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Las estrellas viejas guardan un "recuerdo" de su infancia

Investigadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) han descubierto que la función gamma, una característica presente al inicio de la vida de las estrellas, desaparece durante su etapa adulta, pero que vuelve a emerger en sus etapas finales, cuando ya son estrellas de neutrones o enanas blancas. El estudio se publica en la revista Astronomy & Astrophysics

En cierto sentido, las estrellas tienen «recuerdos» de sus etapas iniciales. Así lo señala un estudio realizado por Antonio Claret, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) con la colaboración del físico Matthias Hempel de la Universidad de Basilea (Suiza).

A lo largo de su vida, las estrellas sufren cambios en su masa, presión, composición y estructura interna para, al agotar su combustible y dependiendo de su masa inicial, evolucionar hacia un objeto compacto como una enana blanca, una estrella de neutrones o un agujero negro.

En principio se podría pensar que esta agitada evolución, que incluye episodios explosivos como el de supernova en el caso de estrellas masivas, impediría a las estrellas conservar al final de su vida alguna «memoria» o características de sus primeras etapas, pero no es así.

Según el estudio, que recogen dos artículos de la revista Astronomy & Astrophysics, se conserva un tipo de «memoria» especial: la función gamma, que guarda relación con tres parámetros estelares.

Por un lado, la energía potencial de la estrella, que surge del hecho de que sea una esfera de gas autogravitante. Por otro, su momento de inercia, que describe su resistencia a girar y está ligado a cómo se distribuye la masa en su interior —algo parecido al caso de una patinadora, que puede modificar su velocidad de rotación estirando o contrayendo los brazos—. Y finalmente, el grado de compacidad.

«Hemos estudiado el comportamiento de gamma desde las primeras fases hasta los estadios finales de la evolución estelar y concluimos que, si bien dicha función es invariable hasta las primeras etapas de la secuencia principal, o etapa juvenil, después pierde por completo esa constancia durante la etapa adulta, varía drásticamente y puede tomar valores miles de veces mayores que al inicio de la vida de la estrella”, apunta Claret.

Pero lo verdaderamente fascinante reside en que, tras las fases finales de la etapa adulta y los procesos violentos que se producen cuando las estrellas agotan su combustible, cuando estas alcanzan su fase de objeto compacto —sea enana blanca o estrella de neutrones— recuperan ese valor constante que presentaban en su infancia.

«Es curioso que esta función se pierda para reaparecer en las fases finales. Parece comportarse como un fósil: después de virtualmente desaparecer, vuelve a escena y nos aporta información sobre el organismo original», señala el investigador.

El estudio indaga también en las razones por las que ese valor constante desaparezca para volver a surgir al final de la vida de las estrellas. Y se halla una correlación entre la cantidad de energía que se genera en el núcleo de una estrella y las variaciones en la función gamma. «Hemos extendido también esta investigación a planetas gigantes, de entre una y cincuenta veces la masa de Júpiter, y siguen la misma pauta, con la diferencia de que permanece constante a lo largo de toda su vida porque carecen de actividad nuclear. Parece realmente ser una función universal», apunta Claret.

De interés para las estrellas de neutrones

Esta investigación ha resultado de especial interés en el caso de las estrellas de neutrones, un tipo de objetos extremadamente compactos que pueden contener una masa equivalente a la del Sol concentrada en un diámetro aproximado de catorce kilómetros.

Estas estrellas constituyen un posible final en la vida de una estrella masiva que, tras expulsar todas sus capas en una explosión de supernova, solo conserva el núcleo. Si la masa de la estrella progenitora es menor que unas veinte masas solares dará lugar a una estrella de neutrones, mientras que si supera ese límite se contraerá hasta que su densidad se vuelva infinita y produzca finalmente un agujero negro.

«El hecho de que la función gamma se recupere incluso después de una explosión de supernova resulta sorprendente», afirma Claret. Gracias a este estudio, el investigador ha establecido un criterio de estabilidad para las estrellas de neutrones, que no solo define qué condiciones deben cumplir para conservar la estabilidad y no colapsar en un agujero negro, sino que además permitirá seleccionar, entre los modelos disponibles, cuál describe mejor la estructura interna de estos objetos.

«Actualmente estamos investigando las implicaciones de dichas propiedades en el umbral de la formación de agujeros negros», adelanta el investigador.

Referencias bibliográficas: A.Claret, M. Hempel. «The internal structure of neutron stars and white dwarfs, and the Jacobi virial equation II». Astronomy & Astrophysics 552, abril de 2013. DOI: http://dx.doi.org/10.1051/0004-6361/201220565. y A.Claret. «The internal structure of neutron stars and white dwarfs, and the Jacobi virial equation». Astronomy & Astrophysics, 2012. DOI: http://dx.doi.org/10.1051/0004-6361/201219176

Fuente: Sinc. Aportado por Eduardo J. Carletti

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Pulsar camaleónico asombra a los astrónomos

Utilizando un telescopio satelital de rayos X combinado con radiotelescopios terrestres, se encontró que el púlsar cambia en una media hora, más o menos, entre dos estados extremos: uno dominado por pulsos de rayos X y el otro por un patrón muy organizado de pulsos de radio

La investigación fue dirigida por el profesor Wim Hermsen del Instituto Holandés para la Investigación Espacial y la Universidad de Amsterdam y se publicará en la revista Science el 25 de enero de 2013.

