirtió en parte de la galaxia mayor. Las satélite pasaron a través del disco galáctico una y otra vez, y en cada paso perdieron parte de su masa, un proceso que acabó por destruirlas por completo.
La galaxia principal sobrevivió, y formó bordes como llamaradas que se parecen mucho al aspecto de nuestra galaxia hoy.
¿Resuleve esto la cuestión del destino de la Vía Láctea? Kazantzidis no puede ofrecer una garantía del 100 por ciento.
«No podemos saber con seguridad qué le va a pasar a la Vía Láctea, pero podemos decir que nuestros resultados se aplican a una amplia clase de galaxias similares a la nuestra», dijo Kazantzidis. «Nuestras simulaciones mostraron que los impactos con galaxias satélite no destruyen las galaxias espirales, que en realidad impulsan su evolución, mediante la producción de estas formas de llamarada y la creación de anillos estelares, unos espectaculares anillos de estrellas que hemos visto en muchas galaxias espirales en el universo».
Fuente: Universe Today y Ohio State University. Aportado por Eduardo J. Carletti
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