Así podían mantener la temperatura de su cuerpo pese al intenso frío. Secuencian los genes de la hemoglobina procedentes de 3 mamuts siberianos. Los ejemplares analizados tienen unos 10.000 años de antigüedad. Los elefantes de hoy en día no disponen de sangre anticongelante
Los mamuts tenían sangre «anticongelante» que les permitía mantener su cuerpo en las condiciones perfectas ante tan bajas temperaturas, según recoge un estudio publicado en Nature Genetics, tras haber trabajado con varios ejemplares que vivieron hace unos 10.000 años.
Así, los científicos han empleado una proteína disuelta en la sangre de estos animales para poder llegar a la hemoglobina, que se encuentra en los glóbulos rojos sanguíneos, donde se transporta el oxígeno a través de la sangre. Además, los autores del estudio han resaltado que estos hallazgos han permitido abrir nuevas líneas de investigación acerca de los ecosistemas tan fríos del Pleistoceno.
De esta forma, el equipo encontró que los mamuts poseían una adaptación genética que permitía a su hemoglobina liberar ese oxígeno incluso a muy bajas temperaturas, una capacidad que normalmente se ve inhibida cuando los termómetros rozan los grados bajo cero.
Conservados en el hielo
Los investigadores han secuenciado los genes de la hemoglobina procedentes de tres mamuts siberianos, de hace 10.000 años, que se conservaron en el permafrost, la capa de hielo permanente situada en los niveles superficiales del suelo en las regiones muy frías, como los polos.
«Las moléculas de hemoglobina no son diferentes de aquellas que podrían haber sido tomadas de un ejemplar de la época», afirmó el coautor del estudio de la Universidad de Canadá, Kevin Campbell, a la vez que señaló que los elefantes de hoy en día no disponen de sangre anticongelante.
Por su parte, el investigador del centro australiano de ADN de la Universidad de Adelaida, Alan Cooper, destacó el hecho de que se pueda volver a recrear una proteína de esas características, tras más de 10.000 años, y descubrir «importantes» hallazgos que no pueden percibirse en las especies actuales.
Sin su adaptación genética, indica, los mamuts habrían perdido energía en invierno, obligándoles a comer más durante esa época para sustituir la comida por energía.
Fuente: El Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti
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