Una estrella gigante moribunda —y no una supernova, como se especulaba hasta ahora— habría aportado los núcleos radiactivos que se encuentran en los meteoritos más antiguos del Sistema Solar
Un equipo internacional de astrofísicos, entre ellos la Dra. María Lugaro, de la Universidad de Monash, han descubierto una nueva explicación para la composición original de nuestro Sistema Solar.
El equipo ha descubierto que los núcleos radiactivos que se encuentran en los meteoritos más primitivos, que datan de hace miles de millones de años, podrían haber sido emitidos por una estrella gigante moribunda de casi seis veces la masa del Sol.
La Dra. Lugaro dijo que las conclusiones podrían cambiar las ideas actuales sobre el origen del Sistema Solar.
«Hemos sabido de la presencia de estos núcleos radiactivos en los meteoritos desde el decenio de 1960, pero no sabemos dónde se originaron. La presencia de los núcleos radiactivos fue vinculada a una explosión de supernova cercana, pero estamos demostrando ahora que estos núcleos son más compatibles con un origen causado por los vientos procedentes de una gran estrella morbunda», dijo el Dr. Lugaro.
Se llegó a la conclusión por medio de la combinación de observaciones desde telescopios estelares y modelos teóricos recientemente desarrollados que se reproducen en potentes computadoras en los que se analiza cómo evolucionan las estrellas y qué reacciones nucleares se producen en su interior.
«Tenemos que saber si la presencia de núcleos radiactivos en los sistemas planetarios jóvenes es común o un suceso especial en nuestra galaxia, porque su presencia afecta la evolución de las primeras grandes rocas (cuerpos progenitores de los asteroides y meteoritos) en el Sistema Solar. Se cree que son el origen de gran parte del agua en la Tierra, que es esencial para la vida», dijo la Dra. Lugaro.
«A un millón de años de la formación del Sistema Solar, los núcleos radiactivos se desintegraron dentro de las rocas donde quedaron atrapados, liberando fotones de alta energía, lo que provocó que las rocas se calentaran. Dado que se cree que gran parte de agua del planeta se originó en estas primeras rocas, la posibilidad de vida en la Tierra depende de la historia de su calentamiento y, a su vez, de la presencia de núcleos radiactivos», dijo la Dra. Lugaro.
«Lo que tenemos que hacer ahora es investigar la probabilidad que una estrella gigante noribunda pudiese haber estado cerca de nuestra entonces joven Sistema Solar y lo contaminara con núcleos radiactivos. Esto nos informará sobre el lugar en el que nació el Sistema Solar nació, sobre la probabilidad que otros jóvenes sistema planetario también estén contaminados con núcleos radiactivos y, eventualmente, sobre la probabilidad de que haya agua en los planetas terrestres en otros sistemas planetarios».
La Dra. María Lugaro (Universidad de Monash) lleva adelante esta investigación en colaboración con Amanda Karakas (Observatorio del Monte Stromlo), Mark van Raai (Universidad de Utrecht) y los investigadores españoles Josep Maria Trigo-Rodríguez (CSIC y el Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña), Aníbal García-Hernández y Arturo Manchado (Instituto de Astrofísica de Canarias), y Pedro García Lario (Centro Europeo de Astronomía Espacial en Madrid).
Las conclusiones se han publicado en la revista Meteoritic and Planetary Science.
Fuente: Monash University. Aportado por Eduardo J. Carletti
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