Un análisis riguroso de los irregulares terrenos de Europa, la luna de Júpiter, está ayudando a identificar las pistas de aterrizaje seguras para las futuras misiones
Se cree que Europa tiene un océano de agua debajo de su capa de hielo. El último estudio fue el primero que utilizó imágenes de la nave espacial Galileo, que orbitó alrededor de Júpiter desde 1995 hasta 2003, para generar mediciones del terreno en Europa. «Este es el primer muestreo cuantitativo que da cifras exactas, números reales en los que usted puede creer», dijo Paul Schenk del Instituto Lunar y Planetario en Houston, Texas.
Schenk utiliza las sombras, además de imágenes tomadas desde dos ángulos diferentes, combinadas en imágenes en 3D, que calculan las pendientes de las diversas regiones de Europa. Se examinaron cuatro tipos diferentes de terreno: llanuras arrugadas que conforman la mayoría de la superficie, cráteres de impacto y las regiones llamadas «de caos», donde parecen flotar icebergs en una sopa congelada y largas rayas lisas a las que se les llama bandas de dilatación.
Las regiones de caos y los cráteres de impacto son especialmente interesantes para los científicos planetarios, ya que el agua líquida de un océano subsuperficial puede surgir a través de estos puntos, haciendo posible buscar evidencia de vida sin tener que perforar por debajo de la superficie.
Estos sitios representan malas noticias para los módulos de aterrizaje, sin embargo. La mitad del paisaje en estas regiones se inclina más de 10 grados; una inclinación similar le está haciendo la vida difícil al explorador Spirit. Las pendientes más empinadas pueden llegar a 20 o 30 grados. Incluso las llanuras onduladas tienen cimas redondeadas que podrían plantear problemas para los módulos de aterrizaje.
Los únicos rasgos lisos son las bandas de dilatación, que se inclinan alrededor de 5 grados o menos. Estas amplias pistas, de decenas de kilómetros de ancho y cientos de kilómetros de largo, se forman cuando las grietas en la capa de hielo se abren a causa de la atracción gravitatoria de Júpiter y las otras grandes lunas. Las grietas se llenan de agua y se abren aún más, dejando pistas lisas en el medio. «Es un poco como una cadena océanica que se extienda sobre la Tierra», dice Schenk.
Estas áreas podrían ser más lisas porque no se formaron tan violentamente como los cráteres de impacto, o porque el agua que surge suaviza los accidentes del terreno que pudiese haber allí. Gracias a las inundaciones periódicas, eslas grietas también podrían albergar vida. «Estas bandas son uno de los lugares que se podrían elegir para un proyecto futuro», dice Schenk.
Europa también fue seleccionada recientemente como el objetivo de una misión orbital. El orbitador terminará de mapear la superficie de Europa, allí donde Galileo no llegó. «La antena de Galileo falló», dice Schenk. «Sólo pudo mapear alrededor del 15 por ciento de la luna en una resolución que vale la pena cartografiar».
«La cuestión de la topografía es muy importante, ya que recopila objetivos para la misión del orbitador de Europa», dice Bob Pappalardo del Jet Propulsion Laboratory en Pasadena, que está trabajando en la misión Jupiter Europa Orbiter programada para lanzamiento en 2020.
Fuente: New Scientist. Aportado por Eduardo J. Carletti
Más información: