En un nuevo recuento de cráteres se encontró que uno de los accidentes geográficos más misteriosos del planeta rojo es, probablemente, 2.000 millones de años más antiguo de lo pensado, lo que indica que puede haber tenido un origen volcánico
La Formación Medusa Fossae, un depósito cerca del ecuador marciano de unos 1.000 kilómetros de extensión, ha tenido perplejos a los científicos que estudian el planeta desde hace mucho tiempo. Los investigadores no están seguros de qué material compone esta formación, y sus esfuerzos para determinarlo a lo largo de los años se han visto obstaculizados por la gruesa capa capa de polvo que cubre todo.
La superficie está completamente oculta de la vista de los espectrómetros orbitales, explica el investigador Jim Mars Zimbelman, del Centro de Estudios Terrestres y Planetarios (Center for Earth and Planetary Studies) del Museo Nacional del Aire y el Espacio (National Air and Space Museum) de la Institución Smithsoniana (Smithsonian Institution). «Así que tenemos cero precisiones sobre la composición de la misma.»
Algunos científicos piensan que la formación Medussae es un enorme montón de cenizas volcánicas comprimidas, mientras que otros sospechan que es una capa consolidada del polvo llevado por el viento. Con los años, otras teorías han propuesto un origen oceánico, o proponen que gran parte de ella puede estar compuesto de hielo de agua.
Un nuevo estudio, dirigido por Zimbelman y publicado en la revista Science, lleva el presunto origen de esta rareza de Marte a hace casi dos mil millones de años más atrás en el tiempo, dando más crédito a la teoría de la ceniza volcánica.
Contando cráteres
Las estimaciones de la edad de Medusae Fossae han cambiado a lo largo de los años. En la década de 1980, los científicos pensaban que la formación era muy joven; desde unos pocos cientos de millones a 1.000 millones de años, dice Zimbelman. Los estudios realizados a mediados de la década de 2000 llevaron hacia atrás la estimación de su formación, concluyendo que es probable que Medusae tenga alrededor de 1.600 millones de años.
Los científicos llegaron a estas edades aproximadas sobre todo en base al conteo de los cráteres, sobre la base de las observaciones de las naves Viking de la NASA y otras sondas que han estudiado Marte. Cuanto más cráteres se observan en una superficie, más antigua tiende a ser.
Si bien algunas de estas presuntas edades diferían en más de mil millones de años, el consenso era que Medusae Fossae se formó hace relativamente poco en términos geológicos, después de que Marte cambió para ser el planeta seco y polvoriento que hoy conocemos.
En el nuevo estudio, Zimbelman y su co-autor Stephen Scheidt, también del Centro de Estudios Terrestres y Planetarios, hizo un recuento actualizado de cráteres en los confines occidentales de la formación. Se analizaron las imágenes de tres sondas en Marte de la NASA: la Mars Global Surveyor, la Mars Odyssey y la Mars Reconnaissance Orbiter.
Los investigadores descubrieron muchos cráteres que no habían sido detectados antes, lo que sugiere que Medusae Fossae es mucho más antigua que lo que los científicos habían imaginado. El nuevo recuento de cráteres, explicó Zimbelman, lleva hacia atrás la edad probable de estos relieves de Marte al período Hesperiano, una era marciana que transcurrió aproximadamente hace 3.800 millones a 3.500 millones de años.
Un Marte más húmedo
El Marte Hesperiano era mucho más cálido y más húmedo. Si la formación de Medusae es establecida en el Hesperiano, es una buena noticia para la hipótesis de la ceniza, según Zimbelman.
«Existiendo una interacción entre el agua y el magma o lava, o una erupción volcánica, lo cual es una buena manera de generar cenizas «, dijo Zimbelman a SPACE.com. «Eso pasa mucho aquí en la Tierra».
«El material caliente interactúa con el agua y genera, al instante, un montón de vapor de agua», explicó. «Y eso es lo que hace explotar todo en partículas muy finas».
El nuevo estudio dista de ser impactante. Para entender en verdad Medusae Fossae y su historia, puede que los científicos tengan que investigar la formación de cerca y en persona. Y podrían tener la oportunidad de hacerlo pronto, porque el margen occidental de Medusae se encuentra cerca del cráter Gale, a donde circulará el vehículo robot Curiosity de la NASA, de una tonelada, la noche del 5 de agosto.
El principal objetivo de curiosear allí es evaluar si el área del cráter Gale —incluyendo el Monte Sharp, la enigmática elevación de 5 kilómetros de altura que se eleva en el centro del cráter— es, o fue alguna vez, capaz de sostener vida microbiana.
Sin embargo, Zimbelman espera que el rover también pueda tomarse un poco de tiempo para ayudar a resolver el misterio de la Medusae Fossae.
Parte de la razón de publicar el estudio ahora, dijo, es «sembrar la semilla en la mente del equipo científico de Curiosity para que, cuando esté explorando la elevación en busca de sus características para la vida, si pasan por cualquiera de estas capas distribuidas de manera uniforme en la parte superior de la colina, nos podría dar una primer medición de la composición de ese material. Eso sería grandioso».
Fuente: Space. Aportado por Eduardo J. Carletti
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