Investigadores del Observatorio de Jodrell Bank, así como instituciones de todo el mundo, utilizaron observaciones simultáneas con el satélite XMM-Newton de rayos X y dos radiotelescopios, el Low Frequency Array (LOFAR) en los Países Bajos y el Giant Metrewave Telescope (GMRT) en la India para revelar este comportamiento, único hasta ahora.

Los púlsares son pequeñas estrellas giratorias del tamaño de una ciudad, a unos 20 km de diámetro. Emiten haces de radiación dirigidos en sentidos opuestos desde sus polos magnéticos. Al igual que un faro, como la estrella gira y el haz barre repetidamente a la Tierra, nosotros vemos un destello breve.

Algunos púlsares producen radiaciones en todo el espectro electromagnético, incluyendo los rayos X y las ondas de radio. A pesar de ser descubiertos más de 45 años atrás, aún no se conoce el mecanismo exacto por el cual los púlsares brillan.

Se ha sabido por algún tiempo que algunos púlsares emisores de radio cambian su comportamiento entre dos (o incluso más) estados, cambiando el patrón y la intensidad de sus impulsos de radio. El momento del cambio es, a la vez, imprevisible y repentino. También se sabe, gracias a los telescopios a bordo de satélites, que un puñado de púlsares de radio también pueden ser detectados en frecuencias de rayos X. Sin embargo, la señal de rayos X es tan débil que no se sabe nada de su variabilidad.

Para averiguar si los rayos X también pueden cambiar, los científicos estudiaron un determinado púlsar, denominado PSR B0943+10, uno de los primeros en ser descubierto. Tiene pulsos de radio que cambian a cada hora de forma y brillo, con algunos de los cambios ocurriendo dentro de aproximadamente un segundo.

El Dr Stappers Ben de la Escuela de Física y Astronomía de la Universidad de Manchester dijo: «El comportamiento de este púlsar es bastante sorprendente, es como si tuviera dos personalidades distintas. Como PSR B0943+10 es uno de los pocos púlsares conocidos que también emite rayos X, descubrir cómo se comporta esta radiación de mayor energía durante los cambios de radio podría proporcionar una nueva comprensión de la naturaleza del proceso de emisión.»

Puesto que la fuente es un débil emisor de rayos X, el equipo utilizó el más sensible telescopio de rayos X que existe, el XMM-Newton de la Agencia Espacial Europea, a bordo de una nave espacial que orbita la Tierra. Las observaciones se llevaron a cabo en seis sesiones separadas por aproximadamente seis horas de duración. Para identificar el momento exacto del cambio en la conducta de radio del púlsar, las observaciones de rayos X fueron rastreadas simultáneamente con dos de los más grandes telescopios de radio en el mundo, LOFAR y la GMRT.

Lo que los científicos descubrieron fue que, mientras que los rayos X, efectivamente, cambian su comportamiento al mismo tiempo que la emisión de radio, como era de esperar, en el estado en el que la señal de radio es fuerte y organizada los rayos X eran débiles, y cuando la emisión de radio pasaron a ser débiles, los rayos X fueron más brillantes.

Al comentar sobre los hallazgos del estudio, el director del proyecto, Wim Hermsen, dice: «Para nuestra sorpresa, encontramos que cuando el brillo de la emisión de radio se reduce a la mitad la emisión de rayos X se acrecienta por un factor de dos. Además, los intensos rayos X tienen un muy diferente carácter que los momentos brillantes de radio, ya que parecen ser de origen térmico y pulsar con el periodo de rotación de la estrella de neutrones».

El Dr Stappers dice que este es un descubrimiento emocionante: «Además de crecer el brillo en los rayos-X descubrimos que la emisión de rayos X también muestra pulsos, algo que no se ve cuando la emisión de radio es brillante. Esto es lo contrario de lo que habíamos esperado. He comparado los cambios en el púlsar a un camaleón. Al igual que el animal, la estrella cambia en reacción a su entorno, como por ejemplo un cambio en la temperatura.»

Geoff Wright, de la Universidad de Sussex, añade: «Nuestras observaciones sugieren fuertemente que aparece un «punto caliente» temporal cerca del polo magnético del púlsar, que se enciende y se apaga con el cambio de estado. Pero es por completo desconocido por qué un púlsar debe sufrir cambios tan drásticos e impredecibles».

El siguiente paso para los investigadores es observar otros objetos que tienen un comportamiento similar para investigar lo que ocurre con la emisión de rayos-X. A finales de este año habrá otra ronda de simultáneas de rayos X y observaciones de radio en un segundo púlsar. Estas observaciones incluyen el telescopio Lovell en el Observatorio Jodrell Bank.

