El Reino Unido y Europa continental podrían sufrir inviernos muy fríos de manera regular como resultado de la escasa actividad solar, según afirman investigadores británicos
Éstos han identificado la relación entre una cantidad menor de manchas solares y las condiciones atmosféricas que impiden que los vientos calientes procedentes del oeste alcancen Europa durante los meses de invierno.
Pero añadieron que el fenómeno sólo afecta a una región particular del mundo y que no alterará la tendencia global al calentamiento terrestre.
Los resultados de la investigación acaban de ser publicados en la revista científica especializada en temas de medio ambiente Environmental Research Letters.
«Acabamos de pasar lo que denominaríamos como un invierno muy frío, y simplemente se quería comprobar si se trataba de una pura coincidencia o de algo fundado desde el punto de vista estadístico», afirmó el autor principal de la publicación, Mike Lockwood, profesor de física del medio ambiente de la Universidad de Reading, en el Reino Unido.
351 años atrás
Para examinar si existía una relación, el Profesor Lockwood y sus colegas coautores del estudio, compararon los niveles solares con los datos registrados en el Centro Inglés de Temperaturas (CET, por sus siglas en inglés), que constituye el registro más grande y continuado de este tipo de datos instrumentales en el mundo.
Los investigadores retrocedieron 351 años en el tiempo y miraron los datos contenidos en el CET hasta un período conocido como el mínimo de Maunder, una prolongada época de escasa actividad solar que duró más de medio siglo.
El mínimo de Maunder tuvo lugar en la última parte del siglo XVII, un período en el que Europa experimentó una serie de duros inviernos, lo que llevó a muchos a dudar de si se trataba de una «pequeña edad del hielo«. Tras esta etapa, se produjo un período de aumento gradual de la actividad solar que duró hasta 300 años.
El profesor Lockwood explicó que los estudios sobre la actividad del Sol, de la que se cuenta con datos que van más allá de 9.000 años, muestran que la estrella suele incrementar paulatinamente su actividad en un período de unos 300 años para volver a bajar de manera repentina en períodos de unos 100 años.
Y afirmó que el actual declive comenzó en 1985 y que se encuentra a mitad camino para alcanzar las condiciones del mínimo de Maunder.
Esto permitió a los investigadores comparar lo que ha ocurrido en los últimos años con lo que pasó a finales de 1600.
«Pensamos que sería posible enmarcar el mínimo de Maunder en lo que está ocurriendo en estos últimos años», declaró a la BBC.
Intenso frio
El profesor Lockwood afirma que hay varias razones para explicar la relación, pero que su equipo se decanta por la idea de un fenómeno meteorológico conocido como «bloqueo».
Este fenómeno afecta la dinámica de las corrientes de chorro, que son vientos de mucha fuerza que circulan entre 7 y 12 kilómetros por encima de la superficie terrestre y que pueden tener una gran influencia en el tiempo. Hay una corriente en chorro presente en cada hemisferio.
«Europa es particularmente susceptible, en primer lugar por que está justo debajo de la corriente de chorro del hemisferio norte», explicó Lockwood.
«El bloqueo ocurre cuando la corriente forma una silueta con forma de S sobre el noreste Atlántico, causando que el viento gire sobre su eje. Si no existiera este bloqueo las corrientes traerían vientos cálidos y mojados que producen el tiempo por el que somos famosos en Gran Bretaña».
«Pero si las corrientes en chorro son bloqueadas y empujadas hacia el norte, entonces los fríos y secos vientos del este vuelan sobre Europa, resultando en un dramático descenso de las temperaturas», indicó el investigador.
«Este bloqueo parece ser una de las cosas que puede ser modificada por la actividad solar», apuntó.
Estudios recientes han demostrado que cuando la actividad solar es baja, estos bloqueos se mueven más hacia el este desde el noreste de Norte América hacia Europa y se vuelve más estable.
Se cree que un bloqueo prolongado ha sido responsable de las frías y heladas temperaturas que sufrió Europa en este invierno.
Las observaciones escritas del periodo del mínimo de Maunder hablan de un viento proveniente del este particularmente en los inviernos más fríos, lo que refuerza las hipótesis del bloqueo del equipo investigador.
La manera en la que la actividad solar afecta el comportamiento de los episodios de bloqueo está relacionada con la cantidad de emisiones de rayos ultravioleta producidos por el sol.
Los rayos ultravioleta solares calientan la estratosfera (situada entre 20 y 50 kilómetros de la superficie), y ,en particular, la estratósfera ecuatorial. Esto resulta en un gradiente de temperatura, lo que lleva la formación de vientos en las altas capas.
Estudios previos han mostrado que el estado de la estratosfera puede marcar una diferencia considerable en lo que ocurre en la tropósfera, que es donde se producen las corrientes en chorro, según explicó el profesor.
Bloqueo central
El profesor Lockwood insistió, sin embargo, en que el bloqueo solo afectaba a una región específica de la geografía y que no tendría un efecto más amplio en el total de sistema climático de global.
Para ilustrar su teoría, dijo que el sistema de registro del CET mostraba que el invierno ha sido el decimocuarto más frío en la historia de los últimos 160 años en el Reino Unido, pero el quinto más caliente en el clima global.
Uno de los colegas de Lockwood en la Universidad de Reading se refirió a Europa como el continente del «bloqueo central».
La razón es fundamentalmente porque las corrientes en chorro llegan desde el Océano Atlántico y se desaceleran cuando llega a Europa.
«No se produce la misma combinación de circunstancias que produzcan un bloqueo tan fuerte en ningún lugar del mundo», señaló el científico.
Mientras se espera que el declive de la actividad solar continúe durante las próximas décadas, advirtió que más episodios frecuentes de bloqueos no resultarán necesariamente en Europa viéndose sometida a temperaturas por debajo de los cero grados cada invierno.
«Si miramos al último periodo de baja actividad solar al final del siglo XVII, encontramos que el invierno más frío registrado se produce en 1684, pero justo al año siguiente, cuando la actividad era todavía baja, se produjo el tercer invierno más caliente en el registro de 350 años».
En relación con los resultados de la investigación, el doctor Peter Stott, jefe de observación del tiempo en la oficina meteorológica del Reino Unido, valora que «esta publicación proporciona evidencia adicional acerca de que lo que ocurre en la estratósfera puede ser importante para el clima en la superficie».
Pero añade «Los resultados sugieren un posible efecto, pero se necesita más investigación para precisar los mecanismos y explicar cómo de significativos pueden ser estos efectos en determinar la probabilidad de inviernos más fríos en el Reino Unido», añadió.
El profesor Lockwood se va a dedicar ahora a examinar la influencia de la baja actividad solar en el tiempo en Europa durante el verano.
Fuente: BBC Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti
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