Algunos de los cometas que llegan a la Tierra desde las frígidas fronteras externas del Sistema Solar pueden seguir una ruta diferente de lo que se pensaba, sugiere nuevos modelos
Las conclusiones del estudio, que se detallan en el ejemplar del 31 de julio de la revista Science, son buenas noticias para nuestro planeta (especialmente a la luz del último impacto en Júpiter): los cometas de esa región rara vez cruzan la órbita de la Tierra, por lo que no debemos preocuparnos por sus colisiones.
A su vez, esta nueva calificación que los pone como raros encuentros significa, entonces, que es poco probable estos cometas sean la causa de los últimos sucesos de extinción masiva.
Orígenes de la Nube de Oort
Se cree que los llamados cometas de largo período (aquellos con órbitas muy alargadas, a los que les lleva cientos o miles de años completar su círculo alrededor del Sol) provienen siempre de la región externa de la nube de Oort.
La Nube de Oort es un remanente de la nebulosa de la que se formó el Sistema Solar hace unos 4.500 millones de años.
Esta nube rodea el Sistema Solar a partir de una distancia de cerca de 148 millones de kilómetros del Sol (1.000 veces la distancia desde la Tierra al Sol) y se extiende hasta cerca de tres años luz de distancia (un año luz es la distancia que recorre la luz en un viaje de un año, alrededor de 9,46 billones de kilómetros).
Se cree que la Nube de Oort contiene miles de millones de cometas, la mayoría de los cuales son demasiado pequeños y distantes para ser vistos aun con potentes telescopios.
Pero la influencia gravitacional de una estrella que pasa cerca puede enviar a los cometas en camino hacia el Sistema Solar interior, donde los astrónomos pueden obtener, finalmente, un vistazo de estos cuerpos largamente exiliados.
Hay alrededor de 3.200 cometas conocidos de largo período (el más conocido fue el Cometa Hale-Bopp, que fue visible durante gran parte de 1996 y 1997).
Los científicos pensaban que muy pocos de estos cometas procedían de la Nube de Oort interior, y que sólo aparecían cuando una estrella pasaba en un vuelo particularmente cercano, causando una lluvia de cometas, sucesos que ocurrían una vez cada millones de años.
«Se pensaba que los cometas de largo período que vemos nos hablan de la nube de Oort exterior», dijo el autor principal del estudio, Nathan Kaib, un estudiante graduado de la Universidad de Washington en Seattle.
Kaib sugiere en su trabajo que éste no es el caso.
Interiores, no exteriores
Los científicos pensaban que la mayoría de los cometas que proceden de la Nube de Oort interna sería expulsados del Sistema Solar por interacciones gravitacionales con Saturno y Júpiter, que actúan como guardaespaldas de los planetas del Sistema Solar interior. «Ellos reducen la cantidad de cuerpos que alcanzan órbitas que cruzan la de la Tierra», dijo Kaib.
Pero después de correr modelos de computadora sobre la evolución de las nubes de cometas durante 1.200 millones de años, Kaib y su colega encontraron que los cometas de la Nube interna de Oort podrían pasar la barrera de protección de Júpiter y Saturno y llegar a un cruce con la órbita terrestre.
El nuevo modelo sugiere que una parte sustancial de los cometas de largo plazo observables proceden en realidad del interior, no del exterior, de la Nube de Oort.
Impactos improbables
Si bien se desconoce la cantidad real de cometas que hay en la Nube de Oort, Kaib y su colega fueron capaces de hacer una estimación de la mayor cantidad posible de cometas en la región.
Con este máximo, ellos podían estimar el número de cometas que podrían haber golpeado a la Tierra durante los últimos 500 millones de años. Determinaron que no serían más de dos o tres cometas, que fueron parte de la lluvia de cometas más potente en este lapso de tiempo.
Se sabe que se han producido tres grandes impactos casi simultáneamente (a menos de un millón de años, o algo así, uno al otro) más o menos al mismo tiempo que se produjo una extinción masiva hace unos 40 millones de años.
Si esta extinción relativamente menor fue provocada por una lluvia de cometas de la Nube de Oort interior, esta fue, probablemente, la más intensa lluvia de cometas desde que se inició el registro fósil, por lo que es poco probable que los cometas de la Nube de Oort interior hayan sido responsables de otros eventos de extinción (aunque pueden haber sido culpables impactos de otros orígenes).
«Eso significa que la lluvia de cometas más poderosa causó extinciones menores y otras lluvias deberían haber sido menos graves, por lo que es probable que las lluvias de cometas no sean la causa de los sucesos de extinción masiva», dijo Kaib.
Así, si bien algunos cometas se cuelan a través de la barrera de Júpiter-Saturno, la mayoría no puede, y los que lo hacen son los que no son susceptibles de chocar con la Tierra. Aunque algunos podrían golpear a Júpiter y Saturno.
No se sabe con seguridad si el impacto en Júpiter de la semana pasada fue causado o no por un cometa de largo período, pero «es ciertamente una posibilidad», dijo Kaib a SPACE.com.
El trabajo de Kaib fue financiado por la National Science Foundation y la NASA.
Fuente: Space.com. Aportado por Eduardo J. Carletti
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