Hasta ahora se pensaba que todos los magnetares, estrellas de neutrones que emiten rayos X y gamma, presentaban un campo magnético muy alto, pero no siempre es así, según un estudio internacional liderado desde el Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC-IEEC) y que publica Science
Los investigadores han encontrado que el magnetar SGR 0418+5729 tiene un campo magnético mucho más pequeño que el resto, lo que obliga a revisar los modelos sobre el origen y evolución de los magnetares.
Los magnetares son conocidos por lanzar rayos X o rayos gamma en explosiones cortas, esporádicas, e incluyen estrellas denominadas “repetidores de gamma suave” y pulsares anómalos de rayos X. Se creía que los magnetares son impulsados por campos magnéticos extremadamente altos, pero un equipo europeo informa esta semana en Science que esto no siempre es cierto, y que la población de estrellas de neutrones con un comportamiento tipo magnetar es más amplia que lo que se pensaba hasta ahora.
La investigadora Nanda Rea, del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC-IEEC), y otros colegas, han analizado los datos de tres diferentes observatorios espaciales de rayos X y han descubierto que un conocido repetidor de gamma suave, SGR 0418+5729, detectado recientemente después de que emitió explosiones tipo magnetar, tiene un campo magnético mucho más pequeño que el de otros miembros de esta clase.
El equipo ha descubierto que incluso las estrellas de neutrones con un campo magnético normal pueden generar explosiones de rayos gamma y experimentar grandes picos de luminosidad. Los resultados del estudio, que se anticipan esta semana en Science Express, hacen necesario revisar los modelos teóricos sobre el origen de estos objetos, que podrían ser mucho más frecuentes de lo que se pensaba hasta ahora.
Los investigadores han estudiado durante más de un año la estrella SGR0418, descubierta en junio del pasado año cuando el satélite Fermi detectó una explosión de rayos gamma que provenía de ella. Usando varios satélites de la NASA y la ESA los científicos han concluido que tiene todas las características de un magnetar (emisiones muy energéticas de rayos gamma y X) pero que, a diferencia de los conocidos hasta el momento, su periodo rotacional no decrece y su campo magnético en superficie es mucho menor.
“Hasta ahora se pensaba que estas radiaciones tan energéticas eran debidas al gran campo magnético tanto interior como exterior de la estrella, que provocaban que se rompiera la corteza de la estrella y la materia saliera disparada, cargándose de energía X y gamma”, explica Rea.
“Sin embargo, el campo externo es aquí menor que en otros magnetares y aún así se detectan emisiones muy intensas, lo que nos hace sospechar que debe de haber un campo magnético interno mucho mayor que el del exterior de la estrella (que es el que nosotros podemos medir). Esto nos obliga a replantear los modelos y explicaciones que se manejaban hasta ahora para el origen de estos objetos”, añade.
La energía de los magnetares
Los magnetares expulsan en un breve periodo de tiempo enormes cantidades de energía en forma de rayos X y rayos gamma —uno de los fenómenos más energéticos del universo—, que incluso pueden afectar a la ionosfera terrestre e interrumpir las comunicaciones. Así ocurrió en 2004, cuando la explosión de rayos gamma del magnetar SGR 1806-20, a más de 50.000 años luz de distancia, alcanzó la atmósfera de la Tierra y paralizó muchos de los satélites durante varias décimas de segundo.
“Las estrellas de neutrones son bastante frecuentes: sólo en nuestra galaxia hay unas 2.000 o 3.000”, comenta Rea. De ellas, la gran mayoría son púlsares y tan sólo 16 se consideraban como magnetares, es decir, capaces de generar emisiones altamente energéticas. Pero SRG 0418 obliga a reconsiderar este planteamiento.
“Si estrellas con un campo magnético externo tan bajo pueden comportarse así, podría ocurrir que muchas de las estrellas de neutrones que conocemos fueran magnetares en potencia, dormidos hasta que se dieran las condiciones adecuadas para que se desencadene una explosión”, apunta la investigadora.
“Esto que nos obliga a replantear lo que sabemos sobre el origen de estas estrellas y por tanto, a reconsiderar y construir nuevos modelos teóricos sobre las explosiones de supernovas que pueden generar campos magnéticos tan intensos”, concluye Rea. Estas explosiones se producen cuando una estrella masiva, de al menos ocho veces la masa del Sol, llega al final de su vida y puede originar agujeros negros, magnetares u otras estrellas de neutrones.
Fuente: Sinc. Aportado por Eduardo J. Carletti
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