Nuestros cerebros pueden recablearse en apenas unos segundos para compensar una interrupción en los datos, lo que sugiere que es incluso más flexible que lo que se pensaba anteriormente
Ya sabíamos que el cerebro se adapta constantemente a lo largo de nuestra vida, por ejemplo, generando nuevas neuronas y en la edad adulta. ¿Pero cuán rápido se puede adaptar, y no siempre implicando la creación de nuevos circuitos?
Para investigar estas cuestiones, Daniel Dilks y sus colegas en el Instituto de Tecnología de Massachusetts aprovecharon los puntos ciegos que se presentan naturalmente en nuestros ojos, donde el nervio óptico sale de la retina.
Normalmente, el cerebro combina imágenes captadas por los dos ojos para llenar los huecos resultantes en la visión, pero Dilks impidió esto en 48 voluntarios al ponerles parches en un ojo.
Formas ciegas
Tras identificar dónde estaba, en el otro ojo, el punto ciego de cada uno de los voluntarios, presentó luego una imagen con un cuadrado justo al lado de éste.
Los voluntarios vieron al principio el cuadrado, pero informaron que en cuestión de segundos éste se había transfomado en un rectángulo, al extenderse su borde dentro del punto ciego.
El cambio en lo que los voluntarios veían fue tan rápido, dice Dilks, que tiene que ser debido a una reorientación de las señales del cerebro a través de los circuitos ya existentes en lugar de por la creación de nuevas conexiones.
El equipo llegó a la conclusión de que las neuronas que normalmente llenan el punto ciego utilizando datos del ojo tapado compensaron la falta robando datos de las neuronas vecinas que estaban «viendo» el cuadrado, lo que hizo que éste apareciera como un rectángulo.
Fuente: New Scientist. Aportado por Eduardo J. Carletti
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