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CUBA

 

 

Una nave exploradora descubre un planeta habitado por una raza humanoide, tan primitiva que aún no rebasa la etapa de cazadores-recolectores. Dato curioso: sus miembros nunca cantan, silban, ni siquiera golpean objetos rítmicamente.

¿Ignorarán el mismo concepto de música? El antropólogo de la expedición decide averiguarlo. Y les regala a los pobres seres escalas y armonías cada vez más complejas.

Toda la tribu escucha, en absorto silencio. Cuando el humano concluye Tocata y Fuga en Re Menor, un nativo se le acerca, suplicante. Con sonrisa condescendiente, el científico le cede su puesto al teclado del sintetizador.

El «salvaje» lo sorprende repitiendo de memoria la obra maestra de Bach, sin equivocar una nota.

Luego ocupa su sitio otro, que hace brotar de las teclas una compleja e inédita tonadilla dodecafónica.

El atónito humano comienza a sudar, aterrado sin saber muy bien de qué.

Las notas que el tercer intérprete nativo extrae del sintetizador son ya la Perfección Pura. La Armonía Original. La Banda Sonora del Big-Bang. La mismísima Música de las Esferas.


Ilustración: Laura Paggi

El científico humano, ateo convencido de toda la vida, pierde la razón.

Impresionados, los demás tripulantes de la nave abandonan el planeta y borran sus coordenadas de la memoria del ordenador de a bordo. Pero alguien habla, y el mundo de los genios musicales se vuelve leyenda.

Todavía hoy muchos lo buscan.

Algunos, curiosos o escépticos, para aprender los secretos de sus melodías.

La gran mayoría, con la rabia feroz de la fe traicionada, para destruirlo…

 

 

Este cuento se vincula temáticamente con WARREH SPAWN, de Magnus Dagon; EL CONCIERTO, de Isidro Martínez Palazón; EL ORFEÓN, de Luis Mancilla; y EXTERMINIO, de Yunieski Betancourt Dipotet.


Axxón 224 – Noviembre de 2011

Cuento de autor latinoamericano (Cuento : Fantástico : Ciencia Ficción : Contacto con extraterrestres : Arte : Cuba : Cubano).

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