Fuente: Science Daily. Aportado por Eduardo J. Carletti

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Un púlsar fija récord de velocidad: 9,6 millones de km por hora

Es posible que el observatorio Chandra de rayos X de la NASA, el telescopio XMM-Newton de la ESA y el radiotelescopio Parkes de Australia hayan divisado el púlsar con el movimiento más rápido que se haya visto hasta ahora

La evidencia potencial de esta velocidad sin precedentes proviene, en parte, de los rasgos resaltados en la imagen compuesta que sigue a continuación. Se han combinado las observaciones de rayos-X del Chandra (verde) y el XMM-Newton (violeta) con los datos infrarrojos del proyecto 2MASS y los datos ópticos del Digitized Sky Survey (de color rojo, verde y azul, que aparecen en la imagen en blanco).

La gran área difusa de rayos X observada por el XMM-Newton se produce cuando una estrella masiva ha explotado como supernova, dejando tras de sí un campo de restos (remanente de supernova), que se conoce como SNR MSH 11-16A (imagen en la parte superior de la página). Las ondas de choques de la supernova han calentado el gas de alrededor a varios millones de grados Kelvin, causando que el remanente brille intensamente en rayos-X. La imagen del Chandra que se muestra en el recuadro («X-ray close-up», o «primer plano de rayos X») revela una fuente de rayos X en forma de cometa bien fuera de los límites de los restos de supernova. Esta fuente está formada por un objeto puntual con una larga cola por detrás que se extiende unos 3 años luz. Es muy probable que la brillante estrella cercana, y también la que se ve dentro de SNR MSH11-16A, sean estrellas ubicadas adelante (más cerca de nosotros), no relacionados con el remanente de supernova.

La fuente puntual de rayos X fue descubierta por el Laboratorio Internacional de Astrofísica de Rayos Gamma, o INTEGRAL (International Gamma-Ray Astrophysics Laboratory), y se llama IGR J11014-6103 (o IGR J11014, para abreviar). Puede ser una estrella súper-densa que gira rápidamente —un «púlsar», que es un tipo de estrella de neutrones— que fue expulsada durante la explosión. Si es así, se ha alejado del centro de la remanente a millones de kilómetros por hora.

La interpretación más aceptada de la cola que muestra el punto emisor de rayos X es que una nebulosa del viento del púlsar, es decir, un «viento» de partículas de alta energía producidas por el púlsar, que ha sido barrida por un frente de choque creado por la alta velocidad del púlsar. (Un caso similar se observó en otro objeto, conocido como PSR B1957 +20).

La alargada emisión está apuntando hacia el centro de MSH 11-61A, donde se ha formado el púlsar, respaldando la idea de que la imagen de Chandra es una nebulosa de viento de púlsar y su arco de choque. Otro rasgo interesante de la imagen del Chandra, que también se observa con el XMM-Newton, es la débil cola de rayos X que se extiende hacia la parte superior derecha. Se desconoce qué causa esta forma, pero se han observado colas similares en otros púlsares que tampoco se alinean con la dirección del movimiento del púlsar.

Basándose en las observaciones anteriores, los astrónomos estiman que la edad de MSH 11-16A es de aproximadamente 15.000 años, y que se encuentra a una distancia de unos 30.000 años luz de distancia de la Tierra. Combinando estos valores con la distancia que parece haberse movido el púlsar desde el centro de la MSH 11-61A, los astrónomos estiman que IGR J11014 se está moviendo a una velocidad de entre 8,6 y 10 millones de kilómetros por hora.

La única estrella de neutrones relacionada con un remanente de supernova que podría rivalizar con esta velocidad es la candidata que se encuentra en el resto de supernova conocido como G350.1-0.3. Se estima que la velocidad de la candidata a estrella de neutrones en este sistema se encuentran entre 4,8 y 9,6 millones de kilómetros por hora.

Las altas velocidades estimadas para ambas, IGR J11014 y la candidata a estrella de neutrones en G350.1-0.3, son preliminares, y deben ser confirmadas. Si se confirman, explicar las altas velocidades de estas estrellas de neutrones presenta un grave problema para los modelos existentes para las explosiones de supernovas.

Es importante advertir que en la conclusión de que IGR J11014 puede ser el púlsar en movimiento más rápido es que no se han detectado pulsaciones en él durante una búsqueda con el radiotelescopio Parkes de la Organización Científica e Investigación Industrial (CSIRO). Esta falta de detección es no sorprendente en un púlsar que está situado a unos 30.000 años luz de distancia.

Sin embargo, hay otros elementos de prueba que respaldan la interpretación de que es un púlsar. En primer lugar, la falta de detección de una imagen óptica o de infrarrojos de la fuente de rayos X es compatible con la idea de que se trata de un púlsar, ya que la emisión de estos objetos son muy tenues a estas longitudes de onda. Además, parece no haber diferencias en el brillo de la fuente entre las observaciones de XMM-Newton en 2003 y las observaciones de Chandra en 2011, comportamiento que es esperable si IGR J11014 es un púlsar. Por último, el espectro de rayos X de la fuente, es decir, su señal energética, es similar a lo que los astrónomos esperan ver en un púlsar.

Fuente: The Daily Galaxy. Aportado por Eduardo J. Carletti

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