Los científicos han descubierto una clave que ayuda a comprender el misterioso “efecto placebo”: los placebos podrían actuar bloqueando las señales de dolor en la médula espinal para que no lleguen al cerebro
El efecto placebo ha sido un misterio científico durante mucho tiempo: se produce cuando el estado médico de un paciente responde a un tratamiento falso, o con sustancias no activas. Se pensaba originalmente que era un fenómeno psicológico relacionado con la percepción y las expectativas del paciente. Si la sustancia inactiva (o placebo) es considerada beneficiosa puede ayudar a curar, y si se ve como dañina, puede provocar efectos negativos.
“Encontramos que cuando la gente experimenta alivio del dolor debido a la administración de un placebo, también muestra una reducida activación neuronal en la estimulación por el dolor en su médula espinal”, dijo Falk Eippert, miembro del equipo de investigación y neurocientífico del Centro Médico Universitario de Hamburgo-Eppendorf en Hamburgo, Alemania.
“Esto muestra que los factores psicológicos tales como el placebo pueden tener un profundo impacto en el procesamiento del dolor”.
Condicionamiento y expectativas
En la actualidad se cree que el efecto placebo depende principalmente de dos fenómenos: el condicionamiento y las expectativas. El condicionamiento es el proceso que se produce cuando, por dar un ejemplo, visitamos a un doctor varias veces y esto nos ayuda a recuperarnos cada vez. Al final estamos condicionados a sentirnos mejor, simplemente, por ir a ver al médico, y no se necesita mayor terapia para recuperarnoss.
Las expectativas son parte de un proceso más consciente que depende del contexto de una situación terapéutica. Por ejemplo, si tenemos la expectativa de que un cierto tratamiento va a mejor nuestra salud, entonces puede que mejoremos incluso si el tratamiento en realidad no hace nada en absoluto.
Los dos mecanismos funcionan juntos y ayudan a lograr beneficios terapéuticos.
Normalmente se usan placebos como «control» en experimentos que prueban nuevos tratamientos: se seleccionan al azar los pacientes a los que se les administrarán la medicina real o un placebo, y ni ellos ni la gente que administra las pruebas saben qué paciente ha recibido el tratamiento real. A menudo, algunos de los pacientes a los que se les da sustancias inactivas también mejoran.
Cuando una cantidad sustancial de personas de las que toman un placebo también muestran mejoras, se hace difícil a los investigadores determinar si el nuevo medicamento es en realidad beneficioso. Se pueden aplicar placebos a una variedad de dolencias, y cuando tienen un efecto de alivio del dolor (como en este estudio), se los llama «analagesia por placebo».
En lo profundo del cerebro
Aunque se tiene desde hace mucho una comprensión de que el efecto placebo se produce en las profundidades del cerebro, los recientes avances en la tecnología de imágenes permitem que los científicos puedan escanear la actividad neuronal en la médula espinal. Esta parte del cuerpo actúa como estación de ingreso al sistema nervioso central de los mensajes del dolor que provienen del cuerpo.
Esto mostró que los factores psicológicos, tales como el placebo, pueden tener un profundo impacto en el procesamiento del dolor, afectando no sólo las áreas cognitivas en lo profundo del cerebro, sino también la médula espinal, donde es inhibida la actividad neuronal.
Durante el estudio, los investigadores hicieron aplicaciones dolorosas de calor a los brazos de 15 hombres sanos, y compararon las respuestas de su médula espinal cuando se le hizo creer que habían sido tratados con una crema anestésica o un placebo.
Ambas cremas, en realidad, eran inactivas. Pero los escaneos IRMf (imagen por resonancia magnética funcional) mostraron que la actividad nerviosa se había reducido significativamente en los sujetos que creían que se les daba el anestésico.
Endorfinas naturales
Los científicos proponen que esto se puede deber a que cuando los pacientes creen que un tratamiento es efectivo, se activa el área del cerebro responsable del control del dolor, liberando endorfinas naturales que bajan por la médula espinal para suprimir el ingrso de las señales del dolor
Esto significa que los pacientes se sientan mejor sin que importe si el tratamiento es efectivo.
Aunque Falk no cree que este estudio tenga un impacto inmediato en los pacientes que sufren desórdenes del dolor, señala los beneficios que puede ofrecer que se demuestre que es posible medir las influencias controladas en las respuestas al dolor de la médula espinal.
“Esto podría ayudar a desarrollar nuevos tratamientos para el dolor, al permitir que los científicos comprueben la eficacia y posible sitio de acción de los nuevos tratamientos”, dijo Falk.
Una mejor comprensión del dolor
Jon Jureidini, psiquiatra de la Universidad de Adelaida en Australia, está de acuerdo en que este descubrimiento aumenta nuestra comprensión del dolor.
“Esto es muy interesante para la comunidad científica interesada en el dolor. Aunque los pacientes comunes no se beneficien, da esperanzas a los pacientes terminales”, comenta.
Edzard Ernst, médico en la Universidad de Exeter en el Reino Unido e investigador especialista de la validez de remedios alternativos está intrigado por los hallazgos.
“Este estudio nos aporta un novedoso mecanismo para explicar cómo puede disminuir un placebo la sensación de dolor a nivel del sistema nervioso. Por supuesto, los hallazgos requieren de una réplica independiente, pero ciertamente hacen pensar y son excitantes”, comenta.
Fuente: Cosmos. Aportado por Eduardo J. Carletti
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